TALK ME DOWN (TAEKOOK)

CAPITULO DOS

02.

24 de noviembre, 2000.

Kim Taehyung... era complejo de entender, incluso para si mismo.

Pensó que ser hijo de inmigrantes había sido lo mas duro de su vida puesto que para su mente de diez años no encontraba niños iguales o parecidos físicamente a él, pero con la llegada de su primer y único hermano menor se dio cuenta de que eso solo era como un raspón comparado con una amputación, su hermano que tanto había pedido a sus padres había sido un niño saludable hasta la edad de tres años.

Autismo, él no entendía esa palabra muy bien a sus trece años, pero eso era lo que sus padres le habían dicho que tenía su hermano después de llevarlo a múltiples médicos, aunque, Taehyung nunca lo vio enfermarse... Eso  fue lo ultimo que escuchó antes de que sus padres lo dejasen a la deriva sin mas explicaciones para dedicar su vida de lleno a su hermano.

No lo odiaba, o eso solía repetirse cuando sus padres ni siquiera se molestaron en ir a sus eventos escolares, cuando estuvo enfermo y no tuvo a nadie a su lado, cuando su primer amor le rompió el corazón, cuando se graduó con honores o cuando fue rechazado dos veces en la universidad y lloró por no ser suficiente, porque creyó que no era ni siquiera un poco inteligente. Así que cuando tuvo la oportunidad de mudarse al campus no lo pensó dos veces, quería huir aunque no lo dijera en voz alta, quería ser él mismo quien se importase a si mismo por una vez en su existencia antes de tener que hacerse cargo de su hermano, porque sabía que a pesar de todo era lo único que tendría seguro toda su vida, por eso quería poder decir en un futuro que por lo menos en un momento el se importó y dejó de vivir por los demás.

Creía ser un tipo de contradicción, o que tal vez ese ser supremo en el que los humanos estaban obligados a creer para no volverse locos, tenía algo en contra suya y tal vez las demás personas podrían notarlo si no se reprimiera.

Porque lo hacía demasiado con cualquier impulso que tuviese, ya que sentía que la mayor parte del tiempo sus emociones eran demasiado fuertes, incluso más que sus pensamientos, era como estar en un balancín jugando solo; siempre intentando que un lugar no suba completamente o que el otro llegue al suelo y por eso solía canalizar estas haciendo cualquier tipo de cosas.

Normalmente se le podía encontrar leyendo porque era algo que las demás personas veían socialmente normal, pero era un romántico empedernido; le fascinaba escuchar canciones de amores imposibles plasmados en prosa, de acercamientos idílicos, le gustaba mover su cuerpo en lo que creía considerarse un pobre intento por bailar, le gustaba fumar cuando sus pensamientos le hacían perder la cordura, prefería fumar que llenar su cuerpo de alcohol porque nunca había sido bueno callando cuando eso sucedía.

Pero ahí estaba él, un viernes por la noche en la que todos estaban terminando de partir a visitar a sus familias, pero no lo haría porque en esa casa que pretendía ser de sus padres, no se sentía como un hogar. Había dado la ultima calada a uno de sus cigarrillos y estaba esperando por lo que pasase primero, encontrar algún lugar silencioso o algo que le hiciese olvidar el vacío constante que sentía.

-¿Taehyung?- escuchó decir casi en un susurro, como si los labios que habían pronunciado su nombre dudaran- ¿Kim Taehyung?- repitieron

Levantó la mirada de sus manos temblorosas buscando enfocar a alguien, hasta que lo vio, no había vuelto a pensar en él después de ser la razón de su insomnio por dos noches seguidas, ni había preguntado cuando compartió varias clases con su hermano.

-Que alivio! si eres tú-

-Supongo- dijo metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo.

-No esperaba verte en un lugar así a estas horas- divagó -supongo que es por el estrés de los finales en la facultad, incluso Nam se ha encerrado completamente y le he dicho que debería salir a tomar un poco de aire fresco-