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La joven cabellera negra y de mechas rojas, bufó levemente en la barra, era algo pesado los turnos nocturnos, después de todo al menos recibiría un cobro extra por hacer este turno y era lo único que necesitaba, aunque tuviese dinero de sobra, nunca se sabía cuando pudiese quedarse sin algo de dinero realmente.
Bufó al ver alguien acercándose a la barra, se puso correctamente preparada para cualquier tipo de bebida que lo que parecía un hombre viniese a pedir, le observó detenidamente, era un hombre bastante grande y no tenía una pinta amigable, menos cuando se acercó, pues tenía un olor a alcohol que le estaba dando asco a la joven T/N que arrugó la nariz al solo percibir el olor.
— ¿Qué va a querer? — cuestionó la de mechas rojas, preparando un baso desde inicio, rodando los ojos algo cansada del trabajo, pues ya eran más o menos las cuatro de la mañana y llevaba desde las siete escuchando música, ruido, gente gritando y alguna pelea.
— A ti, preciosa. — contestó guiñándole el ojo a la contraria, mientras se mantenía en la barra como realmente podía, ganándose una mirada de asco de la joven bartender, haciendo que el borracho se molestara. — Oye, oye, quita esa cara, muñeca.
— Creo que fue mucho para ti hoy. Váyase, por favor. — pidió amablemente, tratando de ocultar su rabia interna contra el tío que le estaba molestando o más bien, tratando de ligar.
— Te noto un poco... exaltada, ¿quieres que te relaje, nena? — ofreció el hombre tratando de agarrar el brazo a la camarera, pensando que se dejaría o le ganaría el miedo, sin embargo, esta misma, le tomándole del brazo para acercar sus rostros.
