Let's See The Sky ∥changlix∥

04 |Estaré aquí|

CHANGBIN

–Niños,–todos guardaron silencio–antes de proceder a comer quiero presentarles a su nuevo compañero.–dijo una de las encargadas.

Nos encontrábamos en la cafetería, todos tenían la cena servida. La mujer que había hablado anteriormente hizo ademán para que fuera donde ella, por obligación tuve que ir.

–Él es Changbin.–habló nuevamente–Estará con nosotros un tiempo, por favor, sean amables con él.

Sonreí como pude y luego volví a mi lugar. Estaba sentado en la misma mesa que Felix, Chenle y Eric, quedando dos espacios libres.

–Nana no está.–informó Felix mientras buscaba con la mirada, se veía muy preocupado.

–Ya aparecerá.–seguido introdujo comida a su boca.–Es normal que desaparezca, así como tú.

–Chenle, traga antes de hablar.–regañó Felix–Además, yo no desaparezco.

Reí ante eso último.

–Oye...no lo hago.–se defendió.

Lo miré con una ceja levantada.

–Entonces, ¿tenías permiso de estar fuera cuando nos conocimos?–pregunté aún con la ceja levantada.

Felix me miró con seriedad pero no pasó mucho tiempo antes de que riera.

La puerta de la cafetería se abrió, llamando la atención de todos. Un chico de al rededor de dieciséis o diecisiete años cargaba a otro como si fuera un bebé. Conforme se fueron acercando los pude ver mejor, el que estaba siendo cargado era el niño que había ido a buscar a Felix cuando estaba fuera conmigo, Nana.

–Les dije que estaba con Jaehyun.–dijo Eric.

–¿Qué haré con él?–pasó sus manos por su rostro, claramente estaba frustrado.

Notó que lo estaba mirando y sonrió apenado.

–Verás...aunque se cree que Nana es mayor que yo, para mi siempre ha sido como mi hermano menor.–explicó.

Por alguna razón eso se me hizo tierno, Felix sin duda era muy tierno.

–No quiero que se vaya.–se dejó caer en una de las sillas disponibles, al otro lado de Felix.

–En algún momento pasará, o se irá él o te irás tú.

–Cierra la boca Chenle.–respondió mal humorado, puso sus brazos sobre la mesa y escondió su rostro en ellos.

–No seas mal educado. Tenemos un nuevo compañero.

–Como digas Felix, hola compañero nuevo. Soy Jaemin pero me puedes decir Nana.–dijo aún con su rostro escondido.

–Es un gusto conocerte, Jaemin.–le sonreí a pesar de que él no me estaba viendo.

Otro chico se acercó a nuestra mesa, eran demasiadas personas nuevas para mi, tardaría mucho en aprenderme sus nombres y sus rostros.

–Hola, no te había visto hoy. ¿Estás bien?–preguntó con una gran sonrisa.

No mentiré, su sonrisa es la más hermosa, sin duda alguna, esa forma en la que sus ojos se entre cierran es demasiado adorable.

–Hola Lix.–se sentó.–Estoy bien, solo tuve un día ajetreado. Pronto me iré de aquí así que he tenido que lidiar con mucho papeleo.–explicó.

–Taeyong, por favor, no te vayas tú también.–finalmente Jaemin levantó la cabeza.

–Se sentirá vacío sin ti.–dijo Felix con tristeza en su rostro.

–No se sentirá vacío, hay muchos niños aquí, además tienen un nuevo amigo.–me miró–Soy Taeyong, un gusto en conocerte pequeño amigo.

–Soy Changbin, también es un gusto conocerte.

–Primero el año pasado se fue Taeil, ahora te irás tú, pronto también se irán Ten, Johnny y Yuta, los demás también se irán, Jaehyun igual...–sus ojos se aguaron, Felix lo abrazó.

Llevaba minutos de conocerlo y ya sabía que Jaemin era una de las personas más sentimentales que había conocido.

–No llores pequeño, es inevitable, es lo qué pasa cuando llegamos a cierta edad, estoy seguro de que pronto te irás, Nana. Alguien te adoptará. No solo tú, sé que todos ustedes lograrán irse con una buena familia.

Era una experiencia completamente nueva para mi. Nunca habría imaginado que estaría en un orfanato, esperando a que mi madre despertara del coma, encariñándome con un niño que conocía hace poco y haciendo amigos. Pude ver lo difícil que era para ellos estar ahí. Esperar a ser adoptados, o esperar a que lleguen a la edad adecuada para poder irse, ver como sus amigos se iban. Muy deprimente.

–Ya sé quienes se irán hoy.–habló nuevamente Taeyong.

–¿A quienes adoptaron?–preguntó Felix.

–A Yeosang y a Seungmin.

–¿Y Jeno?–preguntó con desespero Jaemin.

–Pregúntale a él. Ahí viene.

Jaemin se paró y corrió hacia quien supuse era Jeno, lo abrazó con tanta fuerza que pensé que Jeno se rompería.

Luego de cenar, Felix, Jaemin, Jeno y yo nos dirigimos a nuestra habitación. Felix habló con uno de los encargados y me asignaron como su compañero. Era una habitación grande, no era exagerada sino perfecta para cuatro personas.

–Jaemin y Jeno duermen en esta litera.–dijo Felix mientras señalaba una de las literas.–Esta es la nuestra, yo duermo arriba pero si quieres podemos cambiar.

–Gracias Felix, dormiré abajo.–le sonreí.

Nos quedamos mirándonos por varios segundos, sentía como si Felix me estuviera analizando. Se acercó lentamente y me abrazó.

–No tengo idea del porque estás aquí. Si en algún momento quieres hablarlo, yo estaré aquí. Te escucharé pacientemente. Desde hoy hasta el día en que alguno de los dos se vaya, estaremos juntos, Changbin. Ya no tendrás que pasar por nada tú solo, ahora estoy aquí.

No pude evitar que mis ojos se aguaran. Le devolví el abrazó y me aferré con fuerza a él. Entonces dejé que las lágrimas salieran. Necesitaba sacarlo, me estaba consumiendo por dentro. Ahora tenía a una persona a la cual acudir, alguien que me reconfortara sin cuestionarme nada, alguien que no preguntaría de más sino que me dejaría ir a mi ritmo. Felix. Esa persona era Felix. Quien, probablemente, era menor que yo pero era tan maduro. Seguramente debido a las circunstancias que ha vivido, el cuidar de otros aún siendo un niño, el no tener padres, entre otras cosas.

–Te agradezco tanto por esto...–dije y seguido sorbí mi nariz. Me separé de Felix al escuchar una puerta abrirse, era la puerta del baño.

–Lamentamos interrumpir.–se disculpó Jeno, pude a ver a Jaemin detrás suyo.

No pude evitar mirar a Felix confundido.

–Ohh...es que a Nana le gusta que Jeno lave su cabello.– explicó.

–¿Debería lavar tu cabello?–en seguida me arrepentí de haberlo preguntado, sentía mis mejillas arder.

–Me encantaría.–y ahí estaba de nuevo, esa hermosa sonrisa que causaba un cosquilleo en mi estómago.