Comió y ceno lo poco que traía consigo, no pudo dormir por la extraña sensación que albergaba su cuerpo. El saber que estaba en la misma aldea de la niña de hace un par de años, lo mantenían inquieto.
No supo el momento exacto, pero por fin pudo dormir. En su sueño, volvía a revivir la manera en que la conoció y no solo eso, sino que ahora ambos tenían la apariencia de la actualidad.
Sintiéndose un poco entusiasmado, partió hacia la torre del Hokage a primera hora de la mañana. No pasaban de las 8 de la mañana cuando los caminos empezaban a abarrotarse de gente.
Llegando a la oficina del líder de la aldea, se anunció con un toque en la puerta, una voz en el interior le concedió el pase.
–Buenos días Hokage-sama, he venido como me lo pidió el día de ayer.
Un suspiro cargado de frustración resonó en la habitación, su atención se dirigió a la montaña de papeles que parecía no haber disminuido para nada.
–¿Qué piensa hacer Hokage-sama? – cuestiona un ninja a un lado de él –. Todavía tiene la reunión con los lideres del clan y luego tiene que ir a supervisar la nueva aula de estudios de la academia.
–Realmente estoy envejeciendo... – su mirada se dirige al chico de Suna –. Dime Sasori... ¿has podido conocer la aldea?
–No, aun no.
Dicha respuesta parece aliviar la tensión que siente el Tercero al otro lado del escritorio. Su mirada se dirige a su consejero y de manera firme ordena:
–Trae al equipo 7.
–Pero Kakashi-san no está en la aldea...
–No es necesaria la presencia de Kakashi para esto, solamente van a ser los encargados de mostrarle la aldea a nuestro invitado – menciona de manera obvia. – Lamento decirte esto Sasori, pero debido a que los pendientes no parecen acabar, te vería en la tarde. ¿Tienes algún inconveniente?
El hombre que estaba a un lado del Hokage salió de la habitación a paso firme, mientras el Hokage terminaba de arreglar los documentos en su escritorio.
Sasori comenzó a enojarse, lo que más le molestaba era perder tiempo. Y con esta sería la segunda vez que estaría sin hacer nada. Se mordió de manera fuerte la lengua evitando que algún comentario grosero se le escapara.
–No, ninguna Hokage-sama.
–Bien – aceptó. Sin despegar los ojos del documento, le dijo: – Por cierto, uno de los integrantes del equipo 7 es un tanto inquieto. No creo que tengas problemas con los otros dos, pero si te los dan, tienes el permiso de aplicarles un castigo.
–¿Acaso son de rango gennin? – cuestiono el pelirrojo.
–Si, ¿acaso tienes algún impedimento? – cuestiona el hombre dándole una mirada seria.
–No, ninguno.
Con esto último todo su coraje se ha ido aumentando. Él vino a esta aldea a cumplir con su deber en la rama de la herbolaría, no vino a cuidar a unos mocosos. En sus adentros seguía refunfuñando con respecto a la petición de la Hokage, tan sumido estaba en sus pensamientos que nunca escucho la puerta siendo abierta.
Una voz chillona retumbo en toda la habitación.
–¿Acaso nos dará una misión importante Viejo? – un niño rubio exclamó con emoción.
–¡¿Podrías mostrar algo de respeto Naruto?! – el reproche de una niña se escuchó seguido de un quejido de dolor.
Al escuchar esa voz dirigió sus ojos hacia los tres integrantes que acaban de llegar, su sorpresa fue bastante al ver a la misma niña pelirrosa de ayer con ellos. De manera inexplicable, el enojo que sentía se esfumo.
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Primavera Roja
Fanfiction**Esta historia no sigue al pie de la letra la obra original** La vida se tornó tediosa y aburrida para Sasori. Respiraba, comía y dormía de manera automática, todo ello bajo un sofocante sentido de lealtad hacia una aldea por la cual comenzaba a de...