El diario de Nessie Ayers | SKINS UK

Capítulo 35: Cristal del infierno.

Desperté de nuevo cuando la puerta del cobertizo chirrió, me removí un poco para poder acomodarme de forma correcta. No fue fácil, mi cuerpo estaba aferrado al del chico. Mis piernas estaban enroscadas en su cintura y mis manos habían estado buscando su contacto durante la noche.

Me levanté un poco hasta quedarme sentada, pues habíamos dormido en el sofá de Freddie. Ojeé al chico antes de ver quién había entrado en el cobertizo, la persona con la que había dormido era Cook. El rubio se estaba despertando y por la postura en la que se encontraba me daba pistas de que durante toda la noche había dormido con la boca abierta y la mandíbula desencajada. Es cierto que la anterior vez que me había despertado podía apreciar los leves ronquidos de Cook.

El rubio bostezó sonoramente. La manta roja ya no estaba sobre ambos, el chico se la había quedado toda para él y una de sus manos rodeaba mi cintura al completo. Como mi vestido se había subido un poco al pasar la noche, Freddie se tapó los ojos.

—¡Ay, no, no, no! —se alarmó Freddie.

—No ha pasado nada, Freddie. —me quejé.

Mi boca estaba seca, me urgía desayunar y no era un gran momento para hacérselo saber. Al menos, no así.

—Hola a todos. —se acomodó Cook para mirar a Freddie— Dime, ¿qué le pasa a Effy?

—N-Nada. —salté.

—Nada, nada, todo va... Todo va bien. —me respaldó Freddie, tratando de disimular lo mejor que pudo.

—¿No querréis decir que todo apunta a que está arruinada? —se mofó Cook.

—Cook, escucha lo que te voy a decir que es muy importante ¿Vale? —anunció Freddie, su amigo asintió con la cabeza— No puedes quedarte ni un día más aquí, me vas a meter en problemas y ya tengo demasiados que resolver. Así que, por favor, ahora voy a traerte el desayuno por lo que no muevas tu huesudo trasero de momento.

—Vale, no me moveré, ¿pero dónde podía traer a Nessie entonces? Piensa un poco. —le regañó Cook— Estaba fatal y ni siquiera os disteis cuenta.

—Podrías haberla llevado a su casa, pensaste en ti más que en ella al llevarla aquí, joder. —se quejó Freddie— Ahora vuelvo.

Tras escupir esas últimas palabras, Freddie abandonó el cobertizo dando un fuerte portazo dejándonos a los otros dos adolescentes en soledad. El silencio se tornó incómodo con aquel estruendo que causó el moreno. Estaba sucediendo justo lo que tanto había estado evitando semanas atrás, sin embargo, parece que la vida siempre hace que Cook y yo nos encontremos cuando más tratamos de olvidar al otro. Me iba demasiado bien no saber nada de él porque, de otro modo, sentía mis pulsaciones acelerarse con su cercanía. Me senté en el sofá, rompiendo todo contacto que estuvimos compartiendo, mi compañero de sueño no se quejó sobre mi decisión, nada más faltaría...

Me sentí algo avergonzada por haber dormido con él, lo único que podía recordar de la anterior noche es que ambos discutíamos porque yo le había dicho alguna tontería y de pronto... Creo que le dije con palabras ambiguas que nuestra  cercanía me hacía querer ser curiosa al contemplar sus labios. No fue un comentario obvio por mi parte, pero resultó entendible para él. Por suerte, se negó rotundamente por el estado en el que me encontraba y... Sí, ha sido una suerte, ya está, no se dirá nada más de esto.

—Buenos días, princess. —dijo, bostezó de nuevo y me lo pegó.

Mi corazón se agitó, al igual que mi estómago, cuando ese apodo que suele ponerme salió por su boca como una melodía cotidiana.

—Mhm. —asentí, era como decirle buenos días sin esas palabras.

—¿Estás mejor? —cuestionó, preocupado, se sentó a mi lado respetando la distancia que yo había marcado entre ambos— Ayer estabas fatal y no se me ocurrió otra cosa que traerte aquí, si te dejaba con el borracho de tu padre no me quedaría tranquilo. Estoy seguro de que ni siquiera te atendería, Augusto no es confiable.