un libro no puede lastimarte...
Milagros, la típica chica de secundaria que en vez de salir y hacer amigos se la pasa leyendo en la biblioteca o en su habitación, decide salir de su cuarto tras la muerte de su padre y empezar a vivir lo que queda d...
Después de pasarme toda la noche leyendo en mi pieza, me levante de la cama y fui a la cocina a buscar algo para desayunar. Suelo aprovecharme de las vacaciones de verano para quedarme hasta muy tarde leyendo (cosa que durante el periodo de clases no podría).
mami se había levantado temprano a preparar el desayuno porque papa tenia que ir a trabajar, así que ni bien cruce el umbral de la puerta de la cocina ella me sonrió y me dijo buenos días cariño.
a lo que yo respondí con una sonrisa un poco cansada y un buenos días mami.
obviamente me di cuenta de lo que pasaba, mama tenia un moretón horrible en su cara, uno de esos que es imposible ocultar con maquillaje. -¿te ayudo a preparar el desayuno?- le pregunte y sin que me respondiera me puse a buscar la taza de mi hermanito, Martin, para prepararle su desayuno.
lo mas probable es que papa y mama pelearon anoche, estas cosas siempre ocurren, la mayoría del tiempo papa esta de mal humor y con el seño fruncido y es casi imposible razonar con el, a mi me trata como si no fuera su hija y Martin es el único que tiene suerte, a el si lo quiere.
mientras me concentro en calentar la leche, abro la boca para decir algo pero mama me interrumpe, como si supiera que iba a decir, me dice que no es algo grabe y que ya no duele.
En ese momento papá entro por la puerta exigiendo su desayuno, lo único que pude hacer fue apretar los labios y no decir nada mas, así que deje la taza con leche tibia y me dirigí hacia la planta superior de la casa a despertar a Martin, cuando entre en su pieza, me acerque despacio a la cama y vi a mi pequeño hermano, un niño de diez años de cabello castaño y un poco alto para su edad. me acerque a su oído y susurrando despacio le dije que el desayuno ya estaba preparado.
el no me contesto nada así que volví a insistir pero esta vez mencione que iba a llegar tarde a la colonia de vacaciones, al menos eso si funciono. el abrió los ojos y estiro los brazos en busca de un abrazo.
claro que el quería un abrazo, su habitación queda pegada a la de nuestros padres, de seguro el escucho toda la discusión de anoche. ni bien lo abrace el empezó a llorar desconsoladamente, no pude hacer mas que pedirle que se calmara, ya paso, le dije acariciando sus hermosos rulos castaños.
una vez que se calmo le pedí que me cuente que había pasado, claro, mi habitación queda en el piso de abajo y estuve toda la noche con los auriculares así que no escuche nada.
el me conto un par de cosas horribles que se habían dicho nuestros padres la noche anterior, me conto sobre los gritos, los golpes que se escuchaban a través de la pared y todas las amenazas de papá hacia mamá.
la próxima vez que ocurra algo así bajas las escaleras y me despertas ¿entendiste?. le dije mientras lo abrazaba una vez mas. prométeme que lo vas a hacer.
el asintió con la cabeza, sabia que en esas situaciones e se bloqueaba así que no lo presione a salir de la cama hasta que el me dijo que quería bajar a desayunar, así que lo acompañe al baño a lavarse la cara y bajamos juntos las escaleras de mármol.
nuestra casa es una casona antigua de Capital Federal, situada en el barrio de San Telmo, una de esas casas que antes era un conventillo. para acceder a la casa desde la calle hay que pasar por un pasillo largo con puertas enfrentadas, que son otros departamentos donde viven otras personas. nuestra puerta es la numero 10 y es la ultima puerta, la casa mas grande.
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cuando llegamos a la cocina, Martin se sentó al lado de mama y comenzó a tomar su desayuno, yo en cambio, me serví café en una taza y agarre un paquete de galletitas para irme a desayunar a mi pieza pero cuando me dirigí a la puerta con mi café mi papa me interrumpió y me pregunto casi gritando que a donde iba. a lo que yo respondí que tenia que regresar a mi habitación por algo importante.
el lo único que hizo fue insultarme, me dijo, -bien, el servicio no puede desayunar en la mesa con la familia- lo mire con una cara de asco, a lo que volvió a abrir la boca -lo mismo va para vos Marina- refiriéndose a mamá. eso definitivamente me hizo enojar de una manera inexplicable, tenia unas ganas de gritarle mil cosas y patearle la cabeza hasta que se muera, pero no lo hice. solo agache la cabeza y salí de la cocina, una vez que estuve en mi pieza deje lo que había traído en el escritorio y me permití quebrarme y llorar.
no hay palabras existentes en ningún idioma que expliquen lo mal que se siente vivir con este tipo de personas, es imposible soportarlo.
ahí me quede, encerrada en mi propio mundo, leyendo, escuchando música. recién cuando me di cuenta que eran las tres de la tarde me decidí a salir de mi cueva para ir a la cocina, para mi sorpresa mama estaba con dos platos de milanesas con puré y me dijo que me siente, comimos juntas, hablando de cosas sin sentido cuando suena el teléfono de la casa.
mama se levanto a contestarlo y yo desde la mesa podía ver sus expresiones, desde incertidumbre, hasta tristeza, pasando por miles de emociones. cuando corto me miro y dijo que coma rápido que teníamos que ir al hospital.
la respuesta que me dio mi mama cuando le pregunte que había pasado me dejo helada, -asaltaron a tu papa y le dieron dos disparos en el pecho- juro que no me imagine que esto podía pasar.
todos los días en las noticias se ven casos de estos pero nunca pensas que te puede pasar a vos o a un familiar cercano.
cuando llegamos al hospital nos informaron que estaba grabe y que lo estaban operando. así que ahí nos quedamos, en la sala de espera, mama rezaba porque todo saliera bien y yo solo podía pensar en ella, la verdad es que no me importaba mucho que le pasara a el. me preocupaba mas mamá, yo sabia lo mucho que mamá lo quería.
de repente apareció un medico de bata azul y nos pregunto si éramos familiares de Miguel, a lo que respondimos que si, para luego recibir la peor noticia para mama.
