𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | ❝ A él le gusta ella, a ella le gusta él, todos los sabemos, excepto ellos. ❞
Sirius Black: Engreido, mujeriego, arrogante, testarudo, casanova, idiota... esas son solo algunas de las palabras con las que Sabrina describ...
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" Efectivamente ustedes me conocen,pero yo no los conozco. "
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SABRINA CAMINABA POR los enormes e infinitos pasillos del colegio Hogwarts, seguida de Sophie, Luke y Alex. Los cuatro estaban retrasados para su clase de encantamientos. Por cada puerta que pasaban se asomaban ya que estaban perdidos.
—Genial. Llegaremos tarde a nuestra primer clase de posciones —exclamó el rubio con sarcasmo.
Sabrina divizó a cuatro chicos a lo lejos del pasillo, que chismoseaban entre ellos con miradas de maldad y sonrisas burlonas. Sabrina decidió simplemente ignorarlos, pero Luke no.
—Miren, tal vez esos chicos quieran ayudarnos —habló antes de arrastrar a los otros tres chicos hasta donde estaban ellos. Sus risas y charlas cesaron al percatarse de la precencia de los estudiantes de primero parados frente a ellos—. Hola, disculpen, ¿saben donde podemos encontrar el salón de...?
Pero Luke no pudo terminar su pregunta ya que Sabrina pegó un grito ensordecedor.
—¡Regulus! —gritó señalando a un pequeño chico que se acercaba a ellos corriendo y con la respiración agitada.
El chico de slytherin se apoyó en Sabrina para poder recuperar su aliento antes de hablar.
—Vine corriendo —suspiró como pudo, aún tratando de respirar con normalidad.
Su mirada se centró en los chicos de segundo, los cuales lo observaban con una ceja levantada.
—Deberían alejarse de ellos. Suelen atraer a los problemas —comentó mirando fijamente al pelinegro el cual agarró su varita con fuerza bajo su tunica con el ceño fruncido en su rostro—. El profesor Flitwick me envió a buscarlos. ¿Qué los retrasó tanto?
—Nos perdimos —contestó Luke levemente avergonzado porque el profesor tuvo que mandar a alguien a buscarlo. El chico de slytherin lo inspeccionó con la mirada de pies a cabeza, muy lentamente; y luego pareció recordar algo, por lo que hizo una mueca de asco.
El pelinegro más grande rodó los ojos por la actitud del chico.
—Bien, ya vayamos a clases —dijo Sabrina rodeando el cuello de Regulus con el brazo para comenzar a caminar junto a él a la clase.
—¿Por qué me miró así? Fue escalofriante —murmuró Luke quieto en su lugar, donde, ni Sabrina ni Regulos llegaron a escucharlo.
Sus amigos no dijeron nada y simplemente siguieron a la gryffindor y al slytherin.
—Lamento haberlos interrumpido —se disculpó Luke con los chicos más grandes quienes le sonrieron divertidos, antes de comenzar a trotar en dirección a sus amigos para alcanzarlos.
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Sophie y Sabrina caminaban por las afueras del castillo en sus horas libres. Sophie le conversaba a Sabrina lo emocionada que estaba por hacer las pruebas de quidditch, sin saber que en realidad, los de primer año no pueden entrar al equipo. Sabrina solo asentía de vez en cuando, sin prestarle mucha atención. Se encontraba en su mundo pensando en Donn, había faltado a las últimas clases de la mañana.
—Mi padre me enseñó todo lo que se con la escoba, mi madre solo soltaba gritos de horror cada vez que me elevaba en el aire. Creo que nunca se acostumbro a la má...
—¿Esa no es Donn? —La rubia frunció el ceño por la forma en la que la había ignorado en todo lo que le había contado, pero luego dirigió su vista hasta donde Sabrina señalaba.
A lo lejos, debajo de un arbol, yasía una pequeña niña de Hufflepuff, abrazaba sus piernas y escondía la cabeza entre ellas.
—¿Tiene el pelo verde? —cuestionó impactada Sophie luego de que se habían acercado más.
—Esta llorando —aseguró Sabrina para, segundos más tarde, comenzar a correr junto a Sophie en dirección de su amiga.
—¿Caramelo? ¿Qué te pasa? —preguntó Sophie preocupada mientras se sentaba a su lado.
—Nada, estoy bien —contestó la chica con la voz entrecortada, sin sacar la cabeza de entre sus piernas.
—¿Por qué lloras?
—Se burlaron de mi y me hicieron una broma pesada —confesó en un leve susurro, pero lo suficientemente alto como para que ambas gryffindors llegaran a escucharla.
—¿Qué fue lo que te hicieron? —cuestionó Sophie y Sabrina la miro mal. Pues era obvio que le habían pintado el pelo de verde.
Donn la miró mal y luego volvió a meter su cabeza entre sus piernas pero Sophie la tomó del menton, obligandola a levantar la vista.
—¿Quién fue? —La Hufflepuff se quedó callada. Por el tono de voz de la rubia sabía que nada bueno se avecinaba—. ¿Quién fue? —repitió subiendo un poco su tono de voz—. Donn, contestame.
—Unos chicos altos, que parecían de cuarto año, más o menos... eran de Gryffindor.
Sabrina se levantó y comenzó a caminar hacia el colegio, dispuesta a enfrentar a los brabucones que se atrevieron a burlarse de su amiga, dispuesta a partirles la cara. Sabía que iba a estar en desbentaja, pues ella era de primer año y esos chicos de cuarto, según Donn, pero si algo había aprendido durante el tiempo que fue al colegio muggle es que: si la hacen enojar realmente, ella era capaz de lo que sea, peor aún si se trata de uno de sus amigos.
En el momento en el que pusó un pie en el castillo, un liquido espeso y pegajoso cayó sobre ella. Pegó un grito de horror mezclado de asco al ver lo verde que era y como la invadia completamente. Comenzó a escupir lo que le había entrado en la boca cuando cuatro chicos de segundo año se acercaron a ella riendo.
Los chicos a los cuales Luke quería pedirles ayuda esa mañana. Los chicos se reían de ella, bueno, tres de ellos se reían de ella, el otro solo la miraba avergonzado y apenado por lo que paso, pero en sus ojos había diversión.
—¿Qué mierda? Voy a matarlos —murmuró mirando a los cuatro chicos con odio, incluso a el que no había reido.
—Esperen... Ella es la chica que su padre desheredará por no haber quedado en Slytherin —dijo el chico de anteojos, aún riendo.
El chico más bajito y el chico de cabello castaño claro lo miraron raro y sin entender, mientras que el otro de ellos, el pelinegro de ojos grises, se reía más aún.
—Es cierto.
—Efectivamente ustedes me conocen, pero yo no los conozco —contestó la chica apretando los puños.
El de anteojos iba a volver a hablar cuando otro chico llegó. El era casi tan alto como el de anteojos si no es que tenían la misma altura. Tenía el uniforme de Hufflepuff y el pelo le caía a los costados de su rostro. El chico se pusó delante de Sabrina como protección.
—¿Molestando a los de primer año? Que pateticos. No sabía que podían caer más bajo, luego de haber restado doscientos puntos a su casa en la última semana escolar el año pasado cuando Gryffindor llevaba la delantera. Me sorprende que los de su casa les siguan hablando.