Capítulo 1

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–¿En serio tienes que irte?–pregunté mientras hacía mis ojitos de puchero

–Volveré pronto, es la última reunión corazón, después de eso estaré aquí y te iré a ver a todas tus competencias

–¿Todas?

–Absolutamente todas. Ahora, dime qué puedo traerte para que dejes de hacerme esos bellos ojitos que me hacen sentir mal

–Mmmm...¿qué tal una sudadera? Algo que diga que es de Washington, sería cool tener una

–¿No tienes muchas sudaderas ya?

–Sip, pero mamá dice que puedo seguir teniendo más, son cómodas y me gusta usarlas después de entrenar

–Está bien corazón, te traeré dos sudaderas. Ahora sí tengo que irme para llegar a mi vuelo, te amo

–Yo te amo más papá

Antes de que saliera le di un gran abrazo y me dio un beso en la frente

–Maddy se nos hará tarde, debemos irnos–dijo mamá entrando a la cocina junto con Zozo y Bailey

–Lo siento mamá, sólo iré por mi mochila de gimnasia

–¡No olvides llevar bocadillos!

–¡No mamá!–contesté desde mi cuarto. Rápidamente terminé de guardar los cambios de ropa que necesitaba y una cuantas barras de granola. De igual forma, cogí mi mochila para la escuela. Inmediatamente salí, nos dirigimos a la camioneta.

–Suerte en tu examen de matemática amor–dijo mamá dándome un beso en la frente–Te recogeré del salón de gimnasia a las 7 ¿de acuerdo?

–Sí mamá, suerte en el hospital

Bajé rápidamente del auto y me apresuré cuando escuché el timbre sonar. Dejé mi maleta en el locker y fui hacia mi clase de matemáticas. El examen no estuvo tan difícil aunque tal vez debí de estudiar más. La razón de no haberlo hecho es que mi vida había sido una locura; mamá y papá se habían peleado y él se había ido. Trataba de no darle mucha importancia por mamá pero realmente lo había extrañado mucho, lo amaba demasiado y no quería que se fuera de mi vida. Lo bueno es que se habían reconciliado y papá había vuelto, sólo tenía que ir a esa última reunión y estaríamos todos juntos. 

En cuanto entré a la sala de ciencias, sentí cómo el estómago se me revolvía al ver a todos con sus maquetas; cómo podía haberlo olvidado. Simplemente estos días habían sido de locura y las dos semanas que nos dieron para hacer esa tarea pasaron volando. Antes de que el profesor pudiera verme, decidí salir e ir al baño. Es que sin esa maqueta, reprobaría la materia y eso no era algo muy digno de la hija de Derek Shepherd o al menos eso pensaban todos los profesores. Decidí que lo más seguro para mi dignidad era permanecer en ese baño ya que cuando los profesores me regañaban en frente de todos sentía demasiadas ganas de llorar y definitivamente no quería llorar en frente de todo un salón y ser el hazmerreír de toda la próxima semana. Ahí estuve escondiéndome toda la hora y las horas siguientes tuve que estar esquivando a todos los profesores de ciencias que veía. Tras algunas horas más por fin pude salir del instituto para ir a la academia de gimnasia. Realmente de las clases que había tenido la única que me gustaba era arte, la maestra era realmente buena y nos preparábamos para una exposición en unas cuantas semanas. Tras 10 minutos, ya me encontraba en la academia cambiándome ya que tan sólo se encontraba a unas cuadras de la escuela.

–¿Estás lista para la clase? Creo que hoy practicaremos nuestra rutina de barras–dijo Mackenzie mientras se terminaba de arreglar su coleta

–Más que lista

–Yo la verdad tenía más ganas de comer una hamburguesa–interrumpió Sarah dejando su mochila en el locker.

Sarah y Mackenzie eran realmente mis únicas amigas, en la escuela no era muy buena socializando pero la gimnasia me ayuda a abrirme más y era más fácil platicar con personas que aman lo mismo que tú. Tras veinte minutos, empezamos a calentar y a hacer todos los ejercicios que nuestra coach nos pedía. Después pasamos a tener un pequeño break para comer algo y tomar agua; fue ahí que me di cuenta que tenía llamadas perdidas y mensajes de papá

Madelyn Grey ShepherdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora