𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 𝐎𝐅 𝐘𝐎𝐔│𝐌𝐘𝐊𝐑

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Maya movía sus dedos con nervios, se mordía el labio con insistencia y sentía su corazón acelerarse.

Alzó su vista y buscó a Claudine, la vio del otro lado de la ventana de aquel café, la rubia alzó sus pulgares para preguntar si estaba todo bien, con lo que Maya negó ligeramente, Claudine rodó los ojos y sonrió ampliamente, tocando sus mejillas, indicándole a la castaña que hiciera lo mismo.

Maya sonrió de forma forzada y Claudine hizo una expresión de "Está excelente" mientras le hacía un gesto de "Ok" con su mano.

Maya pensó que estaba haciendo el ridículo y rió con honestidad.

Ese día tenía una cita, después de cagarla ya cuatro veces en los últimos meses, Claudine le había dicho que se tome un tiempo y volviera a intentarlo de nuevo.

Así que era la primera cita que tenía en semanas.

Y su cita estaba llegando tarde.

Claudine señaló hacia la puerta, haciendo gestos raros para indicarle que ya venía, de inmediato, Maya volvió a ponerse totalmente roja, al mismo tiempo que la puerta se abría y entraba, la chica le dedicaba una sonrisa vergonzosa, la mirada de Maya no pudo evitar ir hacia hacia sus piernas, expuestas por la minifalda que llevaba, sus tacones sonaron cuando se fue acercando a la mesa.

—Disculpa mucho la tardanza —la chica hizo una reverencia—. Tuve un problema con mi gata.

—Oh, no llevo mucho tiempo aquí tampoco, no hay problema— dijo Maya con su mejor sonrisa— ¿Qué le pasó a su gatita?

Con eso dio comienzo a una charla amena y que iba muy bien, Claudine las veía hablar, reír por los chistes tontos y suspiró de alivio, con una mano en el corazón, creía que finalmente Maya estaba consiguiendo algo con alguien más, por más que le dolía dejarla ir, ella lo merecía, por eso la estaba ayudando en todo eso.

Habrán sido dos minutos en los cuales no la vio y la dejó para que siga sola, y no sabe qué podría haber hecho para cagarla tan rápido pero tal como entró, la chica salió del lugar.

Al verla se volteó de nuevo hacia Maya, abrió sus brazos hacia ella.

—¿Qué verga, Tendou?

Maya asintió avergonzada, pagó y salió rápidamente de allí, yendo hacia Claudine, con un mohín.

—Hablé de ti— murmuró.

Claudine suspiró de forma pesada, y rodó los ojos.

—¡Maya! ¿Otra vez? ¿Qué te digo siempre?

—Que no se mencionan a los ex en las citas con alguien nuevo.

—Nunca, Maya, nunca.

Maya asintió.

—Venga, pasamos por el parque para tu algodón de azúcar de consolación y a casa.

Maya sonrió.

Claudine pasó un brazo sobre sus hombros y comenzaron a caminar a la par en silencio cómodo, hasta el parque, donde pararon por su algodón de azúcar y continuaron el último tramo con una Maya comiendo una "porquería azucarada" según Claudine.

Tirada en el sillón de la sala, mirando el techo, Maya volvió a preguntar lo mismo que otras veces:

—¿Y si no estoy hecha para el amor?

—Maya, a mí me amaste bien, y nos fue muy bien, ¿Por qué no podrías hacerlo de nuevo?

—Porque no eres tú, ¿Quizás?

Claudine rodó los ojos, y siguió comiendo del cereal con yogurt que se había preparado durante la depresión de su exnovia.

—¿Claudine, quieres volver conmigo?

Claudine en verdad quería.

—No, Maya— respondió automáticamente y con desinterés—. Busca a alguien más, hay mucha gente dispuesta a estar con una chica tan bonita y maravillosa como tú.

Maya sonrió con mera vergüenza.

Ella siempre le preguntaba a Claudine si quería volver, pero la menor siempre respondía que no, y por más que sabía el porqué, le dolía igual.