Patroclo,

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Agradezco tu inesperada aparición en la cena. Cumplimos tu horroroso deseo anoche, justo después del festín. Tengo que agradecer también a El Pelida sobre su ofrecimiento a la celebración. Sin este no podría haber contemplado de nuevo tu hermoso rostro.

Sé que no estuve en tu incineración, y lo siento desde mi alma corroída por tu muerte, pero no podía contemplar tan horroroso espectáculo como lo fue tu quema. Tengo pesadillas con tu muerte y noto escalofríos cuando te escribo sobre el papiro.

Me hubiera gustado haber asistido a la ceremonia pero no hubiera podido aguantar tu semblante demacrado por las ardientes llamas de la fogata.

Con esta carta me quedo corto e iterativo. Te adelantaré unos hecho que quizá te alegren: ¡voy a organizar un munus¹ para honorar tu quema!

Con infinito agápē, 

Aquiles.

munus es traducido a "tributo"

Las cartas de Aquiles. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora