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Solté un suspiró cansino. Verdaderamente chica, que no hay nada que hacer en esta casa tan aburrida.

Pero ponte a barrer, a limpiar que tienes dos días que no..-

No hay nada que hacer en esta casa, claro que si.

Movía mis pies de un lado al otro sobre la cama, yo podré ser muy floja y evitar los quehaceres hoy sábado, pero al menos mi cuarto no estaba vuelto un culo.

- Me haces el favor Andrea, y cuando yo llegué a la casa que todo esté limpio y huela bien - Rodé los ojos al recordar el sermón que mi mai me había dado antes de irse al trabajo. Detrás de ella, mi papá me saca la lengua en forma de burla por lo que evite rodar los ojos para que mi mamá no malentendiera y me reventara a punta de palos. - Ya tienes veinte años, busca maneras de dejar la flojera, que queda bastante vacaciones por esta vaina de la pandemia - Me señaló, severamente.

- Si mamá, ya. Váyanse - Solté suplicante, viéndolos ponerse su cubre bocas y salir por aquella puerta, dejándome solita en la sala. - Y bueno, a echarle muela a la arepa que me dejó - Agregué en susurros, saltando como conejita hasta la cocina.

Tenía un hambre bestial, porqué eran las 8 de la mañana. Y de paso, iba a pasar de largo pero mi mamá me levantó de un coñazo porqué me lazó una libreta ahí mía, arrecha por el simple hecho que aún dormía como una bebé.

Nojoda puré, o es eso o es andar en la calle de fiesta en fiesta.

Bueno, ni soy de fiestas, soy una malvada ermitaña que sale solamente tres veces al año de su casa. Y ahora menos saldría por esta vaina de covid.

Con un bostezo que salió de mi boca, quite la tapa del plato donde estaba una arepa ahí toda tiesa, seguro lo había hecho mi mamá dos horas atrás mientras yo mimía. Chasqué la lengua, agarré el plato de mala gana y lo puse en el microondas.

Me serví juguito de manzana que se apiadaron de mi y me dejaron solamente tres deos. Regresé al microondas y con cuidado saqué el plato con mi arepa calientita, fui a la nevera y me eché casi la mitad de todo el kilo de queso.

Porqué si no hay nadie en esta webonada, yo hago lo que yo quiera; y eso significa comer lo que se me antoje y como se me antoje.

Lleve mis vainas a mi cuarto y organice todo, porqué de la tremenda parada que me hizo la madre que me dio vida - yo no quería nacer, okay - no me dió chance ni siquiera de arreglar mi nidito.
Al terminar de ordenar, quedar todo en su sitio sintiéndome que la única que debería de organizar su vida era yo, me semi acosté en la cama y coloqué el plato en mis piernas, yendo a pegarle el primer mordisco a mi arepita y a ver mi teléfono.

Lo primero que revisé fueron los mensajes del grupo de la universidad, pues al estudiar Veterinaria definitivamente los estudiantes eran más plasta de surras y habladores de webonadas que se ponen a debatir quién coño e' su padre iría a prácticas sabiendo qué hay un mamaguevo de virus matando a la gente. Pues las mamás suyas van a ir, porqué está que está aquí nel, pegué mi segundo mordisco a mi arepita.

Estudiar veterinaria es bonito pero a la vez difícil, lo bueno son las prácticas donde se pueden hacer suturas de heridas o incluso de operaciones a animalitos, más que todo bufalos, caballos, vacas, perros, gatos, conejos, cabras, ovejas, etc. Todo lo que se atraviese que no sea un sucio muggle se podría tratar.

- Mamense un mango toditos, yo no voy a ir. Chao - Envíe la nota en el grupo principal de toda la corte y deje ese peo prendio'. Y es que tampoco me iban a dejar los purés míos, porqué ajá ¿y sí uno de esos coño e' su mamis tiene esa vaina? No papi, yo estoy muy chiquita para morir aún. - Si Claudia, ya sabemos que usted sabe un coñazo porqué su papá administra la finca de su abuelo, pero no le da derecho a obligar a uno a ir, mamagueva sapa - Murmuré viendo los mensajes que esa loca se lanzaba.

MEEFF- Amigos globales / J.YH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora