Perdido en otro Mundo

El inicio del fin

Esto hubiese supuesto el fin de la historia de no ser porque Eric despertó en su aburrido mundo con un fuerte dolor en la cabeza y en el pecho. Luego de esta horrible experiencia intentó dormirse y volver al otro mundo en el transcurso de dos horas agitadas, de girar hacia un lado y hacia otro en su cama. Desafortunadamente las imágenes que se le venían a la mente le impedían calmarse. Esa horrible sensación de estar cayendo y magullarse bruscamente lo tenía sujeto con fuerzas y no lo dejaba pensar bien, había sido todo muy real, el dolor, el miedo y la parálisis.
Finalmente al cabo de un par de horas de inquieto pensamiento, sucumbió ante el sueño.

Al despertar, nuevamente ya era de mañana, las 10:00 a.m. exactamente, así que se levantó, aseó y preparó su desayuno para luego, reiteradamente, encarar su pesado día con un remarcado estado de somnolencia.
Normalmente estaría calmado pero esta vez no era así, no podía dejar de pensar en su dolorosa muerte, la sensación fue muy vívida y las imágenes no se iban de su cabeza, estaban nublándola aún más de como lo hicieron de noche. No lograba encontrar una respuesta lógica que aclarara sus dudas del porqué de su accidente y si alguien o algo había sido cómplice de su calamidad. Otra cosa que le alteraba era saber que en el momento en el cual estaba vislumbrando el paisaje, se encontraba utilizando el equipo especial mágico, lo que le llevó a la conclusión de que los involucrados serían Scarlett y Roka; obviamente su mejor amiga no le traicionaría, al menos eso trataba de pensar.
Luego de retorcer su mente pensando como quien arruga una hoja de papel en un acto de frustración, logró despejar su conciencia y comprendió que no se trataba de algo real, él seguía con vida y eso era lo único que tenía que importarle. También le tranquilizó el hecho de que aquel mundo era ficticio, no podía preocuparse por cosas inexistentes, aunque esto le trajese conflictos en su debate entre lo que percibía como la realidad, de lo que no.
Ya luego de un exhaustivo desglosamiento de lo que le perturbaba, se calmó y terminó su desayuno que ya se encontraba frío.
Este día inesperadamente sería diferente ya que apartado de los asuntos de sus sueños, acordó el día anterior con uno de sus pocos amigos de salir al centro de la ciudad; con el permiso de su madre claro estaba.
Trató de hace todos sus quehaceres lo más rápido posible y sin errores, sin embargo sabía que su madre siempre encontraba alguna pequeña falla y le regañaba aunque fuese un error muy leve.
Finalmente se hacía hora de ir por lo que Eric se duchó, emprolijó su cabello y se cambió lo más veloz posible de atuendos, pero desafortunadamente antes de salir tuvo una discusión con su madre de la hora acordada para regresar y le prohibió salir en un tono sumamente imperativo. Eric demasiado furioso, maldiciendo a todos, se fue a su cama en ese mismo instante sin haber cenado, como solía hacer en estos casos de disputa con su madre.
Las cosas no estaban a su favor, su tan querida tranquilidad estaba siendo arrebatada.
Las horas pasaban y no podía dormirse y por ello viajar al otro mundo, la furia lo consumía. Aunque en realidad se encontraba en un conflicto interno sobre si seguir prestándole atención a sus sueños o intentar vivir la realidad. Además no tenía la motivación suficientes de ir aunque fuese para despejarse de los problemas.
Eran ya las 12:05 a.m. y ya casi por dormirse, con un ojo entre abierto, frente a la puerta de su cuarto entre la caótica oscuridad, pudo visualizar una silueta un tanto familiar, sin embargo el sueño ya había llegado a su punto más álgido y terminó por vencerlo; acabó cerrando su persistente ojo completamente. Al poco tiempo de haber perdido la consciencia, sin previo aviso algo hizo que se despertara bruscamente; sintió como algo cayó encima suyo con remarcada violencia haciendo casi que cediera la cama de Eric. La sorpresa fue tan grande que casi grita del susto al ver que el rostro de Scarlett estaba tan cerca del suyo, en seguida de haber encendido como pudo la luz de la vieja lámpara a su lado. Podía sentir su respiración agitada y fuerte, ella le observaba con sus ojos grises ampliamente abiertos, acompañados de una sonrisa que desfiguraba su rostro debido a lo amplia que era. Antes de que Eric pudiera soltar alguna palabra ella tapó bruscamente su boca; su mano estaba helada, parecía como si el mismísimo frío invernal estuviese acariciando el rostro de Eric. Scarlett apretaba con suma fuerza, mientras subida encima de Eric y sujetando uno de sus brazos a la vez que clavaba sus uñas, como agujas perforando un viejo atuendo esperando ser parchado, susurraba a su oído; "No te vuelvas a caer".