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El día estaba triste, me preguntaba ¿por qué? Y si el cielo iba a llorar, no quería salir sin paraguas, por si decidía que su sufrimiento era muchísimo.

Me encontré con mi amigo Hoseok al frente de una cafetería, pasó en su auto y yo no dude en subir, íbamos en dirección a la casa de YoonGi, cuando llegamos habia música puesta a un volúmen altísimo, reconocí la parte final de American Pie de Don McLean sonando en los altavoces.

     —Espera aquí, creo que debo hacerlo solo —le dije bajando del auto. Crucé hasta el otro extremo y frené mi paso de imprevisto analizando la situación.

YoonGi no escucha canciones a volumen alto porque le dan dolores de cabeza, no lo soporta ¿Entonces por qué? Tarde unos momentos en entenderlo, cuando terminó la canción inició Cherry Pie de Warrant con sonidos increíblemente altos.

     —¡LLAMA A EMERGENCIAS! —le grité a Hoseok y corrí al interior de su casa, la puerta estaba sin seguro, crucé la casa hasta las escaleras que subí con torpeza gracias a la prisa.

Podía ver su habitación abierta a unos metros de mí, definitivamente la música salía de ahí.

     —¡YOONGI! —grité llegando a su habitación.

Escuché un estruendo ahogado por el sonido en los altavoces y lo siguente que ví era a YoonGi desplomandose en el suelo, sonriéndome suavemente con un tiro en la cabeza y una pistola en su mano derecha.

Estaba en shock, caí sobre mis rodillas mirando su cuerpo sin vida frente a mi, sentía como un par de cascadas recorrían mis mejillas, no era conciente de mis lágrimas en ese momento, todo se sentía tan lejano y me negaba a que fuera verdad lo que acababa de ocurrir pero cuando Hoseok entró a la habitación, apagó la música y escuché las sirenas de policía, supe que no despertaría de esa pesadilla, porque era el mundo real.

Hoseok me sacó de su casa con delicadeza, yo caminaba aunque parecía más un muerto viviente, escuchaba como los paramédicos entraban para analizar lo sucedido, las luces rojas y azules me daban intranquilidad, estando afuera sentí la lluvia en mi cabeza y rostro, lo sabía, el cielo sabía lo de YoonGi y por eso tenía ganas de llorar más temprano.

En el funeral de YoonGi 2 días después, fuí el encargado de leer su nota de suicidio dirigida a sus padres a los cuales le deseaba la muerte, a Hyemi la cuál perdonó, a los presentes llorando por su muerte diciéndoles que no sean hipócritas, porque la mayoría eran homofóbicos que lo odiaban y a mi, que me confesó cuánto amaba Jimin y que sus acciones habían sido con la única finalidad de estar a su lado en el más allá. Me conmovió tanto que volví a estallar en llanto.

Más tarde lo enterramos junto a Jimin como había sido su última voluntad, por fin estaban juntos.

     —¿Estarás bien? Quiero ir a la cafetería para traernos algo de comer pero

     —No me voy a suicidar también Hoseok, estaré bien —sentencié interumpiendolo, sabía a lo que se refería. —no me voy a matar ni hoy, ni mañana, ni nunca, yo soy el único que queda de los tres.

Las tumbas frente a nosotros eran todo menos mi razón para morir, ahí descansaban mis 2 grandes amigos, en la lápida de YoonGi se leía "Aquí yace Min Yoongi quién ahora encontró la libertad y el amor en el más allá". Tuvo que hacer lo que hizo para estar con la persona que tanto quería porque eran demasiado lindos juntos para este mundo podrido.

     —Y... ¿Qué harás ahora? —preguntó Hoseok.

     —Vivir. Voy a vivir por mis amigos inigualables, voy a amar, sonreír, ser feliz y viviré sin remordimientos por ellos hasta morir de viejo, así cuando los vea en el otro lado, van a sonreír orgullosos de mí, tal vez YoonGi me llame anciano y yo les contaré todas mis anécdotas —sonreí haciéndome a la idea.

No era que no los fuera a extrañar ni a recordar, tampoco que no me doliera la partida de ambos, sucedía que prefería sonreírle al futuro, añorando su compañía, recordando que comprábamos bebidas, hacíamos postres y escapabamos a diferentes lugares después de clase, que si bien éramos tres (a veces siete), nunca podías despegarlos a ellos dos, sus sonrisas mirándose a los ojos me hacía pensar en que las almas gemelas realmente existían, podía imaginar perfectamente su hilo rojo del destino y como olvidar las prácticas de fotografía, nos creíamos éramos auténticos modelos. Todos esos recuerdos, esas ganas de amar y esos lugares que faltaron por explorar irían conmigo para hacer nuevas memorias.

Logré sentir la calidez de sus almas dándome un abrazo, se sintió demasiado bien. Antes de irme dejé las flores favoritas de ambos en sus tumbas y le pedí al universo que si la reencarnación existía, los uniera en su siguiente vida, una donde puedan ser felices para siempre.

Fin...

Fin

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Querido YoonGi. (YG × JM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora