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Si un felino pudiera sonreír, la mueca que tenía esa pantera en la cara era una clara muestra de eso. Una vocecilla le decía que tenía que sentirse ofendido y frustrado por ser mordido de esa forma tan posesiva delante del tigre además de haber salido corriendo detrás de ese chucho, eso realmente era vergonzoso para un felino, no era algo como para sentirse orgulloso.

Jisung soporto seguir al chucho con la mayor dignidad que le fue posible, aunque el viaje lo estaba mareando en demasía. Su estómago comenzó a revolverse, la contracción que le avisaba que estaba a punto de perder lo poco de la cena que había logrado tragar, lo hizo chillar de un modo poco elegante.

Asustado Minho se detuvo y le ayudó a su pequeño tesoro a mantenerse estable sobre el manto de hojas del bosque. Los ojos dorados de lobo no perdían detalle de la extraña manera en que la pantera se tambaleaba sobre sus patas, se veía igual que los humanos cuando bebían más licor de la cuenta. Levantando las orejas el enorme lobo comenzó a gruñirle a la muralla de árboles, estaba por volverse sobre sus pasos para patearle el culo al tigre por haberle hecho daño a su pareja.

La pantera parecía enferma.

— ¡Grrrr! —fue un rugido débil. Un aterrado lobo vio cómo su delicada pareja vomitaba mientras lloriqueaba avergonzado. Minho quería regresar a su forma humana, pero el lobo no se lo permitió. Ya los humanos habían hecho suficientes estupideces como para cederles terreno, de este asunto se encargaría el lobo. Estaba en su lucha interna cuando vio que la pantera dejó de vomitar, después de todo el desastre que había hecho sobre el suelo, se veía mucho mejor.

La pantera se alejó de la suciedad, levantando su carita peluda miró tímidamente al lobo que sentado lo observaba con una seriedad que le erizó los pelos de la nuca.

— ¡Rrrr! —coqueteó la pantera ronroneando tratando de cambiarle la expresión al enorme lobo que lo miraba bastante enfadado. Ni siquiera el reinado de la luna llena sobre el cielo y la excitación de ambos parecía borrarle esa mirada demasiada calculadora al chucho. Así que como todo felino que se preciara de serlo, comenzó a ronronear mientras movía su larga cola de un modo bastante sugestivo. Resopló enfadado cuando vio que no podía hacer reaccionar al animal testarudo.

Cuando ya Jisung se estaba dando por vencido, el lobo decidió levantarse y caminar alrededor de la pantera. Minho se veía muy concentrado, así que la pantera decidió quedarse allí de pie, soportando el escrutinio como el malcriado que era. A la menor provocación le enseñaría en carne propia lo que el tigre había sentido cuando sus garras felinas le habían traspasado la piel de la espalda. Que se anduviera con cuidado el pulgoso.

Jisung estaba incómodo, el lobo ahora le olfateaba la carita peluda, luego el cuello hasta bajar a su lomo, y cuando comenzó a bajar más de lo decoroso, le dio un zarpazo para recordarle que había ciertas costumbres caninas con las que él no concordaba.

El lobo de inmediato dio marcha atrás, justo cuando Jisung pensó que todo ese extraño asunto llegaba a su fin, el lobo comenzó a lamerlo como si se lo fuera a comer. Eso sí era ir demasiado lejos, bufando dejó salir el aire de sus pulmones, mostrándole los colmillos al lobo, le dejó claro que más le valía que se dejara de cosas raras.

Contrario a lo que Jisung pudo haberse imaginado, el lobo se veía emocionado, exultante. Comenzó a correr a su alrededor y a mover la cola mientras hacía ruiditos de perro feliz. El felino estaba por convocar a su forma humana y pedir explicaciones, cuando las fauces del lobo lo tomaron por la piel de la nuca mordiéndole nuevamente y con un ligero golpe con su hocico le indicó que le siguiera nuevamente. Después de un rato Jisung decidió darle una pausa a la caminata, si seguía en eso lo único que ganaría sería vomitar de nuevo. Vomitar como un gato envenenado no era muy sexy si querías que te dieran una buena revolcada bajo la luz de la luna.

el lobo y la pantera ꗃ minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora