San Valentín

55 4 18
                                    

Salto de la cama cuando un grito interrumpe mi sueño. Me froto los ojos con paciencia y miro el desorden que hay en mi habitación. Veo ropa en el suelo, el escritorio llenos de papeles y las puertas del armario abiertas. Creo que necesito dedicarle más tiempo a mi cuarto. Me estiro perezosamente y salgo de la cama.

Bajo las escaleras de mi apartamento un poco confundido. En la sala encuentro a la novia de mi mejor amigo sentada en el sofá. Catherine es una chica muy dulce y sensible, veo como se limpia las lágrimas con el dorso de su mano, Carlos la mira sorprendido con las manos en alto como si tuviera miedo.

  —Buenos días —dice mi voz mañanera.

  —Danilo —Me mira la rubia—, Carlos es un amor. —Se acerca a mí. Tiene sus mejillas rojas y los labios mojados—. Mira lo que me ha regalado.

Me acerca un oso de peluche de gran tamaño. En su pecho tiene una corazón rojo que dice Te amo, su color rosa combina a la perfección con él. Sus patas delanteras sostienen una pequeña cesta con chocolate y rosas. Sonrió un poco extrañado, no le veo lo lindo al regalo pero bueno.

  —Eh ... —Carlos me dedica una mirada de las que matan—. ¡Me parece hermoso, Catherine! —le miento.

Voy a la cocina a prepararme algo de desayuno, opto por un vaso de jugo y una manzana. Me gusta mantenerme en forma, comer saludable, hacer ejercicios. Tomo asiento en la cocina y abro la revista que reposa sobre la mesa. Levanto mi vista de ella cuando siento a Carlos entrar por la puerta.

Entiendo por qué todas las chicas de la universidad están atraídas por él. Sus ojos verdes con su pelo castaño y su piel bronceada hacen un contraste enloquecedor para ellas; y no hablaré de su físico.

  —¿Qué pasa? —le digo al ver su tonta sonrisa.

  —No sabes qué día es, verdad. —Se sienta frente a mí.

  —No y no me interesa —Sigo mirando la revista.

  —Es 14 de febrero —me dice.

Con esas palabras mi corazón se derrumba, trago grueso y lo miro. De repente he perdido el apetito.

  —Creo que deberías buscarla —sugiere.

  —Me pidió que me alejara de ella. —Aparto la vista, no me gusta mencionarla.

  —¿Y vas a esperar eternamente a que ella venga a buscarte? —Alza una de sus cejas—. Es más que obvio que estás enamorado de ella.

  —Carlos no la voy a buscar, ella tiene razón en alejarse de mí. Siempre le jodo la vida a todos. —Siento el nudo en mi garganta—. A mis padres, a mis hermanos, y a ella que era lo único importante que me quedaba.

  —¿Por qué le jodiste la vida a tus padres? Porque no encajas en su familia perfecta. —Se cruza de brazos—, porque tuviste el valor de luchar por lo que querías. Eso no se llama joderle la vida a alguien se llama ser valiente. Y no te lo digo porque sea tu mejor amigo te lo digo porque es la verdad.

  —¡Perfecto! —digo con ironía—. Pero sabes muy bien que a ella le hice muchas cosas que no merecía. —Me paro del asiento—, y en eso fui un cobarde. ¡¿Dónde estaba mi valentía en ese momento?! —le grito.

Lo que nunca te dije Donde viven las historias. Descúbrelo ahora