Capítulo 5: Futuros problemas y la invitación.

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—¿A primera hora educación física? —se quejó Sid.

—Lo sé, es un puto palo... Pero qué le vamos a hacer... —suspiré, cansada.

Ambos conversábamos por teléfono mientras yo anduve en dirección al instituto. Temo ir sola por la calle por todas las cosas que nos pasan a las mujeres, por lo que Sid decidió mostrarme apoyo y estar a mi lado durante todo el trayecto aunque estuviéramos a quilómetros de distancia.

—Dime —oidió—, ¿Cómo te está yendo? Si te hacen algo dímelo que me planto en Bristol y los mato, eh. —me advirtió.

—Puedo lidiar con ello sola si sucede, así que tranquilo. —le calmé.

—Te lo digo en serio, Nessie.

—Vale, vale, no me mates.

—Bueno, ¿Cuánto te queda para llegar?

Observé lo que me rodeaba, ya estaba en el recinto escolar y ni cuenta me había dado. Hablando con Sid el tiempo me pasó volando, parecía que el reloj avanzara más rápido a posta para que no pudiéramos pasar más tiempo juntos.

—Te vas a reír, pero acabo de llegar y ni cuenta me había dado. —dije, vergonzosa.

—No pasa nada, ahora que estás bien estoy más tranquilo —confesó—. Si necesitas algo llámame, ¿Vale?

—Vale, adiós.

—Hasta luego.

Colgué la llamada muy a mi pesar y empecé mi jornada escolar entrando por la puerta principal, me pareció extraño que Effy no estuviera esperando a fuera. No tenía ni un mísero mensaje suyo, así que decidí ser yo quién lo enviara.


«Effy, estoy en el vestíbulo ya me dirás algo cuando llegues.»


No tardó en contestarme, sin embargo, me llevé una desilusión tremenda.


«Ah, perdón por no haberte avisado ❤️ Estoy ya en los vestuarios del gimnasio.»


Pensé en que me estaba perdiendo algo, sin embargo, no le puse más atención al tema y me fui del vestíbulo rumbo a los vestuarios del gimnasio. No me quedaba otra que seguir el horario escolar pese a estar muerta de sueño y con miles de ganas de volver a casa para encontrarme con mi cama. Reflexionando en mi camino, caí en que la actitud de Effy podía estar siendo así si se hubiese dado la posibilidad de que Cook le hubiese preguntado por mi número de teléfono. Que podría ser muy probable...

Yo ya iba con el chándal escolar y no me gustaba para nada: La camiseta era blanca y de manga corta y los pantalones de chica eran azules, cortos y muy apretados. Me sentía mal llevando eso, parecía que me fuera pequeño y cuando llegué al vestuario me di cuenta de que a todas les quedaba así. Me sentí más relajada al ver que no era la única haciendo el ridículo.

No obstante, parecía ser la única que estaba incómoda al llevar eso, todas parecían gozarlo. Pandora simplemente le seguía el rollo a todas, estaba completamente influenciada. Pero eso último no es ninguna novedad...

Puse mis cosas en el sitio libre que había en los vestuarios. Éramos pocas chicas, pero a la vez muchas porque el espacio no era muy grande.

Como yo no tenía que cambiarme la ropa, solo debía dejar mi mochila y mi bolsa de ropa de recambio en mi espacio de las banquetas. Las chicas me miraban mal, como si no vieran bien el hecho de que yo ya llevara el chándal y no me cambiara allí la ropa como las demás. No entiendo por qué la gente siempre juzga constantemente lo que hago, es decir, es normal porque todo el mundo es así de por sí, pero sí que debo decir que tienen una fijación conmigo que resulta espectacular.

El diario de Nessie Ayers | SKINS UKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora