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Ésta es mi vida.

Sentí mis nervios florecer ante mi, mis ojos viajaban hacia todas partes del salón, muevo frenéticamente mis manos y siento un revoltijo en mi estómago, pero me limito a sólo emitir un gemido.

Sé que debo de hacer el trabajo que nos había encargado el profesor, pero una parte de mí, dice que no lo haga, ya que sólo faltaba poco tiempo para salir de la aburrida clase de Física, por eso siento la emoción recorrer cada célula de mi ser. Sé que debo poner atención al profesor, pero me es difícil por el insomnio que me había pasado anoche por mirar mi programa favorito, y se puede notar con claridad las bolsas que colgaban de mis ojos y el tono grisáceo de ellos.

Técnicamente, parezco un zombie, pero amo The Walking Dead.

Así que no me quejo.

—¿Señor Styles, me podría decir la respuesta del trabajo de la pizarra? —escucho la voz ronca del profesor Flichwick y levanto mi vista hacia él, desafiante, me le quedo mirando con detenimiento.

—No lo sé profesor... —susurro y después sonrío con sorna al darme cuenta de que el timbre ya había sonado y mis compañeros guardaban con gran agilidad sus cosas con suma urgencia, se retiraban una vez que guardaban sus cosas, mientras que yo, me quede estático en mi asiento, perdido sin dudas y sin ninguna excusa para ello.

—Te estaré vigilando Harold...

—¡Adiós profesor! ¡Que Dios lo libre de Satanás! —canturreo con diversión mientras me retiro del salón, recibiendo una mirada de desaprobación de parte del profesor.

Me encamino por los pasillos de la escuela. En sólo unos días iba a salir de éste infierno, y gracias a Dios que me hizo caso para que pasara rápida la semana, pero la verdad no estaba seguro si en realidad quería que pasara así de ésa manera.

No tengo planeado para hacer algo en el verano, a menos que le pregunte a mi mamá, Annie, quien estos días había estado muy deprimida, ¿la razón? No estoy seguro, pero demasiadas cosas por la que preocuparse ahora; las calificaciones, graduación de fin de año, no veré a mis amigos, no sé a donde diantres iremos, eso me pone un poco nervioso.


No me doy cuenta, no soy consciente de lo que hize, pero sin una razón lógica, llegué aquí, a la cafetería de la escuela. Miro hacia todos lados en busca de mis mejores amigos, pero ninguna señal de vida de ellos, sin embargo, me límite a formarme para comprar lo que con necesidad necesitaba: comida.

Después de una larga fila, compré un sándwich, una ensalada, un refresco dietético y una manzana.

—¡Harry! ¡Mi vida! —lo identifique con facilidad y giro hacia donde provenía su voz, lo encuentro y era Louis. Sus ojos azules relucían muy brillantes ésta mañana, eso lo hacer ver más... tierno, pero no se comparaba con Niall, dios, el es jodidamente apapachable.

Louis trota atléticamente hacia mi, dándome un gran abrazo, rodea sus brazos por mi respaldo y me da un suave apretón, como sino me hubiese visto hace un millón de años, le correspondo su abrazo fraternal y le regalo una de mis sonrisas, formándose mis hoyuelos tan envidiables.

—¡Hey, Louis! ¿Cómo les fue en Historia? —les pregunto, ya que también se encontraba Liam y Zayn, menos Niall, pero ellos sólo me muestran una mueca de desagrado y capté su irritación hacia la materia.

—Por favor, no preguntes, es horrible hablar de eso... —exclama Zayn con horror.

—Se durmió la profesora... —comenta Liam.

—Y se le vieron los calzones —termina Louis con una mueca extraña.

Trato de quitarme la asquerosa escena de la profesora de Historia abriendo las piernas y roncando cual oso, pero se me queda pasmada la idea. Pero me burlo de ellos por su "gran vista" hacia ella, pero no puedo creerlo ni yo mismo, no sabía que podía ser tan descarada la profesora de Historia.

Debí estar en ésa clase y grabarla.

—¿Calzones?, ¡era una tanga! Que asco me dio —dice Zayn tomando de su sumo de naranja, trato de contener la risa otra vez, pero se me escapa sin previo aviso una carcajada que contagia a mi pequeño grupo de amigos.

—¿Cómo sabes que era una tanga? —pregunta Louis con diversión, mirando pícaramente a Zayn, quien se había sonrojado levemente, provocándonos otra risa.

Ya había pasado tan sólo unos minutos después de la pequeña plática de la profesora de Historia, cuando al momento cambiaron de tema, de un último proyecto, cosa que a mi no me hace de importancia alguna.


Muevo mi ensalada, como si fuera un juego y me la como con aburrimiento, apoyo mi cabeza hacia mi brazo, siento como si estuviese en una clase, sin nada de qué platicar, solo y por supuesto: aburrido. No sé en que pensar, no sé que decirles para sorprenderlos con hazañas fantásticas, no sé donde está Niall y pronto se acercaban las vacaciones de verano, claro, poniéndome otra vez nervioso.

Oh, y hablando del rey de Roma, en mi campo de vista se me aparece la cabellera rubia y los ojos azules característicos de Niall, llevando en si una bolsa de comida, pero demasiado digo yo.

Grasa, iugh.

—¡Ya llegó por quien lloraban! —y como siempre nos enseñaba su sonrisa tan angelical y su tierno rubor de mejillas que le caracterizaban como el más tierno de la faz de la tierra.

—Si, claro Niall... claro, como si te extrañáramos.


*         *          *


Llegué a mi dulce hogar, miré que no estaba el auto de mi padrastro, así que deduje que no había llegado de trabajar, por la verdad, no tengo la menor idea de dónde está él, pero la verdad no me preocupa en lo absoluto en que él se vaya, con que no destroce el corazón de mi mamá, para mi me da igual.

Entre, y el olor a lilas y calidad hogareña se impregna en mis fosas nasales con tranquilidad, dejo mi mochila en uno de los sillones de la casa, cierro la puerta detrás de mi y me encamino hacia la cocina.

—¡Mamá, ya llegué! —la miro que está cocinado algo que realmente no sé —: ¿Qué cocinaste?.

—Comida Harold... comida.

Yo sólo me le quedo mirando, en verdad, con sinceridad, mi mamá es hermosa y con un buen carácter, con una sonrisa me alegra los días más tristes, su tranquilidad y motivación me hacia que yo me levantara cuando cayera.

Ella es una de las cosas más importantes de mi vida y tengo el gran privilegio de tenerla en mi vida, igual que Gemma, aunque sea irritante mi hermana, la aprecio con mucho cariño.

—¿Cómo te fue en la escuela, cariño? —la voz de mi mamá me saca de mis cavilaciones, reacciono y le sonrió con ternura, a pesar de que no me pueda ver desde mi perspectiva.

—Muy bien, no me quejo —le contesto.

Claro que si debía haberme quejado, y de muchas cosas.

—Ya sabes, ésta es mi vida.

—Lo sé hijo, sólo pregunté.


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⏰ Última actualización: Dec 09, 2015 ⏰

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