01 |Niño|

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CHANGBIN

–Entonces...¿su padre murió al momento? Que lamentable.–dijo con notoria tristeza en su voz, la enfermera más joven.

–Es una lástima pero a la vez es casi un milagro que a él no le sucediera nada, el auto solo fue impactado en la parte delantera, la parte trasera quedó casi intacta. Si su madre no despierta...–respondió la otra.

Estaba en la sala de espera, con mi mirada fija en el suelo. Estaba completamente consciente de que las enfermeras hablaban sobre mi. No había nada que pudiera hacer. No me quedaban fuerzas para discutir o para pedirles que se callaran. Así que solo pretendía no escuchar nada de lo que decían.

Me encontraba más indefenso que nunca. Un niño de catorce años que había perdido a su padre en un accidente automovilístico y que su madre se encontraba en coma. Todo era una puta mierda. Todo.

–¿Seo Changbin?

¿Que mierda quieren ahora?

–¿Si?–levanté el rostro para encontrarme con el doctor que atendía a mi mamá.

–Verás...el estado de su madre es muy crítico, el coma es diferente en todos los casos pero en el caso de su madre es...no sé como decir esto pero...– parecía ansioso, supongo que no era sencillo decirle a un niño que quizás su madre nunca despertaría.–¿Tiene usted algún pariente al que se pueda contactar?–

Ladeé mi cabeza y suspiré, tratando de no alterarme y desquitarme con el hombre que solo hacía su trabajo.

–¿Cuántas veces tengo que decirlo?– estaba completamente hastiado– Lo he dicho ya, ¿no? Solo somos mis padres y yo...bueno,–sonreí con melancolía–solo mi madre y yo.

–Comprendo.–asintió y se puso en marcha.

–Esto es una mierda.–me puse de pie y me dirigí hacia la salida. Necesitaba estar fuera de ese ambiente pesado.

Caminé un poco lejos del hospital y de los demás edificios que estaban en esa zona. Me senté en un banquillo, mirando al cielo estrellado. Era tarde en la noche, al rededor de la una de la mañana.

Escuché pasos acelerados acercase pero ni siquiera me inmuté en mirar.

–Eso estuvo cerca, mierda, casi me atrapan esta vez.–era la voz de un chico, sus pasos se volvieron más calmados.–¿Puedo sentirme aquí?

Asentí, aún sin mirarlo.

–Vaya, la noche está hermosa, ¿no lo crees?–preguntó con tono alegre.

Nuevamente me limité a asentir.

–Vengo aquí casi todas las noches, siempre se ve hermoso pero hoy...wow.–lo escuché reír en voz baja.

No sabía quién era pero comenzaba a irritarme, ¿no podía estar simplemente en silencio?

Me dispuse a hablarle, a mirarlo.

–Escucha bien niño no me interesa...–lo vi, finalmente lo vi.

Tenía sus ojos fijos en mi, su rostro estaba sereno, exudaba tranquilidad. Por alguna razón sentí paz.

–¿No te interesa...?–ladeó su cabeza.

–Nada...olvídalo.–devolví mi mirada al cielo. Realmente se veía hermoso.

–No te había visto por aquí, suelo venir seguido, ¿tú?–preguntó curioso.

–Ni siquiera soy de esta ciudad, de hecho...–me detuve abruptamente, casi le cuento sobre el accidente, sobre mis padres.–solo estoy de visita, estaré durante unos cuantos días.

Esa era, más o menos, la verdad. Debía quedarme ahí hasta que mi madre despertara, ¿no?

–Comprendo, es un lugar muy bonito, tanto de noche como de día.

No tenía sentido continuar con mi mal humor, ese niño no tenía culpa sobre absolutamente nada. Yo no solía ser un niño malhumorado, todo lo contrario. Pero...recién había perdido a mi padre y mi madre estaba luchando por su vida. No sabía como me sentía exactamente en ese momento pero sin duda alguna, era un sentir horrible.

–¿Cuántos años tienes? No es bueno para un niño andar solo a estas horas.– era bastante irónico puesto que yo era un niño solo a esas horas.

Escuché al otro niño reír, cuando se detuvo respondió:

–Supongo que es igual para ti, ¿no?–dijo con algo de diversión en su voz, ocasionándome una leve sonrisa.

–Niño, seguramente soy mayor que tú.–dije con seguridad.

–Ni siquiera me has mirado con detención. ¿Cómo sabes si eres mayor o no?–bufó.

Entonces volteé a verlo una vez más, decidido a prestarle más atención esta vez, fracasando en ello debido a la poca iluminación que proporcionaba el poste de luz.

–No puedo apreciarte bien debido a la poca luz...pero sin duda eres menor que yo.–una sonrisa se pintó en su rostro, contagiándome.

–Aún no estoy satisfecho con tu respuesta. Lo dejaré pasar por ahora, mañana estaré aquí durante la tarde. Puedes encontrarme aquí, así podrás verme mejor.

No pude evitar sonreír. Era un niño, en cierta forma, muy encantador.

–Quizás venga, quizás...

–Mierda,–volteé a verlo–ya debo irme.–se puso de pie, me miró y sonrió ampliamente.–Nos vemos, niño.–se fue tan rápido que ni siquiera pude dar respuesta alguna.

–Hasta luego, niño.–susurré.

Pasaron unos minutos y luego de llorar un poco, entré nuevamente al hospital. Me senté en un sofá individual, doblé mis piernas quedando mis rodillas al nivel de mi rostro. Me abracé a mi mismo, hundiendo mi cabeza entre mis rodillas. Deseé que todo fuera un mal sueño, que mi padre estuviera vivo, que mi madre no estuviera postrada en esa cama. Deseé poder estar en casa con ellos. Estar en la sala, sentados los tres en el gran sofá, yo en medio de papá y mamá. Deseé poder comer la deliciosa comida de mamá, jugar soccer con mi papá.

–Mierda...esto es tan difícil.–dije entre sollozos. Me abracé con más fuerza, tratando de consolarme.

Sabía que no sería fácil.

Let's See The Sky ∥changlix∥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora