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Mi voz estaba quebrada

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Mi voz estaba quebrada. Joder. Esto me tenía que pasar mientras todos nuestros conocidos nos miran antes de que pronuncié mis votos. Porque sí, finalmente después de esa pedida de mano, Eijiro y yo nos pusimos manos a la obra para organizar la boda.

Me di cuenta de que Eijiro estaba realmente emocionado con esto. Había guardado recortes de todo tipo de revistas de cosas que le habían gustado para añadir a la boda: flores, sillas, mesas... Por lo visto llevaba pensando en ello desde que comenzamos a salir en el instituto. Es un idiota, ni siquiera contempló la posibilidad de que nos separásemos en un futuro, simplemente dio por hecho que no habría otra opción. No sé si asustarme o sentirme halagado, pero lo encuentro adorable.

Después de siete meses por fin está todo listo para casarnos. La vieja bruja que tengo por madre tuvo que pagarle a mi padre, pues habían apostado si sería Eijiro quién me pediría matrimonio o sería yo a él. La verdad, lo habría hecho si hubiera reparado en ello, pero para mí estar casados no significa nada. Solo es un papel. No representa lo que proceso por él.

Desde que las cosas se intensificaron en el segundo año del curso en la UA, todo había sido coser y cantar. Más o menos.

Eso me recuerda a que siempre he dado las cosas por hecho en nuestra relación y eso no ha sido siempre bueno...

10 años antes

Mi despertador siempre había sido molesto, pero hoy me taladra el cerebro. Me levanto de la cama y comienzo la rutina diaria para asistir a la UA. Me ducho, visto, lavo los dientes y a clase.

Después de apagar la luz de mi habitación, salgo por la puerta y él ya está ahí. Ese chico de pelo de punta me está sonriendo desde primera hora de la mañana, esperándome para que vayamos juntos a al aula. Puto pesado.

- ¡Buenos días, Bakugou! ¿Qué tal has dormido? - me pregunta mientras caminamos hacia el ascensor.

- Mal, sabiendo que tengo que verte todas las mañanas- Le observo por el rabillo del ojo esperando su reacción.

- ¡¡No me digas esas cosas, Bakugou!! No seas cruel- me dice mientras mira a otro lado.

Me hace gracia ver cómo reacciona a mis comentarios para proceder a...

-Toma- Le ofrezco uno de mis cascos para escuchar música.

- ¿Eh? - El pelirrojo mira mi mano.

-Toma. Hay una canción que te puede gustar-

Y ahí está. Esa cara de felicidad genuina que nunca voy a entender. Una sonrisa tímida que expresa la euforia que siente en el interior. Tampoco puede ocultar la felicidad de sus ojos cuándo hago esto, le brillan demasiado. Él brilla demasiado.

Dolor en el pecho.

- Bakugou, ¿estás bien? - me pregunta cuando entramos en clase y me devuelve el casco.

Cuando éramos nosotros. {KIRIBAKU} (Continúa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora