Flirt

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Esta primera parte tratará de la pareja DominiquexJeanne. Si no te gusta esta pareja, puedes pasar a la siguiente parte, o salir del libro.
Serán relatos cortos, puesto que están planteados para publicarse lo más cercano al 14 de Febrero.
Dicho esto, ¡espero que disfruten su lectura!

Flirt:
Cuando caes por sus palabras.

El ocaso desde la propiedad de los Sade era majestuoso, pero el ambiente refinado que se había creado con la elegante música  le oprimió el pecho a la Boureau

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El ocaso desde la propiedad de los Sade era majestuoso, pero el ambiente refinado que se había creado con la elegante música le oprimió el pecho a la Boureau. Había observado como minutos atrás, la señorita Dominique y su acompañante albino bailaban grácilmente en la pista de baile. Aunque ahora habían propuesto salir al patio debido al calor encerrado en el salón. Jeanne solo pudo agradecer mentalmente a Mlle. Dominique, pues la pression en su cuello solo iba en aumento al estar en el salón junto a esas personas que la veían por lo que era: una mera arma, una Boureau que le debe lealtad y protección al joven Duque.

El frío viento le pego en la cara, y reprimió un suspiro de alivio. A pesar de estar a comienzos de otoño, el frío comenzaba a hacerse más y más presente. Desvió la mirada al manto estelar, perdiéndose en la bella vista acompasada con la melodía que resonaba al interior del salón. Recordó la grácil danza de Mlle. Dominique y su amigo. La de ojos ambares lucia realmente hermosa, y la leve sonrisa que portaba la hacía verse aún más encantadora.

Presa de la vergüenza de sus propios pensamientos, justificó su pensar con la idea de que no era extraño apreciar y alagar la belleza de otras mujeres. ¡Podía hacer lo mismo con la señorita Verónica! Por ejemplo... Esto... ¿Sus... ojos? Si, sus ojos ambares, que eran idénticos a los de su hermana. Aquellas joyas con destellos dorados que justamente la veían furtivamente... Espera, ¿que la estaban viendo?

No supo en qué momento dirigió su perdida mirada al salón, donde varias parejas danzaban al son de la melodía tranquila. Ni porque el rostro de la de cabello oscuro reflejaba inquietud e interés a partes iguales. Tampoco pudo predecir, o resistirse ante las rápidas y enguantadas manos de la Sade menor que la jalaron sin aviso.

— Jeanne, ¡vamos a bailar! — exclamó con felicidad Dominique, arrastrándola al centro del patio sin dejarle soltar una respuesta o tartamudeo.

Vió con confusión latente como su raptora, desvió la mirada hacia su amigo, mientras una mirada divertida cruzaba sus labios. No entendía lo que sucedía, pero descordando súbitamente su estatus, no dudó en balbucear una advertencia.

— Uh... Se-señorita Dominique... Si alguien la ve bailando con una Bureau, eso... afectaría su reputación. — Otra vez perdía de vista los topacios contrarios. Una leve risa se escapó de los sonrosados labios de la otra. — ¿Disculpe-?

— Jeanne. — la llamó, deteniendo la fuente de balbuceos que soltaría la de cabello rosa. Posando una mano en la cintura de la más baja, y jalando su mano para acercarla a su rostro. — Citando lo que decía mi padre... "Los actos de placer son la pasión a la que todos los demás son subordinados". Y yo no poseo ninguna pasión que merezca mayor prioridad que admirar una bella flor que florece delante de mi.

No supo si fue la corta distancia, las cálidas manos en su cuerpo, los brillantes topacios viéndola con ternura, o los finos labios pronunciándose tan bellas palabras. Pero algo de eso hizo que algo en su interior retumbara fuertemente, bombeando el carmín hacia su faz. Se sentía cálido y le causaba cosquilleos; su cuerpo se asimilaba a un volcán preparándose para la erupción. No sabría como describir esta nueva sensación, más que a la burbujeante vergüenza y cúmulo de sensaciones qué pasó al estar a merced del humano de ojos azules. Pero, esto se sentía distinto, y no sabría explicar porqué.

— Quiero decir... — una mano posándose en su mejilla la sacó de su encandilamiento. — Que me harías muy feliz si te olvidases de quienes somos por un momento, y bailaras conmigo.

Jeanne solo atinó a asentir con la cabeza, mientras el rojo surcaba libremente por su rostro. Comenzaron lenta, algo torpe según la más baja, y tranquilamente a seguir el ritmo marcado por la música que se colaba del salón.

La de cabello rosa batallaba para poder bailar decentemente, y no quedarse admirando la bella sonrisa que le regalaba la más alta

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La de cabello rosa batallaba para poder bailar decentemente, y no quedarse admirando la bella sonrisa que le regalaba la más alta. Además de rezar internamente porque su descontrolado corazón no la delatara. De no entrelazar sus dedos con los contrarios, de retener el palpitante impulso de lanzarse hacia los labios carmesí que se curvaban en una ligera sonrisa. De peinar sus hebras oscuras con sus pequeñas manos.

Ah, si tan solo pudiera retener el tiempo, y seguir bailando eternamente con la chica que le hacía ver colores en el aire. Con aquella que susurraba sutiles palabras que a sus oídos, eran las notas de la mejor melodía que haya existido.

Flirt, Lust & Love | Ships de Vanitas no CarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora