Vendré a ti como el invierno. (ArgPeFest)

Capitulo Unico.

-Ups, se me resbaló de la mano.

Aquella voz maliciosa acompañada de unas risas retumbaron en sus oídos mientras luchaba por ocultar sus lágrimas que se mezclaban con el agua derramada que caía y escurría de entre sus cabellos."¿Por qué a mi?", aquella pregunta se repetía en su cabeza cada que alguno de sus compañeros se dedican a fastidiarlo.

Iba a levantarse y retirarse del lugar pero un grito de sorpresa hizo que se detuviera en su lugar, giró un poco el rostro viendo a su agresor totalmente empapado de pies a cabeza con agua sucia. Alzo la mirada hacia la ventana abierta del segundo piso de aquel edificio y se encontró un par de ojos esmeraldas que veían la escena de forma desinteresada.

Cuando aquel par de ojos le dedicó una mirada, su corazón se acelero levemente y todo a su alrededor pasó a segundo plano, las voces de los chicos que hace uno segundos lo fastidiaban ahora sonaban como un leve murmullo lejano. Ambos se sostuvieron la mirada con curiosidad pero fueron interrumpidos o eso pensó porque aquel castaño volvía su mirada a su agresor, quiso reír ante la respuesta tan simple que le dio " la basura va con la basura" para luego darse media vuelta, a aquel par de jóvenes los escucho quejarse mientras se retiraban del lugar lanzando amenazas al aire, agradeció mentalmente que se fueran y también a aquel misterioso héroe. Esperaba volverlo a ver y agradecerle debidamente, tal ve podría cocinarle algo o darle algún detalle.

Conforme transcurrían los días la idea de encontrarse a su misterioso héroe iba disminuyendo, ¿cómo es que antes no lo había visto? El chico era realmente guapo, facciones finas pero masculinas una mirada felina escondida bajo una apariencia de aburrimiento o desinterés, nariz respingona y algo grande, unos labios finos y un sedoso cabello castaño, aparentemente alto pero no podía asegurarlo desde que solo lo vio desde la ventana. Se miro en el espejo y lo único que veía fue a un joven de facciones delicadas, cabello azabache rozando sus hombros, piel morena y aquel par de ojos color rubí que tantos problemas le habían causado, de sus facciones no se quejaba mucho pero había algo que le fastidiaba y su tamaño, era más menudo que sus compañeros de clase.

Suspiro resignado mientras tomaba un poco de agua entre sus manos y mojaba su rostro para retirar la flojera de sus ojos, tenía hora libre ya que la tutora había tenido que llevarse a uno de sus compañeros de emergencia porque al estar jugando se golpeó muy fuerte, aprovechó esto para escapar de forma sigilosa para evitar a sus agresores y poder ir solo hacia donde se encontraban las flores que había sembrado, sonrió al pensar en ellas y agradecía ser el único que conociera aquel lugar.

Camino con cuidado de no toparse a alguno de los auxiliares de turno, se dirigió a un lugar oculto casi por detrás del colegio justo un poco después donde solían apilar las cosas que ya no se usaban con tanta frecuencia o que se dañaban de las clases.

Al llegar comenzó su rutina de revisar flor por flor y hoja por hoja, y casi acababa cuando un ruido captó su atención, con cuidado y sigilo se encontró hacia este, casi grito pero se aguantó pensando que podría ser una ilusión, con cuidado se acercó observando de cerca y ahora si podía confirmarlo, era su héroe misterioso. Se debatió entre levantarlo y hablar pero no quería interrumpir su sueño, aparte la expresión de calma que traía en el hacía que no luciera tan intimidante, lucia más bien como un ángel.

Un sonrojo subió a sus mejillas al pensar en ello pero aún así se sintió incapaz de alejarse o quitarle la vista de encima.

-un Ángel, Llaksa estás loco. - susurro bajito.

Vio al castaño moverse y aquello le asustó, con cuidado se alejó y cuando estuvo relativamente lejos se fue corriendo, con el corazón golpeando en su pecho con fuerza, su mente hecha un lío y un extraño sentimiento de calidez se dirigió a su salón.