Give and Take.

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Me encuentro en la gasolinera a las afueras de la ciudad; donde él me ha citado. Horas antes me he asegurado que nadie sepa de mi paradero, por el bien de mis seres queridos.

A pocas horas de que el cielo oscurezca en su totalidad, una camioneta blanca se detiene a varios metros de distancia. Un hombre encapuchado sale y se encamina hacia mi. La luz de la luna deja ver su torcida -y repugnante- sonrisa, una sonrisa que sólo un maniático tiene, como la que suele tener una asesino en serie tras su primer víctima.

Mi espalda tiembla y se congela conforme él se va acercando, así hasta hacer que a mis piernas se les difículte cada vez más sostenerme.

Estamos a tan sólo dos metros de distancia, una agonizante e insoportable distancia, cada segundo que pasa es una oportunidad más para querer salir corriendo, pero él podría llevar un arma, y hasta aquí terminaría mi vida, pero por lo que sé, estando aquí corro el mismo riesgo.

-Al fin tengo el placer de conocerla.

-¿Dónde está ella? -exijo saber.

-¿Por qué tanta prisa, primor? -pregunta con esa áspera y repugnante voz. Él sabe que odio que me llamen así, tal vez por eso lo hace con un tono de voz que hace detener a mi corazón.

-¡No vine a perder mi tiempo! Quiero verla. -dije, con toda la valentía que me quedaba.

-Sólo te recuerdo, si es que llamaste a la polícia,...

-¡No he traído a nadie! ¡Quiero verla, ahora! -las lagrimas se asomaban; en otro momento podría haber rompido en llanto, pero por mi bien, tenía que mantenerme cuerda.

-¿Tienes el dinero?-pregunta como si se tratase de algo que suele hacer de costumbre, secuestrar gente y pedir dinero a cambio. Eso simplemente es repugnante.

-Está aquí.-le muestro una mochila donde he guardado la exuberante cantidad que me ha pedido.

El hombre sacó su movil y rápidamente marcó.

-Dejenla ir. -dio la orden.

Y entonces veo entre la penumbra una silueta salir de la camioneta. Sus ojos se encuentran con los mios, y no soporto más, sólo quiero que esta tortura acabe, que ella al fin me abrace, y podernos ir de aquí. El amor de una hermana es más fuerte que cualquier cosa, pero es una pena que me haya dado cuenta justo ahora, nueve meses después de su desaparición.

Lloro de alegría e impotencia, y conforme ella camina, lentamente, hacia mí; puedo ver que ella también llora. Pero sus ojos no expresan alivio, expresan agonía.

The ultimate road.°•Salvala•°{Shorthistory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora