4 años atrás...
Acabo de entrar a la escuela y me siento muy nerviosa. No conozco a nadie, pero al menos sé algo del idioma local, o de eso trato convencerme. Es difícil mudarte, demasiado, pero era más fácil cuando era dentro de un mismo país, pero cuando cambias de país es una catástrofe de altas dimensiones. En mis quince años de vida solo había conocido a 2 países, pero demasiadas ciudades para contar; pero al menos hasta ahora no debía aprender un nuevo idioma, hasta ahora.
Nací en Colombia, pero mis padres son argentinos, por lo que hemos ido muchas veces. Y ahora, sin más, nos mudamos a Estados Unidos. Si lo vemos de esta forma, solo me habría mudado 2 veces en la vida, pero he de contar de que gracias a que mis padres son historiadores, y les encanta escribir sobre las pequeñas localidades no hemos durado más de un año en un solo lugar.
Recorrimos Colombia por completo, o al menos pequeños pueblos desde que yo nací. Quince años de mi vida donde no sé qué es la estabilidad. Y aunque debo reconocer que he visto y experimentado tantas cosas de primera mano gracias esta inestabilidad, no puedo considerarlo como mi actividad favorita. Me encantaría poder vivir más de dos años en un lugar.
Aarón, mi padre, al ver que no estaba disfrutando como ellos estas "travesías" me prometió que esta sería nuestra última mudanza, en al menos 5 años. Mami sabe que esto me está afectando. Porque nunca he tenido un amigo, o por lo menos uno de verdad. Solo he tenido amigos superficiales, no en el mal sentido, sino más bien, que solo somos amigos por un año, y no llego a conocer una persona lo suficiente como para establecer una amistad a tal profundidad. Mucho menos un noviazgo. Me alegra saber que al fin notaron que no soy feliz, pero me encantaría mas que lo hubiesen notado cuando aún querían estar en Colombia, pero sé que no puedo sacar de ellos este espíritu explorador, y por eso estamos aquí, en South Burlington. Y aunque me parece un lugar encantador no puedo evitar estar nerviosa, por la cantidad de cosas que desconozco de aquí, y lo más difícil es el idioma. He estudiado inglés, pero sé de este tanto como cualquier otro idioma. Quizá me hubiese afectado menos vivir en alguna comunidad indígena, he tenido mayor contacto con estos idiomas y quizá no me afectaría tanto, o así me quiero engañar para justificar que en meses no haya podido avanzar con las clases de inglés personalizadas que me pusieron mis padres. Ellos han querido hacer esto fácil para mí, pero como siempre el auto sabotaje puede más, y no he obtenido de estos meses de estudio más que frustración, no he podido abrir mi mente a este cambio. Pero ya no hay vuelta atrás, estoy justo en enfrente de mi escuela a punto de empezar una nueva vida.La primera persona con la que tendré contacto es con el director, no entiendo porque aquí son tan preocupados por cada estudiante nuevo; me registré ya iniciadas y sé que es algo llamativo, pero a mis padres no se les dio por investigar un poco de las escuelas estadounidenses, y resulta que cuando llegamos luego del inicio del primer semestre del año, lo cual requiere que me reúna con el director. Conocer el señor John Brown no fue algo tan espeluznante, sabe algo de español, lo suficiente para comunicarnos, y me sugirió que practicara mucho inglés, porque obvio, las clases no serán en español; luego me presentó a Matt, Matt Davies, cuando vi entrar al chico en la dirección me pareció un chico guapo, unos ojos azules tan profundos como el océano, que quedé encantada al instante. También fue muy amable, y gracias a Dios hablaba español, por ello el señor Brown le encargó ser mi guía en mis primeros días en la escuela. Su español sonaba con cierto acento mexicano, por lo que me presenté y fue lo primero que le dije:
-Un placer Matt, soy Briela, perdón por ser tan directa, pero, ¿eres mexicano?
-No te preocupes, todos cuando me conocen me preguntan eso- dijo un poco incómodo, lo que sí hizo que me preocupara un poco- yo no soy mexicano exactamente, mi madre lo es. Se casó con mi padre cuando vino al país y por ello fui criado hablando con este acento, hablar el español y el inglés desde pequeño me ha ayudado mucho- esbozó una pequeña sonrisa y bajó un poco mi ansiedad. No quería incomodar a la primera persona que conozco con preguntas fuera de lugar.
Dejé salir un pequeño suspiro de alivio y lo oí preguntarme, - Le escuché al director decir que eres colombiana, pero no tienes un acento exactamente colombiano, es más, no logro reconocerlo. ¿Puedo preguntar de dónde eres? - Me dijo mirando directamente a los ojos.
Me hizo dudar un poco si contarle algo de mí, pero ya que él fue sincero conmigo. – Si soy colombiana, nací allá, pero mis padres son argentinos, así que tengo una ligera mezcla de argentino con colombiano. Hace que te sientas fuera de lugar en ambos países- Terminé y cuando le miré supe que había dicho demasiado, le había revelado una pequeña inseguridad, rogué porque no lo notara, porque eso me ponía en cierta desventaja con él. Le miré buscando una reacción extraña, pero luego de un momento salió una sonrisa de su rostro, -Es difícil no sentirse aceptado hasta cierto punto, ¿crees que podamos ser amigos un poco desadaptados? – Sus palabras fueron tan tranquilizadoras que asentí como una niña pequeña sonriendo. Mis mejillas ya estaban casi de color carmesí por lo nerviosa y bien que me sentía en el momento. Nunca había tenido esta mezcla de sentimientos.
Pasé todo el día con Matt, fue algo extraño que no me presentara a ninguno de sus amigos ese día, pero pude sentirme aceptada por él, y en ese momento, no pude estar más agradecida.
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Incierto - EN EDICION
Teen FictionBriela es una chica que toda su vida ha sido tranquila, nunca ha experimentado el dolor y que siempre ha estado con Matt, su mejor amigo. No conoce nada más allá de su familia, escuela y Matt, pero su vida da un giro de 180 grados y lo que era una s...