。☬🌙☬。 La amnistía del diablo

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Tras el "nacimiento" de Jimgi algunas cosas cambiaron, tener al pequeño entre mis brazos llenaba el vacío que había dejado el ya no amar a Jimin, como pude, fui aprendiendo a cuidar de un ser vivo, pues, a pesar de ser fruto de un hechizo su recipiente era un niño humano que necesitaba los cuidados correspondientes, por ello agradecía ser un demonio ya que no necesitaba dormir y este trozo de carne solía despertar en un insufrible llanto a mitad de la noche.

Pasaron unos años y Jimin apareció una tarde diciendo que iba a pasar unos días con Jimgi, y antes de poder objetar o decir nada, el arcángel desapareció con el pequeño de solo 5 años. Traté de calmarme y ser razonable, pero cada minuto lejos del menor me irritaba más, cuando el pelirosa regresó con el niño dormido en sus brazos se lo arrebaté sin despertarlo y lo llevé a su cuarto, mientras lo acomodaba en su cama Jimin observaba el lugar, los sencillos juguetes de madera regados sobre un tapete a los pies de la cama, el pequeño librero con cuentos y materiales de dibujo, y finalmente el peluche de pollito que Jimgi siempre abrazaba al dormir.

Con un chasquido nos saque del cuarto del niño para llevarnos a la biblioteca.

―La próxima vez que te llevas a MI hijo sin siquiera preguntar te juro que te arrancaré las alas pluma por pluma ¿Quedo claro Raguel? ―El mencionado asintió sin despegar la vista del suelo mientras jugaba con sus dedos―Ahora eres mudo ¿O qué? Habla y dime donde infiernos te metiste por 4 días con Jimgi.

―Lo lleve a ver unicornios e hipogrifos al noreste, en las montañas, ahí nadie pondría verlo.

Asentí e invité al menor a tomar asiento, después nuestra conversación fue como la de un matrimonio divorciado que ahora buscaba dividir la patria potestad de su hijo. No estando de acuerdo acepté a que durante 3 días al año Jimin podría venir por él y pasar tiempo juntos, a fin de cuentas, mi pequeño Jimgi también era en parte suyo.

De esa forma estuvimos en una convivencia tranquila unos años, cuando el niño cumplió sus 8 añitos me di cuenta que los años siguientes ya no crecía físicamente, por lo que siempre sería un niño. Unos tiempo después llego el impertinente de Seokjin a quedarse conmigo a pesar de las mil objeciones que le di de porque no se quedaría, pero aun así lo hizo, coloco su ataúd en un cuarto y se instaló, tenía esperanza en que el vampiro y el niño no se cruzaran en ese tiempo, pero casi se me va el alma al infierno cuando vi entrar a Jin a la biblioteca con Jimgi en brazos, ambos eran un desastre, el niño estaba despeinado y se veía acababa de llorar por sus mejillas rojas y ojos cristalinos; mientras que Jin tenía quemaduras en su piel. Dejé a un lado el libro que estaba leyendo y me acerqué a los recién llegados para revisarlos, por suerte para el vampiro, mi pequeño pelinegro estaba bien y solo había sido el susto, por parte de Jin le pedí disculpas por lo sucedido y traté sus quemaduras con algo de magia para luego explicarle de donde había salido y quien era el niño, el vampiro no tardo en autoproclamarse tío de Jimgi y empezar a malcriarlo cada que me visitaba, cosa que hacía feliz al niño y solo por eso aguantaba a mi infantil amigo.

Pero en algún momento la felicidad tenía que irse de mi lado, durante uno de mis viajes para seguir fingiendo ser un conde, iba con Jimgi en carruaje, solo la luna como testigo de nuestra travesía, los orbes grises del niño miraban a través de la ventana mientras trataba de no caer dormido. Cuando Morfeo le acogió en sus brazos, acomode su cuerpecito en el asiento para que estuviera más cómodo y le tapé con una mata para evitar se resfriara, acaricié sus negros cabellos mientras admiraba la infantil expresión en su rostro, a pesar de no ser mío de sangre debía admitir que la forma de sus ojitos y boca eran muy parecidas a mí, mientras los cachetes abultados eran como los de Jimin, una suave sonrisa se dibujó en mis labios solo un segundo antes de escuchar una explosión y sentir como el carruaje volaba por los aires hasta caer a un costado del camino. Tan rápido como pude me levante y busque a Jimgi, el pequeño estaba atrapado bajo unos trozos de madera que retiré sin mayor esfuerzo para luego tomarlo en brazos y calmar su llanto en ascenso a causa del susto.

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