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Los días habían pasado y se habían llevado el verano junto con él, Reki estaba lo suficientemente ocupado pintando lienzos en su departamento, había estado toda la tarde hasta que anocheció, su overol estaba repleto de pintura, algunas veces el pincel salpicaba sus mejillas y traía una bandita en su cabello rojizo, arrugó la nariz después de mirar el reloj de la pared, había olvidado rociar sus plantas, se rascó la nariz y limpió las manos sobre el overol y caminó hacia la puerta.

Abrió esta sin cuidado y su mirada fue hacia enfrente, se sobresaltó y retrocedió, parpadeó un par de veces.

— ¿Langa?
Quedó sorprendido y después tragó un par de veces, recordó su aspecto en ese momento y pasó su mano por su frente para rascar con nerviosismo esta.

El joven de cabello azulado se quedó de pie frente a él, apenas una sonrisa de lado espontánea se asomó por sus labios. El corazón de Reki curiosamente bombeó dos veces más rápido. 

Tres veces cuando se lanzó a sus brazos.

— Langa...— Volvió a mencionar cuando el joven lo envolvió con sus brazos, los ojos de Reki seguían expectantes.— ¿Qué haces aquí?

Preguntó y Langa lo soltó levemente.
— He regresado.

— ¿Tan pronto?

— ¿Tienes agua?

— Oh, sí, claro. Eh...— Reki miró hacia su departamento y regresó su vista.— Adelante, pasa.

El joven adentró al lugar y miró a todas partes, sus piernas fueron directo a la gran pintura que había en el cuarto.

— Langa, cuidado con la...
Se apresuró a decir Reki y caminó detrás de él.— Pintura.

Terminó diciendo y ambos se miraron fijamente, Reki llevó su mirada a los pies de Langa y ambos empezaron a reír.

— Que torpe. Lo siento tanto.
Soltó Langa con una leve risa y se puso de cuclillas para sacudir la pintura de su pantalón, Reki se acercó a él con un trapo.

— Déjame a mí.— Se arrodilló y tomó las manos de Langa y las apartó, comenzó a limpiar su pantalón.— Costará un poco, deberías quitarte los zapatos para lavarlos.

Langa lo miró con atención y sonrió. Puso su dedo sobre la pintura en el suelo y después tomó la barbilla de Reki y este lo miró desconcertado.

— ¿Uhm?

El joven de cabello azul pasó llevó su dedo con tinta a la nariz del chico y rió.
— Lindo.

— ¿Uhm?
Volvió a preguntar y Langa se levantó en su lugar, se quitó los zapatos junto con los calcetines. Reki aún se había quedado de cuclillas sobre el suelo, parpadeó unos segundos.

— El cielo de la pintura.— Dijo cuando se puso de pie frente a esta.— Es muy lindo.

— Oh.— Reki se puso de pie aún con el rostro caliente.— Gracias.

— Haz mejorado mucho en poco tiempo, debería ser tu...¿musa?

Preguntó Langa elevando una ceja y Reki lo miró con los labios entreabiertos.

— ¿Australia es frío?

— ¿Qué?
Preguntó Langa, y Reki jugó con sus manos, agitó la cabeza.

— Tenías sed, vamos, siéntate... cierto, tu pantalón, creo que tenemos la misma talla, te prestaré uno y después voy corriendo a la cocina por un vaso de agua, ¿correcto? Quédate aquí.

— Justo aquí.
Dijo Langa de pie y rió.

Reki había estado buscando en el cajón de su habitación prendas de ropa que se ajustaran a la perfección al cuerpo de Langa, ya que el chico era unos centimetros más alto que él, sonrío cuando encontró la playera que hace meses había dejado en su habitación, la tomó entre sus brazos y salió por la puerta encontrándose con una imagen mental que alborotó sus sentidos.

Langa se había quedado dormido en el sofá, siempre fue de aquello que caen rápido una vez están cansados y se encuentran en una superficie cómoda. Langa se había sentado en el sofá y ahora dormía con profundidad. Reki fue hasta él y enderezó lo torcido que estaba su cuello.

Se sentía confundido, de tenerlo aquí, una vez más, en el mismo sofá en dónde se habían besado aquella noche.

Ojalá la sobriedad hubiera sido un pretexto.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2022 ⏰

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Miércoles de Otoño (RekixLanga) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora