Uno

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Un "dramas" de cuidado.

Esa es la frase que define ahora mismo a su novio. Rubén no puede creer que la pelea de esta semana (Por qué suelen pelear seguido por tonterías) sea por el maldito chocolate que encontró en el refrigerador una madrugada.

Y ahora Samuel no le habla.

Pero es que... ¡Eran las 4 de la madrugada! Y él tenía hambre.

Lo típico.

Rubén se quedó en casa de Samuel, le pidió prestado su pc para jugar unas partidas antes de dormir dado sus horarios totalmente diferentes y el insomnio que se carga por una vida muy desordenada, no le dejan irse a la cama junto a él. Pero está bien, arreglaron un limite de hora, y pocas veces la supera.

Que Rubén tomó la mala costumbre de querer que le prepare el desayuna cada mañana que pasa en su casa y Samuel no siempre le malcría, últimamente le pone condiciones como la de despertar a una hora decente. De ser posible antes de las 112 de la tarde.

¿Difícil? Depende...

¿Cuántas horas de partidas online puede hacer antes de esa hora?

Ugh... Que le puso de condición también dormir un mínimo de 5 horas. Tramposo como solo su novio puede ser, y dando justo a uno de sus puntos débiles, su estómago que ama la comida que le prepara Samuel.

Lo que lo lleva a la madrugada del segundo día en que se quedó en su casa y a la razón de su pelea.

Volvió a no levantarse temprano, por ende, no desayunó con él, saltó de inmediato al almuerzo, luego la cena, luego... Video juegos.

Era de madrugada y Rubén tenía hambre, no de la cena, sino de algo rico.

Y en el refrigerador, sin etiquetar cabe aclarar, había dos bombones de chocolate con relleno de salsa de frambuesa.

Una clara invitación para cualquiera con suficiente hambre como para devorar aquello de un solo bocado. Por qué fue exactamente lo que Rubén hizo, ambos bombones fueron a parar dentro de su boca.

El primero de un chocolate un poco más amargo que el común pero que se compensaba perfectamente con la salsa de frambuesa explotando en su boca y endulzando todo. Se llevó el otro bombón al cuarto junto al PC para más tarde, lo que terminaría de sentenciar su día.

El segundo bombón fue su premio cuando le ganó en una partida al T.S. específicamente a su amigo Alexby, tenía que sí o sí darse un premio mientras reía por su triunfo. Este era más dulce, y junto al explosivo relleno del fruto rojo dulce y un poco, sólo lo justo de acido dejó la victoria en aquella partida en todo lo alto.

Se fue a acostar en el espacio que Samuel le deja en su cama siempre que se queda a dormir y descansó como no lo hizo en mucho tiempo.

Hasta la mañana siguiente, dónde se despierta por el grito de su novio y posiblemente a todo el vecindario.

- Pero que cojones le pasa ahora... - Hasta donde recuerda dejó todo en orden antes de irse a dormir, nada fuera de su sitio que pudiera ponerlo de los nervios.

Esta vez no era su culpa. Grave error. Su nombre fue gritado desde la cocina de la casa lo que obviamente lo pone en la escena del crimen.

- ¡Rubén Doblas!

Lo que los lleva hasta ahora. Dónde Samuel está metido en su oficina con su trabajo dese casa y no le ha dirigido la palabra en toda a mañana a Rubén por el crimen.

Aquellos dos bombones eran suyos, los guardó de ayer para un postre que iba a preparar hoy a la hora del almuerzo, queriendo hacer algo especial para los dos ya que había aprendido a preparar un nuevo platillo, pero sus planes se arruinaron en una sola madrugada.

Y realmente, Rubén no puede culparlo del todo.

¡Pero Samuel no le dijo nada!

¿Verdad?

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- Y ahora no me habla Luzu. - lloriquea en casa de su cuñado.

