Suave Tacto

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No importaba cuanto tiempo tardara Henry en construir un animatrónico, sus manos siempre terminaban por volverse cada vez más ásperas y callosas, sin embargo, para William aquellas manos permanecerían suaves y perfectas en todo momento.

En una ocasión, William observó cada movimiento que Henry hacía en su taller, el hombre de baja estatura estaba por terminar de arreglar un defecto en uno de los animatrónicos del local, únicamente le faltaba por colocar el distinguido garfio del animatrónico cuando soltó un chillido que alarmó a William. Afton sin pensarlo dos veces se acercó a su pareja dispuesto a socorrerlo.

—Henry, tranquilo respira, hey, hey, no vayas hacia la luz, ¿cuántos dedos ves? —sí, William solía exagerar por cualquier situación, incluso por muy pequeña que fuera.

—Estoy bien, no es necesario que te preocupes demasiado —Henry rio levemente mientras observaba al hombre amante del color morado—, pero contestando a tu pregunta veo tres dedos —terminó por aclarar luego de bajar la mano del hombre.

—Lo siento, pero te escuche gritar y quería saber...

—Will, sabes que no me molesta tu presencia, sin embargo, pienso que es mejor que me dejes trabajar a solas.

William sabía que Henry no lo decía para hacerlo sentir mal, Afton entendía que en ocasiones podía ser muy molesto.

—Entiendo —bajó un poco la cabeza en señal de tristeza, Henry lo notó y con su mano sana lo tomó del mentón.

Ambos compartieron una sonrisa hasta que William posó los ojos en la mano herida de Henry, de inmediato sus ojos se abrieron lo más que pudieron y se alejó del hombre para buscar el botiquín de primeros auxilios.

—William, ya te lo dije estoy bien —Henry bufó mientras dejaba que William limpiara su herida con una bola de algodón bañada en alcohol etílico.

—Henry estabas sangrando hace unos momentos, por supuesto que no te encontrabas bien —reprendió Afton luego de fruncir el ceño.

—Solo fue un pequeño corte —Henry rodó los ojos para luego soltar un suspiro—. Debo modificar el garfio, será peligroso cuando los niños estén cerca de Foxy, ya tenemos suficiente con los rumores en donde dicen que los animatrónicos son unos asesinos con almas de niños en su interior. No estoy dispuesto a arriesgar el local.

—Hen, como dices son rumores, nada más —William terminó por limpiar la herida, esta vez tomó una nueva bola de algodón del botiquín para quitar el líquido restante—, pero estoy de acuerdo contigo, más vale prevenir que lamentar, ¿no?

Afton alzó la vista hasta visualizar los ojos de Henry, el creador de los trajes spring-locks lucía abatido, William conocía esa faceta, Henry no estaba preocupado, si no asustado.

—¿Hay algo que contar? —el hombre británico preguntó tras quitar la bola de algodón sobre la mano del hombre menor. Con cariño, acarició aquella mano hasta entrelazarla con la suya, ante la muestra de afecto Henry soltó una risita.

—Me asusta que algo malo pase, y no precisamente me refiero al restaurante —por el tono de voz usado, William dedujo a qué se refería su pareja—. Temo que lo nuestro se descubra tarde o temprano. Me asusto ante la idea de que esto afecte de alguna a nuestros hijos, ellos no merecen ser rechazados solo por tener padres homosexuales.

William comprendía a su pareja, para su desgracia seguían viviendo en una época en donde la homosexualidad estaba considerada como algo malo. Solos sus hijos y la exesposa de Henry sabían de su relación, por suerte, ninguno de ellos los juzgaban, por lo que continuaban tratándolos como siempre lo hacían.

Suave tacto | William x Henry (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora