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Eran exactamente las 1 AM, Haida tenía esa hora clavada en su pared de memorias. La melancolía lo mataba por dentro, se encontraba subordinandonse en un bar, acostado sobre la mesa del lugar sobre sus propios diluvios de llanto, no podía contar con sus dedos la cantidad de novios que a tenido Retsuko, tampoco podía contar si el estuvo en ellos alguna vez, o que siquiera fue una posibilidad para la pelirroja, quizás en algún momento a ella se le pasó por la mente que el sería un buen novio, o quizá siempre fue poca cosa para ella. Era lo que daba revuelos en su mente.
No podía culparla tampoco, al fin y al cabo, ella no pidió que el la amara, no pidió su pena, y ella no le debía nada por eso. Mientras más sollozaba junto a su mar de amargura más tomaba alcohol, gastando ahorro tras ahorro en eso. Quizás en algún punto deje de enamorarse de ella, dios supo que ya lo intentó, debería parar. Fingir y pasar sus años rogando por algo que parece estar cada vez más lejos se volvía agotador para el moreno. Para el, este ciclo era una costumbre. Dejando que ella le vuelva a romper el corazón una y otra vez, sus ilusiones se quedaban cada vez más cortas, y quizás era lo mejor.
Un toc toc hizo la misma mesa en la que estaba reposando y tomando. Por un momento pensó que la mesa le estaba dando una clase de mensaje en morse, hasta que alzó su mirada encontrándose con unos ojos cansados de color carbón, tan característicos que con eso le bastaba para saber quien era el que estaba en frente.
─¿Que haces acá Tadano?
─Vine a acompañar a tu tristeza. Respondió con una sonrisa agotada.
─¿Cómo sabías que estaba acá?
─Siempre vienes acá cuando Retsuko consigue novio. Haida le respondió con una mirada racia.
─¿Puedo? Preguntó Tadano, tomando una de las sillas de enfrente de su mesa.
─Has lo que quieras.
Movió tranquilamente la silla para sentarse en ella. Apesar de la indiferencia del azabache, la situación se sentía menos melancólica con el nerd presente.
─¿Puedo pedir más alcohol?
─Si lo pagas tú, si.
Pidió en total unas 6 cervezas, tres para cada uno.