Se apropió del sofá de la casa Luzuriaga-Álvarez, Raúl trabaja estos días de la semana, y le tocó a Borja quedarse en casa, lo que implicaba recibir las visitas y sobre todo el lloriqueo de Rubén cuando se peleaba con Samuel.

- ¿Ya te disculpaste?

Y parecía tan obvio y simple cuando lo dice Borja, lo que solo molesta más a Rubén. Cuando el problema no se trata de él suena muy calmado.

- Tengo orgullo.

- De que hablas Rabis, esto no tiene nada que ver con eso.

Borja se dejó caer en el sofá con un bowl de palomitas, se preparaba para ver una película así que la visita de Rubén le vino justo para la comida. Se supone que en breves llegaría Raúl, pero bueno, a él le gustará ver a su hermano.

-Cómo que no - Rubén se cruza de brazos. - ¿De parte de quién estás?

- Del drama ajeno - Responde tranquilo.

- Te juntas demasiado con Raúl.

Borja comenzó a reírse bastante fuerte mientras un sonrojo le cubre los pómulos. Suelen decirle esos sus amigos ahora que está más suelto en general, pero sabe que no es así.

- ¿Te trata bien mi hermanito?

- Sé que quieres cambiar el tema de ti a mí, y no te voy a dejar - Deja el plato de palomitas a un lado dejos de las manos de Rubén y se pone serio. - Rabis, tienes que ir allá y pedir que hablen.

- Ugh.

- Samuel no puede estar todo el día enojado contigo, se le va a pasar~

Rubén vuelve a hacer ruidos extraños sobre el sofá quejándose como niño pequeño sin querer hablar del tema. En el fondo quiere que le vengan a buscar o que, aunque sea Samuel le marce para saber dónde está.

- Eres un niño.

- No eres nadie para decirme así Luzu -. Le apunta acusadoramente con el dedo y comienza a hacer muecas junto a una voz aniñada -. Tu apodo cursi y asqueroso de pareja es literalmente "Mi niño"

- Te voy a echar de mi casa, asqueroso cerdo.

- Joder, parece que oigo a Raúl... - Un notable escalofrío le recorrió la espina dorsal, cuando sacaba ese tono severo igual que Raúl cuando se enojaba daba el doble de miedo.

[ - - - - - - - - - - ]

Samuel miró su teléfono.

Esperaba algo, aunque sea un tonto y cursi meme de un gatito con una frase mal escrita que fuese enviado desde el chat de Rubén, pero nada, sólo memes en el inicio de su Twitter de juegos nuevos y tonterías varias, de esas que le hacen reír.

Hasta escucha su risa en su mente, tan clara como si estuviera a su lado.

Ciertamente, medio extraña, escuchar su risa al otro lado, la televisión fuerte con sus series de anime, rastros de comida en el sofá que después limpiaban juntos...

- Ah, maldita sea, así no puedo hacer las cuentas...

Deja el celular boca abajo y pasa sus manos contra su rostro desordenando su cabello de paso. Frustración, en serio, se supone que pasar los días juntos en casa de alguno es divertido, que así no se extrañan tanto en las temporadas que no se pueden ver y ahora, cuando pasan demasiado tiempo juntos terminan así.

Samuel sabe que tiene problemas, varios respecto a su espacio personal y más aún en su casa, entre otros, pero cede... Él trata de ceder en cosas con Rubén.

¿Podrían reconocerle alguien el esfuerzo? Y sentir, aunque sea un poco del esfuerzo de Rubén para que se acomode también.

Mueve la pierna contra el suelo repetidas veces por los nervios, al menos sabe donde se escapa cada que pelean, a casa de su hermano. Y sabe que está a salvo, que volverá cuando esté más calmado y que recién ahí podrán hablar.

Hasta que su celular vibra con fuerza sobre la mesa del escritorio, y sus manos se mueven veloces hasta tomarlo, desbloquear la pantalla y leer el mensaje.

¿Sería Rubén?

Bombones de Chocolate | Rubegetta [Karmaland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora