She knows

3.9K 286 357
                                    

Había regresado de su última misión hace unos días, estaba muy aburrida.
Generalmente, iría a jugar con Rengoku, a comer con Iguro o a charlar con Shinobu, pero no podía hacerlo porque Rengoku estaba con Uzui, Iguro tenía que cuidar a Kaburamaru ya que esta estaba resfriado y Shinobu tenía que atender a muchos cazadores en su finca.

Ahí estaba, paseando sin rumbo alguno por el cuartel general.

Frente a ella, pasó Himejima cargando un gatito, así que se acercó corriendo.
El mayor era demasiado atento y la invitó a un pequeño parque lleno de gatitos.
Estuvieron jugando con ellos casi todo el día, alimentándolos y haciéndoles mimos.

Pasaron horas ahí, tanto tiempo divirtiéndose con esos lindos animales que Himejima se olvidó por completo que lo había dejado a Genya entrenando solo sin supervisión.

Apenas lo recordó, se disculpó con Kanroji por tener que retirarse y se fue prácticamente corriendo a su finca, posiblemente Genya ya se había ido porque su horario de entrenamiento había terminado, pero aún así quería disculparse y hablar con él.

Volvió a estar sola, siguió jugando con los gatitos hasta que le dieron ganas de peinar a alguien. Tomioka tenía un buen cabello para hacerlo, pero mientras lo buscaba se encontró a Sanemi, el que también lo buscaba y prefirió mejor ir por su segunda opción, seguramente Sanemi le haría una escena de celos si veía que ella se acercaba.

Tokito tenía un lindo cabello largo y podría hacerle muchos peinados lindos. Lo buscó por el bosque, por el río, por los puestos de comida, la villa del herrero y no lo encontraba.

La respuesta lógica de su paradero vino a su cabeza al instante y se dio una palmada en la frente.

Obviamente estaba en su finca, desde que había cumplido los dieciséis casi que no salía de ahí, comenzaba a comportarse como un adolescente promedio que dormía, comía y se quejaba de todo todo el día.

Se sonrojó un poco recordando cómo era ella a esa edad, Muichiro era demasiado tierno y no parecía tener la edad que tenía.
Desde que recuperó sus recuerdos se volvió más cálido y sensible, pero no pudo volver a recuperar su brillo completamente, aún así era demasiado lindo.

Llegó a la finca de la Niebla y entró sin tocar la puerta mientras tarareaba una dulce melodía que había escuchado en el pueblo.

Sigilosamente caminó y lo buscó por las diferentes habitaciones, hasta que solo quedó la principal por revisar.

Escuchó un pequeño ruido dentro y sonrió.

— Muichiro-kun debe estar aquí. —sonrió con inocencia.

Abrió la puerta.

— ¡Tokito-ku-! — Al ver la escena que tenía frente a sus ojos se puso completamente roja.

— ¡Mierda Mitsuri, toca la puerta! —gritó Muichiro igual de avergonzado que ella.

La pilar se tapó su rostro ya con un color rojo tomate y salió rápido cerrando la puerta tras ella.

— ¡Kya! —grito desde la garganta. Seguramente se escuchó por toda la casa.— ¡Perdón, enserio, no fue mi intención!.

Dentro de la habitación, Muichiro estaba sentado sobre el regazo de nada más y nada menos que Genya Shinazugawa.
Cuando la pilar entró, se estaban besando de una forma muy... intensa.
Estaban muy pegados y ella llegó a ver cómo las manos de ambos exploraban al contrario.

Ahora Muichiro se encontraba sentado tras la puerta de su habitación con un gran sonrojo mientras sujetaba su cabeza con sus manos con fuerza, estaba muy avergonzado, pero no tanto como Genya, el que estaba tapando su rostro con sus manos con el mismo rojo tono que Mitsuri, sentado en la cama.

Ella se quedó con la boca abierta tras la puerta, de pie con la espalda apoyada en la puerta. No podía procesar lo que había visto.

— Voy a decirle a Rengoku... —susurró.

Apenas dijo eso salió corriendo a la puerta principal. Estaba apunto de salir cuando Tokito se puso frente a ella con los botones de la chaqueta de su uniforme desabrochados, al igual que algunos de la camisa que ocupaban bajo esta y el cabello levemente desordenado.

— ¡No le digas a nadie, enserio, puedo explicarlo! —gritó con desesperación tapando la salida.

— ¡Se estaban besando!

— ¡Puedo explicarlo, enserio, puedo explicarlo!

— ¡En la boca, lengua con lengua!

— ¡Por favor, puedo explicarlo!

— ¡Tenía la mano en tu pompi!

— ¡Te lo voy a explicar, pero no grites por favor!

Detrás de la Hashira apareció Genya con el cabello revuelto y su chaleco desprendido. Apenas ella notó su presencia se dio la vuelta para mirarlo. Él hizo una reverencia aún más rojo que antes.

— ¡Lo sentimos! ¡Por favor, no le diga a nadie! —

◦╳╳╳╳╳╳╳╲◇╱╳╳╳╳╳╳╳◦

El ambiente era tenso, aunque no tanto como hace diez minutos.
Genya había hecho té para poder hablar de forma tranquila en la mesa, como gente civilizada.

— ¿Son pareja?  —preguntó la sorprendida Mitsuri, quien después de comer un sakura mochi que había en la finca se calmó.

— En realidad no, es decir, somos algo pero no es nada formal. — contestó Genya.


 —¿Pero duermen juntos?— se sonrojó demasiado, Kanroji nunca creyó que podría hacerle esa pregunta a su compañero pilar. Aún no se podía sacar esa imagen tan caliente de la cabeza.


— Sí, cada vez que podemos, pero oficialmente aún no somos nada. —contestó el menor de todos como si nada.

La pilar notó algo extraño. Genya y Muichiro se amaban, eso lo detectó enseguida, pero aún así negaban tener una relación seria. ¿Por qué? Si ambos disparaban corazones desde sus ojos cuando se miraban, ¿Acaso trataban de esconderlo ahora? ¿Pero, qué sentido tenía hacerlo ahora que ella lo sabía? ¿Acaso tendrían miedo de que los rechazaran? ¿Qué era eso que impedía que estén juntos?

Solo el nombre de una única persona pudo pasar por su mente ante sus dudas.

 —¿Shinazugawa-san sabe de esto? —


Vio a los enamorados poniéndose nerviosos. Muichiro desvió la mirada al suelo y Genya tragó saliva.

"bingo".


 — Usted es la única que lo sabe. —balbuceó Genya en voz baja.

— No podemos decirle a Sanemi, él nunca lo aceptaría. a—gregó Tokito después de soltar un enorme suspiro.— Mitsuri, tú sabes que nunca te he pedido nada.


La pilar lo miró con un rostro de confusión.


— Por favor, no le digas de esto a nadie. 


El Shinazugawa menor no decía nada, estaba demasiado incómodo y nervioso, así que solo dejaba que su novio hable.


Kanroji les dedicó una tierna y dulce sonrisa.


— Les prometo que no le diré ni una sola palabra a Sanemi-san. —

She KnowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora