Convencí a Jyn Prescott —ex jefa de Mako —, para regalarle la cajita con los cupcakes que contenía la tarjeta de cumpleaños.
Le había pagado un par de euros para que se mantuviera al margen y no echara a perder mi gran hazaña. Al principio no estaba convencida al ver la caja de dudosa procedencia creyendo que contenía algún tipo de droga.
¡¿Cómo se atrevían a dudar de mi don para hacer postres!?
Vale, nadie debe aceptar comida de desconocidos, pero en mi defensa yo fui con buenas intenciones, no tanto en la parte que convencía y medio obligaba a Hanssen a ser participe.
Sinceramente no sabía si Mako había hecho caso a la tarjeta que hice con cariño, pero de todas maneras funcionó. Por supuesto no me siento orgulloso de dormir a mi mejor amigo para meterlo dentro de un Camaro como si fuera un estuche para muñeco con ropa incluido y haber engañado a la chica.
Todo es mi culpa.
La idea en mi cabeza se proyectaba de manera maravillosa y divertida, en cambio Hanssen quería hacerlo a su modo: Espiarla desde la ventana de su apartamento como si fuera un acosador sin cruzar palabras o miradas... mmm, aburriiido.
¡Debían hablar de una manera u otra, por favor!
Hanssen estaba lo bastante pillado, pero yo fingía que no me daba cuenta.
Una vez estábamos en el centro comercial con la excusa de conocer a Mako tal y como le habíamos propuesto al coronel Hammada, ella paseaba sola inmersa en su mundo.
Lo recuerdo algo así:
—Ve a hablarle está sola —le dije a Hanssen mientras yo tomaba un batido —. Es tu oportunidad.
—No.
—¿Por qué no? ¡Solo mírala!
—Baja la voz nos van a pillar.
—El pillado eres tú.
—Concentrate en acabar con tu batido —se cruzó de brazos con molestia. Sus ojos no tardaron en clavarse en Mako que seguía dentro de una tienda de ropa —. ¿A qué hora nos largamos?
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Un deseo prohibido #1
RomanceMako ha pedido un deseo de cumpleaños, sin imaginar que cinco minutos después un chico atractivo aparece dentro de su auto armado. ... Su deseo era simple: vivir una aventura extrema que la pudiera sacar de las cuatro paredes llamado hogar. Mako Ham...