-Justinville un pueblo, ¡Donde no todo es lo que parece!...Dante, un joven demasiado extrovertido para los chicos de su edad, curioso y de alma libre, guardaba un sentimiento de aventura por el bosque que se encontraba a las afueras del pueblo; constantemente escuchaba a los habitantes hablar de historias y leyendas sobre él y la prohibición de su entrada lo volvía aún más intrigante.
Desde su niñez había despertado el interés de adentrarse al bosque y saber o descubrir si las historias eran reales; cuando cumplió la edad de 17 años sus ganas de conocerlo aumentaron, como las de un niño por un helado.
Así, un día tomó la decisión de ir, no sin antes planear cómo hacer para no perderse en lo inmenso del bosque; para ello agarró las madejas de estambre de color rojo de la canasta de su abuela, a fin de usarlas como guía de seguridad.
Al llegar a la entrada, que estaba entre la frontera del pueblo y el bosque, ignoró los letreros con las advertencias de no pasar por su propia seguridad, debido a que la mayoría de las ocasiones las personas que habían entrado no regresaban.
Al estar parado donde iniciaba el bosque utilizó el estambre para atar de un extremo un tronco y el otro extremo a su cintura, comenzando así su recorrido. En su primera visita sólo escuchó a los animales del habitad y observó la espesa vegetación hasta que sintió como el estambre se tensó dando a entender que la aventura se había terminado y debía regresar.
Al día siguiente, Dante tomó suficiente estambre para hacer más larga su cuerda y explorar. Minutos después en el bosque ató el resto del estambre a la guía que ya tenía, así él se adentró por segunda vez, admirando fascinado todo, hasta el más pequeños de los insectos.
Había recorrido una distancia lejana de la frontera cuando tropezó a causa de un pájaro carpintero que había volado a su izquierda, permitiéndole encontrar un lago con agua cristalina donde se podía ver a los peces nadar, a los castores construir y a los ciervos tomar de él. El joven caminó más cerca del lago y se sorprendió que el estambre no se había tensado y al dar vuelta para revisarlo, se dió cuenta que todo ese tiempo estuvo desatado, inmediatamente regresó con la esperanza de encontrar el hilo dejado atrás, pero no pudo dar con él.
Aunque paso mucho tiempo para que aceptará que se había perdido, decidió caminar en busca de un refugio; durante horas, el chico anduvo sin rumbo, hasta que visualizó una montaña y se adentró más al bosque para escalarla, pues comúnmente suelen haber cuevas o cavernas en lo alto de ellas, por lo que caminó hasta que faltaron pocos metros para llegar a la cúspide, y efectivamente encontró una entrada.
Dante se dejó llevar por su curiosidad y ganas de refugio que se adentró sin pensarlo dos veces, y sin saber que encontraría más que un lugar para pasar la noche... al asomarse a lo profundo de la cueva descubrió unas escalinatas con una luz tan pura y un brillo sin igual, como una moneda de oro.
Bajo cuidadosamente las copiosas escaleras, que se veían con un sinfín de escalones, las cuales lo llevaron a descubrir una aldea de feéricas... ¡El, no podía creerlo! Las historias que solía contarle su abuela cuando era pequeño ¡Eran reales! Las hadas existían, esos seres fantásticos semejantes a un ángel estaban ocultos en el bosque; ahora comprendía que las personas que no regresaban estaban ahí por decisión propia. El espectáculo era sin igual, la belleza y la armonía de los habitantes en aquel lugar irradiaban una gran felicidad como una puesta de sol al amanecer.
Trato de pasar desapercibido, pero fue todo lo contrario; cientos de feéricas lo rodearon analizándolo y haciéndole preguntas: ¿Quién eres? ¿Cómo llegaste aquí? ¿Cuál es tú nombre? ¿Qué buscas aquí? ¿De dónde eres?; el seguía desconcertado, no podía creer que enserio existieran esos seres fantásticos, y sin saber que responder solo pudo guardar silencio, esperando que no estuviera en peligro.
El tiempo paso como en las noches de navidad... tan gozosamente rodeado de mágicos amigos, que se olvidó que estaba desaparecido para el resto de las personas. Al darse cuenta no le tomo tanta importancia, pues había decidido convertirse en hada, debido a que nació en él, el deseo de proteger ese lugar tan especial. Para ello, debía dejar la sociedad humana al cumplir su ciclo de vida y finalmente convertirse en un inmortal atado a la naturaleza.
Antes de convertirse en hada como última petición solicitó despedirse de sus seres queridos en el pueblo, para que supieran que estaría bien -sin decir a donde iría- porque los humanos nunca deben enterarse de la existencia de estos seres asombrosos.
Lara, la pequeña princesa hada cerró sus ojos con polen y le explicó que aparecería cerca de su casa al abrirlos, pero que el tiempo sería breve en Justinville, como si de una flor se tratase, por lo que debía aprovechar al máximo su estadía.
Los días transcurrieron y uno de ellos fue tomado por sorpresa, su abuelita le expresó:
-Mijito, sé que has encontrado finalmente tú propósito y espero que cumplas tus sueños, aunque sea doloroso dejar atrás a tus seres amados, recuerda que sin importar que los caminos tengan obstáculos cumple tus anhelos y se feliz como lo has sido desde que regresaste del bosque.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y se abrazaron.
Se dice que el día de la transformación de Dante, en el cielo se vio un hermoso atardecer, las aves volaban con todo su esplendor y en el bosque hubo una gran fiesta y desde ese día se conoce como el bosque de los perdidos... Nadie se atreve a entrar por más que sea un ser aventurero, los rumores cuentan que hay seres del más allá que se apoderan de tú alma, pero solo son rumores... o ¿No?
Hola soy Maryjose pero me gusta Mj.
Este es un cuento corto que escribí el año pasado con algo de ayuda, espero que les haya gusta.
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El bosque de los perdidos
FantasyDante es un chico muy curioso, aun más por el bosque que esta a las afueras de Justinville el pueblo donde el vive. ¿Lograra Dante resolver el misterio? ¿Qué es lo que oculta el bosque? ¿Por qué esta prohibido entrar en el? Para resolver estas dudas...