A Fire Repeated 1/2

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"Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite"

-Pablo Neruda, "Si tú me olvidas"




Mark ha vivido una vida privilegiada, y él lo sabe.

Mientras las personas en el campo tenían sequía y hambre, el tenía brocado de seda y mascaradas en el salón de baile familiar. Mientras la gente de su padre tenía dificultades y luchas, el tenía cortinas de terciopelo y camareros de guardia.

Mark tiene una buena vida.

Lo sabe, y no siente culpa.

Sus manos trazan el tallo de una copa de vino ornamentada mientras su padre habla de política en la mesa de la cena. Su madre no está interesada, como siempre, y recoge su tazón de budín de pan con el ceño fruncido. Cuando un sirviente se mueve para llevarse el tazón, los saluda y frunce el ceño.

Mark está escuchando atentamente, sus dedos todavía se arrastran sobre la copa de vino mientras asiente con la cabeza a las palabras de su padre. El comercio con la Provincia Oriental va bien y se ha convertido en un sustituto pasajero de los recursos del sur afectados por la sequía. Mark calcula que supervisará el mantenimiento de su estrecha relación cuando asuma el trono. Está ansioso por hacerlo, su estómago revolotea en anticipación porque sabe que es muy parecido a su padre. Con mano fuerte y cabeza clara, sabe lo que quiere y sabe cómo conseguirlo. El rey es inquebrantable, un roble en un huracán, y Mark está a su lado.

"¿Necesita algo más, su alteza?"

Es una voz de su derecha, una que Mark no reconoce, y mira hacia el nuevo sirviente con una ligera curiosidad. Su padre no le había dicho que habían contratado a nuevos camareros.

El sirviente es joven, no mayor que el mismo Mark, con el pelo claro, despeinado y la piel sumergida en miel. Sus miradas se encuentran durante medio minuto, y Mark se siente extrañamente inestable, como si estuviera a punto de derrumbarse de su silla. El chico repite su pregunta, su voz como las campanas que los plebeyos colocan en la orilla del mar para guiar a los espíritus acuáticos, y Mark parpadea. "¿Disculpa?"

El chico sonríe entonces, solo una curva se asoma de sus labios llenos, pero no llega a sus ojos. "Le pregunté si necesitaba algo".

"Oh, eh... No, no, estoy bien. Gracias".

Al otro lado de la mesa, la madre de Mark se burla. "¿Acabas de agradecer su ayuda?"

Mark escucha al sirviente reírse en voz baja antes de agacharle la cabeza y salir del comedor. Hay un nudo en su garganta, qué extraño, y sacude la cabeza. "Fue un d-desliz de lengua. ¿No sabía que habías contratado nuevo personal?"

"Ayer mismo," dice su padre asintiendo. "Necesitábamos ayuda en la cocina".

"¿De dónde es?"

Su madre levanta una ceja. "¿Importa?"

Mark frunce el ceño. "No. No, supongo que no".


[MARKHYUCK] Empire of Ashes | TRADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora