¿Quien dice que las decisiones siempre las toma el alfa?
Kim Taehyung es el alfa más codiciado por su gran belleza, pero lo que tiene de belleza le falta de compasión, es respetado y temido por todos pero solo porque mata a
cualquiera que llegue a m...
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Pov. Taehyung.
Tenía sueño, así de simple... Me había despertado en la madrugada para ir por Jackson y Mark al aeropuerto. Vendrían durante unos días mientras Jackson y yo buscábamos información sobre Jindae.
–¿Iremos a tu mansión? -preguntó sorprendido y yo asentí.
–Creo que es lo mejor, no es normal que el jefe de la mafia china venga a Corea a tomar solo unas lindas vacaciones, más después del atentado en la feria. -dije obvio.
–Ya me disculpé muchas veces por eso, no sabía que tú te encontrábas ahí, ¿De acuerdo? -dijo.
–Eso ya lo sé, sin embargo eso no te da el derecho a crear una lluvia de balas, ¿Sabes?, Pudiste haber herido a Jungkook o a alguien importante para mí como Namjoon o Hoseok, y sabes que ahí no tendría ninguna clase de misericordia contigo.
Jackson se tensó un poco, pero asintió de todas formas. Él sabia que estaba mal y aunque yo fuera el jefe de la mafia coreana, yo no buscaba matar a todo el mundo solo porque alguien me había estafado unos cuantos billetes. Seré algo violento, pero no soy irracional.
Una vez llegamos a mi mansión, me dispuse a dormir un poco, ya que sea como sea, aún era de madrugada y quería ir a acurrucarme con Jungkook, así que le di una de las habitaciones disponibles a Jackson.
Quizá él no era alguien a quien le tuviera mucha confianza, pero ambos compartíamos por el momento a un enemigo común, así que dos cabezas piensan mejor que una.
–Al rato hablaremos sobre lo que quieras, ir el momento yo me voy a dormir, así que adiós. -les dije a la pareja que asintió y yo me dirigí a mí habitación.
Al entrar, vi como unos hermosos y curiosos ojos se asomaban por arriba de las cobijas y sonreí.
–Es hora de dormir Kookie, lamento si te desperté. -le dije mientras dejaba un sonoro beso sobre su cabeza y quitaba mi ropa para quedar solo con mi ropa interior.
–N-no te preocupes. -dijo y me regaló una pequeña sonrisa.
–Duermete pequeño, te tengo una sorpresa que te espera en la mañana, pero si eres un niño malo no te voy a dar nada. -le dije para meterme entre las cobijas y abrazarle con dulzura para después cerrar mis ojos.
Se removio un poco y se acomodó de manera que quedará frente a mí con su mirada puesta en mi rostro. Sentía sus ojos curiosos así que solté una pequeña risa a pensar en un pequeño perro en espera de su premio.
–¿De que te ríes? -preguntó con voz algo ofendida y eso hizo que mi sonrisa creciera más.
–Estoy pensando lo adorable que te vez en estos momentos. -le contesté y el solamente se acurrucó más, escondiendo su rostro en mi pecho. Con eso pude sentir como caía más y más en los brazos de Morfeo.
