Capítulo II: Asilo de prófugos

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2017

Rogers, Romanoff y Wilson debían estar en Nueva York dos días. Tanto Wilson como Natasha estuvieron de acuerdo en hospedarse con la misteriosa amiga del Cap.

Nat sabía de la existencia de "Dot" desde hace unos cuantos años, pues había descubierto que Steve iba a visitarla e incluso se quedaba algunos días en su casa. Nunca hondó demasiado en la relación, pues temía encontrarse con algo que resultara doloroso para la espía. Y es que no era nada fácil estar enamorada de un hombre que ni siquiera la volteaba a ver.

— Gracias por recibirnos Dot, te extrañe — Steve abrazó a la pelirroja y ella le regresó el abrazo.

— Bienvenidos, por favor pasen — Alpine saltó a los brazos de Steve y les gruñó a los otros dos ex – vengadores. Dolores negó divertida y cerró la puerta.

— Ignoren a Alpine, es una gatita huraña — Steve alejó a la gatita de sus compañeros y la dejó en uno de los sofás.

Sam simplemente ignoró al animal y entró emocionado, hace mucho tiempo que no tenían un lugar decente para instalarse y olía delicioso, por su parte Natasha examinaba cada centímetro del hogar de la pelirroja. En un principio creyó que se encontraría con una casita decorada con cosas antiguas, relativamente de la época de ambos súper soldados. Pero se sorprendió al estar en una casa tan moderna como la torre de los vengadores.

— Esperabas encontrar un tocadiscos o tal vez tapizados anticuados y juegos de porcelana — Dolores la sorprendió con su comentario y ella negó apenada, porque era así, Nat se sentía apenada.

— El único vejestorio anticuado es Stevie, yo me actualicé a la época que me tocó vivir agente Romanoff — le dijo y le sirvió una taza de chocolate caliente.

— ¿Ese es Howard Stark? — Natasha se acercó a una foto antigua puesta junto a otras más.

— Howard y yo trabajamos juntos mucho tiempo, en ese entonces las mujeres ingenieras eran casi inexistentes. Él fue el único que me dio trabajo — Natasha no lo iba a negar, estaba muy intrigada.

— Creí escuchar que tú y Steve eran amigos de infancia... — Dottie puso otra foto en las manos de Natasha.

— Esos somos Bucky, Stevie y yo en la feria, crecí en Brooklyn. Antes todos se conocían entre todos. A Howard lo conocí años después, Stevie no tuvo nada que ver — la amiga pelirroja de Steve tenía una amplia colección de fotos antiguas, ni siquiera el mismo Rogers poseía tantos recuerdos.

Pero entonces vio entre todas una que intentaba ocultarse, tomó una pequeña foto en donde un muy joven Barnes estaba junto a la pelirroja. La tenía agarrada de la cintura y le daba un tierno beso en la mejilla, ella simplemente sonreía feliz hacia la cámara.

— ¿Cómo está? Se que si le pregunto a Steve va a decir que está bien, quiero la verdad — Nat dudó si debería de hablar.

— Lo despiertan la próxima semana, dicen que pronto habrán erradicado cualquier secuela del control que Hydra tuvo sobre él — Dolores asintió y dejó sola a la espía.

En otro lado de la casa, tanto Wilson como Rogers disfrutaban de la comida que la anfitriona les había hecho. Mientras el Rubio terminaba de concretar la cita con Stark, porque claramente la única razón de pisar suelo norteamericano era Stark.

— ¿Y si esto es una trampa Steve? — Rogers negó.

— Conozco a Tony, jamás haría algo así. Aunque me odie no haría algo que nos ponga en peligro — Afirmó el rubio y Dottie pegó una carcajada.

— Yo pensaba lo mismo del padre y mírame... — Steve la vio y trató de descifrar su mirada.

— Creí ser su amiga y me rebajó a un sujeto de experimentación, tanto así que me tuvo congelada y embodegada por años... sinceramente hubiera preferido que SHIELD me dejara así — había dolor y tristeza, eso era lo que embargaba la mirada y las palabras de Dolores.

— Howard tuvo que tener una buena razón... no creo — ella lo interrumpió.

— Me hubiera gustado saber sus razones, porque lo último que recuerdo es la cámara de rayos vita, luego de eso ya no hay nada. — Dolores les ofreció más comida y Natasha se unió a la mesa.

— Coman todo lo que necesiten, hay tres habitaciones listas en la parte de arriba — los tres fugitivos agradecieron y nadie volvió a tocar el tema de Howard o algo referente al pasado.

1951

— Si esto sale mal Howard no intentes salvarme, déjame ir — Howard negaba frustrado.

— Eres pesimista Dot, esto es nuestro trabajo no va a fallar — terminaba de colocar la penicilina y se disponía a poner en marcha el experimento.

Dolores pensó en lo horrible que esto tuvo que ser para el pobre Stevie, él detestaba las agujas y todo lo que tuviera que ver con un hospital. Escuchó el conteo de Howard y luego todo se volvió confuso, algo dentro de ella no se sentía bien.

— ¿Dolores? — podía escuchar a lo lejos, pero no era capaz de responder.

— Jarvis hay que parar — ella sentía que la cabeza le iba a explotar.

— ¡Jarvis apágalo ahora! — en ese momento ella reaccionó.

— Ni lo pienses Stark, estamos cerca — le dijo y Howard dudó por un segundo, pero siguió adelante.

Para Dolores todo se volvió negro.

Habían pasado más de tres años, Dolores seguía dormida. Stark hizo todos los estudios posibles, buscó a cuanto científico pudiera y nadie le daba ninguna respuesta, ella simplemente seguía dormida.

— Su salud se deteriora Señor Stark — el doctor terminaba su revisión diaria.

— ¿Qué más podemos hacer doc.? — el hombre negó, todos los recursos de su época se habían agotado.

Howard se sentía culpable y completamente responsable de todo, a parte no podía negar que esa bella pelirroja era su gran amor. Desesperado y consciente que en ese tiempo no podrían curarla, decidió pedirle ayuda a Peggy Carter.

— Howard eso es una locura, no puedo — Stark estaba cansado y frustrado.

— Vamos Pegg... es la única posibilidad, en esta época no se puede hacer nada por ella, pero en el futuro tal vez pueda — y entonces Peggy Carter vio algo que nunca creyó ver. Howard Stark rompió en llanto.

— Esto es mi culpa Margaret, ella confió en mí y yo le hice esto... permíteme darle una oportunidad — Peggy sabiendo que iba a arrepentirse accedió.

Una semana después Dolores fue criogenizada.

— Espero encontrar una cura o alguien que pueda ayudarte Dottie — Howard se despidió de la linda pelirroja.

Dolores estaba sentada leyendo un libro cuando fue interrumpida por Steve.

— ¿Estas ocupada? — ella cerró el libro y luego dirigió la vista y atención al rubio.

— Mi atención es tuya Stevie — Rogers no pudo evitar sonreír por el mote cariñoso de la pelirroja.

— Luego de hablar con Tony vamos a hacer una visita en Wakanda... tal vez deberías de venir — Dolores no contestó, pero en la garganta sentía un nudo fuerte y asfixiante.

— Me he planteado la mejor manera de hablar con él y contárselo... pero creo que es mejor que tú misma lo hagas — Dolores negó con la cabeza.

— Ya ha pasado tiempo Steve, posiblemente ni me recuerde — Steve negó y le sonrió.

— No te voy a obligar, pero en algún momento va a pasar — Dolores simplemente sonrió y dejó solo a Steve, ella quería verlo, pero temía que al tenerlo frente a ella la magia no existiera. Temía que nunca pudieran volver a bailar en la sala o a reír por tonterías y por sobre todo temía no ser la Dolores de la cual Bucky se enamoró. 

Dolores [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora