¿Quién es ella?

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POV: Venable.

"¿Cari?" El intercomunicador sonó por la habitación. "¿Cari?" Suspiré, respiré profundamente tratando de no perder los nervios y presioné el pequeño botón rojo en mi escritorio.

"¿Sí?" Respondí, intentando que no se notase mi aura negativa a través de mi tono de voz.

"Cari, ven aquí por favor. Tenemos que hablar contigo," Esta vez fue la voz de Mutt en vez de la de Jeff. Mutt es el más cabrón de los dos, quien siempre está llamándome "cari". Puse los ojos en blanco y mi dedo encontró el botón una vez más.

"Voy..." Dije en un tono alegre a la vez que falseando una sonrisa que nadie podía ver. Me levanté de la silla y me apoyé en mi bastón. Sólo podía imaginar lo que querían de mí. A lo mejor se han quedado sin cocaína, o prostitutas, o las dos cosas. De verdad, sería difícil saber a cuál de las dos son más adictos.

Sujeto mi tarjeta de seguridad contra el lector y la puerta hacia su laboratorio se abre. Ni siquiera se dan cuenta de la apertura de la puerta. Me quedo ahí por un segundo más de lo pensado, mirando a los hombres en los que he malgastado dos décadas. Sacudo mi cabeza inconscientemente decepcionada de en lo que se habían convertido. Jeff acababa de hacerse una raya con su nariz todavía blanca por la cocaína y Mutt está viendo distraídamente la pantalla de su ordenador, mientras que su polla se está deslizando entre los dientes de una muchacha medio desnuda que se arrodilla debajo de su escritorio. ¿Qué estoy haciendo aquí? Me pregunto desesperadamente.

Me hago presente caminando hacia la habitación. El repetitivo sonido de mis tacones, acompañado siempre por el sonido de este puto bastón hace que giren su cabeza en mi dirección.

"Ah, cari! Aquí estás," Mutt gira su silla para dirigirse hacia mí, sus genitales dejando la boca de la prostituta y ahora son totalmente visibles para todo el mundo. Desvío mi mirada asqueada, cerrando mis ojos y tratando de cubrir cualquier otra vista no deseada con mi mano enguantada.

"Hey, estaba trabajando aquí." Oigo una voz femenina. Más probablemente la chica de debajo de la mesa.

"Oh" Mutt se da cuenta finalmente de lo que ha pasado. Después de escuchar el sonido de una cremallera me atrevo a volver a establecer contacto visual de nuevo.

"¿Por qué estoy aquí?" Pregunto molesta, con una de mis cejas levantada.

"Ehm, si... ehm" Mutt tartamudea, pareciendo agobiado por sus propios pensamientos.

"Queríamos hablar contigo" interviene finalmente Jeff, sacando a Mutt de su estado de trance.

"Bueno, creo que esa es la única cosa que hemos establecido hasta ahora. ¿Les importaría decirme sobre qué? Me molesto aún más. ¿Por qué no pueden decirme directamente que es lo que quieren y dejar que me vaya?

"Necesitamos que nos traigas a t/n aquí" Jeff dice y Mutt asiente mientras que sonríe, gracias que no fue él el que preguntó. Urgh, no ella otra vez...

"¿Quién?" desvío tratando de obtener más información sobre está inesperada petición, pero sabiendo muy bien a quién se estaban refiriendo.

"Tú sabes quién Sra. Venable... " Jeff respondió tratando de recordarme la diferencia de poder entre nosotros dos, con su voz subida un poco.

"¿Puedo saber por qué?" Respondo, adquiriendo un tono y actitud más sumisa pero insistiendo en el tema.

"No es de tu incumbencia" actúa como si solo fuese su secretaria. ¿Con quién se cree este gilipollas que está hablando?

"Bueno, desde que lleváis mencionando su nombre cada día en el último par de meses, me pregunto que qué será tan especial sobre esta mujer. ¿Qué es lo que tiene que deja a Mutt sin la habilidad de pronunciar una frase que un crío de tres años podría decir?" Trato de sonar interesada cuando en verdad solo estoy siendo desagradable.

Asistente de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora