하나 ; BLOODLINE

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Durante su infancia, Taeyong siempre soñó mil veces que es lo que la vida de adulto le traería. Su mente siempre se llenaba de aquellos sueños que lo llevaban a su futuro, ¿llegaría a ser un bombero? Uno de sus primeros deseos que se formó cuando apenas tenía cinco años; o ¿sería acaso un idol de la industria coreana? Había deseado demasiado convertirse en uno después de haber visto alguna presentación en algún canal del televisor. ¿Qué tal si se convertía en un policía? ¿o un agente secreto? Las películas de aquel género siempre le habían emocionado y estaba seguro que podría llegar a ser alguien que cuidara y protegiera de la ciudad si se lo proponía.

Sin embargo, la realidad lo golpeó al cumplir los dieciséis años. Tendría que ser él, al ser hijo único, quien tomara las responsabilidades de la empresa de su padre una vez que se haya jubilado. Así que no importara lo mucho que soñara o lo mucho que quisiera ser a la mayoría de edad, porque él terminaría en una oficina, rodeado de papeles que firmar, con juntas por atender y negocios por cerrar.

Y es dónde ahora mismo se encontraba, a sus veintiséis años en la oficina que alguna vez le perteneció a su padre y que ahora estaba llena de lo que alguna vez quiso escapar, aun así, agradecía que su padre le enseño lo suficiente para convertirse en el gran empresario que ahora es. Su padre, quien había sido un gran hombre, que le había enseñado increíbles cosas de la vida, que lo había formado para cualquier situación, quién esperaba que siempre diera lo mejor de él... pero nunca lo preparó para aquello que llegó a sus oídos aquella particular mañana de invierno. Aquellas palabras que lo dejaron estático en medio de su oficina. Las palabras que su cerebro no lograba procesar y que cayeron en el como un baldazo de agua fría.

— Señor Lee, necesitamos que venga urgentemente al hospital general de Seúl, su hija lo necesita.

Hija... Hija... Hija...

¿De qué estaba hablando aquella persona a través de la línea? ¿Era acaso alguna broma? No, no creía que hubiera alguien tan torcido como para bromear con algo como aquello.

¿Pero había escuchado bien?

— Señor Lee, ¿aún sigue en la línea?

Un simple murmuro salió de su garganta, aun pensado profundamente en que sería lo que saldría de las palabras de aquella persona.

— Lamentamos mucho lo sucedido con la señorita Shin, sin embargo, requerimos su presencia lo antes posible para llenar los formatos necesarios y que su hija pueda salir del hospital junto a usted.

Hija... SU hija...

Las manos de Taeyong comenzaron a sudar sin parar, su cabeza comenzó a revolotear y su estómago comenzó a sentirse nauseoso. Su oficina ni siquiera era del gran tamaño que solía ser unos minutos atrás. Ahora, cada vez se hacía más y más pequeña. ¿Por qué de repente comenzó a sentir calor? ¿Qué no se supone que estaba nevando fuera?

¿Estaba por desmayarse? No, no Taeyong. Respira. Respira. Respira.

Hija.

— ¿Señor Lee?

Nuevamente aquella voz lo llamó, como un taladro a sus oídos. Taeyong tomó una bocana de aire y salió de su profundo trance. Secó sus manos en el pantalón de su traje y tragó fuertemente.

— Yo-... emh... enseguida voy hacia allá.

¿Irás? ¡Pero tu ni siquiera tienes una hija, Lee Taeyong? ¿Ms. Shin? ¿Quién demonios era Shin?

Pero debía ir, una niña lo estaba esperando en algún lugar de aquel hospital y antes de cualquier cosa, debía aclarar esta situación. Debía ir y aclarar todo.

rockabye ; taeyongWhere stories live. Discover now