Capítulo 42 (parte II)

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La amplia palma de Taehyung me cubre la boca cuando alguien llama a la puerta de su habitación, obligándome a contener los jadeos.

— ¡Yoonie! —La inconfundible voz de Sushi se oye desde el otro lado—. ¡Kim Taehyung!

—Carajo. —Gruño, tratando de incorporarme, pero mi novio parece que no quiere dejar de embestirme.

— ¡Estamos ocupados! —Taehyung exclama.

— ¡Se hace tarde para la cena de cumpleaños de Nahyun! —Joohyun vocifera esta vez.

— ¡Muevan el trasero! —Jiwon acota.

"¡Arriba el matriarcado!" diría mi abuela en estos momentos. Y cuánta razón tiene. Sin Jiwon y sin Joohyun, Taehyung y yo estaríamos volando constantemente por una nube de desatención.

—Si supieran... —Murmura, en compañía de una firme nalgada que me obliga a reprimir un jadeo.

—Apúrate. —Le digo de mala manera. ¡Sabe que yo odio llegar tarde a cualquier lugar!

Cuando logro incorporarme, mis miembros inferiores duelen como si me hubiese arrollado un tren. Me acerco al amplio espejo existente en el cuarto para echar un vistazo a mi figura, notificando que la piel de mi culo está teñida de un rojo intenso.

Ruedo los ojos cuando mi novio se acerca a dejar un fugaz besito en mi espalda.

—Te amo. —Alarga, notablemente contento, mientras corre hacia el baño.

Como si fuera poco, y especialmente para no levantar sospechas en caso de que alguien nos vea, Taehyung me permite conducir su Hyundai Equus de color negro para que Joo y yo nos traslademos hasta el restaurante donde cenaremos esta noche. Él y Sushi toman otro de sus tantos vehículos.

Sí, ellas podrían ir a algún lugar en donde personas del mismo género sean capaces de casarse, pero no tendría ningún tipo de valor en Corea del Sur. Y, por obvios motivos, no tienen pensado mudarse de nuestro país por el momento, mucho menos con la llegada del bebé.

Cuando llegamos al restaurante que Namjoon reservó para que cenemos esta noche, un mayordomo nos recibe y nos muestra el camino hacia la mesa.

Todos nos ubicamos en la mesa redonda y nos entregan el menú para que podamos escoger nuestras respectivas comidas.

—Gracias a todos por venir. —Namjoon es el primero en hablar.

—Gracias por la invitación. —Taehyung replica.

La indignación se esparce por el rostro de Tae.

— ¿Así tratarás a tu mejor amigo? —Le reprocha.

Y Namjoon ríe. ¡Ah, hermoso de mi corazón!

—Sabes que te adoro, hermano.

—Sí, seguro. —Tae replica luego de haber rodado sus preciosos ojos.

Uno de los mozos aparece con una botella —costosa, claro— de vino tinto y llena casi todas las copas, excepto la de Jiwon, quien debe conformarse con agua.

—Dime la verdad, Taehyung-ssi... —Namjoon prosigue luego de darle un sorbo a su bebida—. La extrañas como asistente, ¿verdad?

—Mucho —afirma y se relame los labios—. El asistente que tengo ahora es...

Automáticamente, Jiwon lo fulmina con la mirada.

—Cuidado con lo que dirás sobre Yoonie.

Fingiendo inocencia, mi novio hace un puchero ante la advertencia de su mejor amiga y, agachando la cabeza, murmura:

—Es maravilloso.

—Yo extraño tener de compañero a YoonGi. —Nahyun, con una nota evidente de melancolía, agrega.

—Pero estamos en sectores distintos.

—No empiecen a llorar, por favor —Taehyung habla con aquel tono soberbio que continuamente lo caracteriza, chequeando los platillos que ofrece el menú—. Arruinarán mi cena.

—Coman con libertad —Namjoon nos dice—, que hoy pago yo.

Escuchar aquello no me resulta un consuelo, pues todo en este restaurante es carísimo. Debo recordarme una y otra vez que casi todas las personas con las que estoy compartiendo la mesa son millonarios.

Mi salario como jefe del departamento de recursos humanos es un poco más —bastante— elevado que lo que cobraba siendo el segundo asistente de Taehyung, así que con ello espero, pronto, invitar a cenar a mi familia y allegados.

Escojo samgyetang para cenar esta noche y, para acompañar a Jiwon-ssi y su dura tarea de no ingerir alcohol, elijo jugo de manzana como bebida principal.

La charla se desenvuelve con fluidez entre los presentes, las risas lo inundan todo en nuestra mesa y no puedo sentirme más feliz de estar compartiendo el cumpleaños de una mujer increíble que, en poco tiempo, se convirtió en una de mis amigas más queridas.

—Disculpen, tengo que atender, son mis padres. —Les informo a los presentes mientras me levanto, efectuando una reverencia respetuosa.

Tendencia + Torpeza //KTH + MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora