Mako ha pedido un deseo de cumpleaños, sin imaginar que cinco minutos después un chico atractivo aparece dentro de su auto armado.
...
Su deseo era simple: vivir una aventura extrema que la pudiera sacar de las cuatro paredes llamado hogar.
Mako Ham...
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Desde que me encontré con Iván en Nébula supe de inmediato que iba a ser de mi vida un infierno, esta vez teniendo un objetivo en común que ahora lleva por nombre Monarca, ellos fueron quienes experimentaron con nosotros para convertirnos en asesinos y tenemos la intención de acabar con ellos.
No me fío de ese Ricki Ricón versión retorcida que anda pavoneándose con lo que pudo conseguir con las riquezas de su familia, no está nada mal, pero me causa jaqueca con tan solo escucharlo nombrar el valor de cada equipo tecnológico que logró conseguir.
Antes muerto que admitir en voz alta que ha hecho un gran trabajo.
Lo tengo en la mira y no pienso bajar la guardia, aunque esté ayudando a Ringo.
El chillido del molestoso Iván me regresa a la realidad dándome cuenta que Mako se ha sentado en la silla con rueditas deslizándose frente a una pantalla táctil entrando a un buscador.
—¡¿Qué se supone que haces, niña!? ¡Más te vale no romper esta computadora inteligente que me costó...!
—Cinco millones de euros —masculla Mako irritada y sonrío —. Te escuché la primera vez. Cálmate maniático, tienes una super computadora que puede rastrear a las personas de esta ciudad, es maravilloso e ilegal, pero eso ya lo sabes.
—Eres inteligente ahora aleja tus manos.
—Me acabas de llamar niña.
—¿Y?
—Que acabas de ganarte un pase gratis al panteón —no me molesto en ocultar mi sonrisa llena de satisfacción cuando Iván me fulmina con los ojos —. Por si no lo sabías, Mako es egresada de la universidad de tecnología y ciencias. Su especialidad es la programación.
—No olvides robótica, conejito, tomé un curso de ingeniería robótica —infla el pecho con orgullo y sin temor a la muerte sus dedos tocan el delgado teclado para empezar escribir —. Ahora, vamos a buscar cuantos Wallas viven por esta zona de Orquídea.
Iván me mira nuevamente esta vez con la expresión perpleja, me encojo de hombros a modo de respuesta y me enfoco en mi novia y sus habilidades de genio que me encantan.
