6: La llegada a Hogwarts

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" Tanto azucar me esta empalagando

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" Tanto azucar me esta empalagando. "

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LLEGÓ HASTA EL baño y cuando iba a tocar, justo la puerta se abrió dejando ver a una hermosa chica rubia, y Sabrina la golpeó sin querer ya que no se veía venir que la puerta se abriría justo cuando ella golpearía, así que el golpe lo termino recibiendo la chica.

—Lo siento mucho —se disculpó, realmente apenada.

—No te preocupes, todo bien —le dijo levantando los dedos pulgares— ¿Tienes compartimento o aún no?

—Tengo pero no estoy cómoda allí.

—¿Vienes conmigo? Estoy sola yo con una chica demasiado tierna para mi gusto. Tanto azucar me esta empalagando, es demaciado dulce.

Sabrina rió y aceptó y ambas chicas caminaron juntas hasta llegar a un compartimento donde se encontraba Donn.

—Hola —dijo y la abrazo.

—No sabes lo dificil que fue que me hablara a mi y a ti te ve y te abraza —bramó la rubia, consiguiendó que Donn se sonrojara y escondiera su rostro con mechones de su cabello.

—Ya nos conociamos, en realidad.

Las tres se sentaron y se la pasaron todo el viaje hablando y riendo muy animadamente entre ellas, hasta que el tren disminuyó su velocidad hasta que frenó por completo.

Sabrina y la rubia se pararon de sus asiento.

—¿Vienes o no, caramelo? —le preguntó la rubia a Donn y esta se levantó de su asiento.

—No me llames caramelo.

Fue lo unico que dijo antes de comenzar a caminar.

Salieron del tren empujando a todos los alumnos, Donn no debaja de disculparse con las personas por los empujones que daban Sabrina y la rubia.

—¡Atención! Los de primer año vengan conmigo —lograron escuchar y las tres se dirigieron hasta quien les había hablado.

Se encontraron a un hombre enorme, un semigigante. El hombre gritaba mientras agitaba los brazos tratando de llamar la atención de los más pequeños que iban a curzar su primer año en el colegio.

Sabrina comenzó a caminar hasta él, perdiendo de vista a la rubia y a Donn. El semigigante se presentó como Hagrid y les explico que para llegar al castillo debían de atravezar el lago en unos pequeños botes, en los cuales solo podían entrar tres personas.

Sabrina se sentó en uno de los botes y esperó a que alguien más se sentara con ella. Decidió que buscaría a la rubia, la cuál aún desconocía su nombre, y a Donn cuando ya hayan entrado en el castillo, pues en ese momento, los estudiantes estaban demasiado apretujados como para ponerse a buscar a las dos chicas.

Sabrina sintió como el peso del bose de sumerigía hacía atras, equilibrandolo. Volteó y se encontró con Regulus.

—¡Cuqui! —exclamó el chico, procurando que únicamente la chica lo escuchara.

—Hola Regulus —saludó y luego de unos segundos se percató de como la había llamado—. ¡Oye! No me llames así.

El pelinegro abrió la boca para articular palabras mientras sonreía divertido cuando Luke y Alex llegarón hasta ellos y comenzarón a subir al pequeño bote.

—¡Brina! Me tenías preocupado, no volviste, creí que te había pasado algo.

Sabrina le sonrio tiernamente al rubio notando como Regulus se apartaba para acercarse más a ella y alejarse más de los dos amigos, claramente incómodo.

Sabrina disfrutó del camino, señalando todos los peces de colores que atravezaban en lago debajo de ellos, emocionada, enceñandoselos a Regulus quien sonreía por la emoción de la chica.

Luke los observaba con recelo, pero su expresión cambiaba cuando Alex le hablaba emocionado, hasta que el chico se dio cuenta de la mirada fulminante con la que el rubio observaba al chico con el que hablaba Sabrina.

—Relajate y disfruta del hermoso paisaje, Luke —le dijo tranquilamente el castaño, pasando una de sus manos por el hombro de su amigo y el chico asintió.

Tras el maravilloso camino, los estudiantes llegaron hasta su destino. Desembarcaron de los botes. El primero en bajarse fue Alex, seguido de Luke, y tras el rubio se bajo Regulus, quien le extendió una mano para ayudar a bajar a Sabrina.

—Que caballeroso —bromeó la chica, y ambos rieron levemente antes de adentrarse en el enorme castillo, guiados por el semigigante.

Las inmensas puertas se abrieron y los estudiantes se adentraron en el colegio, admirando cada detalle. Los pisos eran totalmente de piedra al igual que las paredes. Fueron llevados hasta el vestíbulo. En definitiva este era más grande que toda la casa de Sabrina. La pequeña chica obsevaba todo con emoción y euforía.

—Los de pirmer año, profesora.

—Gracias, Hagrid. Yo me encargaré de ellos.

Sabrina escuchó decir a una bruja grande. La observó, si no se equivocaba era Minerva McGonagall.

El semigigante se fue, dejando a los estudiantes con la profesora, que tenía un rostro severo en su rostro.

—Bienvenidos a Hogwarts —comenzó y todas los veces que anteriormente se escuchaban, poco a poco, fueron disminuyendo hastá que el salón quedo en completo silencio, mientras todos prestaban atención a lo que decía la profesora—. La ceremonía del comeinzó del curso comenzará dentro de poco; pero antes de que tomen sus asientos en las mesas, deberán ser seleccionados para sus casas por el sombrero seleccionador. La selección de sus casas es muy importante porque mientras estén aquí, los miembros de sus casas serán como su familia, dormirán en los dormitorios de sus casas, pasarán el tiempo libre en la sala común de sus casas y compartiran las comidas en las mesas de sus casas.

La profesora se quedo en silencio unos minutos, como si estuviera pensando que decir después; pero cuando habló, no parecía dudar o no parecía que lo haya dudado; habló decidida, como si ya hubiera dicho ese discurso cientos de veces.

—Las cuatro casas son: Gryffindor, Hufflepuff, Slytherin y Ravenclaw. Cada casa ha producido grandes hechiceros, con mucho potencial y poder. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos harás que ganen puntos, mientras que cualquier roptura de las normas les haran perderlos. El el banquete de fin de curso, la casa que obtenga más puntos, será premiada con La Copa De Las Casas.

Y tras decir ese largo discurso, que parecía estudiado de memoria, la profesora, guió a los estudiantes hasta el Gran Salón. 

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〖♡ M I R I D E G R A N G E R ♡〗

𝐔𝐍 𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋 𝐅𝐄𝐋𝐈𝐙 | Sirius Black | © PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora