CAPÍTULO VII

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Después de aquella noche en la cual se desahogo con Marco, había retomado el control de sus emociones. La expediciones y experimentos con titanes habían continuado, no se había recabado nueva información, pero Hange no desistía en sus pruebas.

— Puedes ir a dormir, Mikasa.— Le dijo Hange.— Moblit se quedará conmigo.

— Bien, espero que descubran algo hoy.

Mikasa regresó al cuartel, pero primero fue a la cocina; quería preparar un té de manzanilla para ver si así podía dormir. Pero al entrar vio que no era la única que no podía dormir, el capitán Levi estaba sentado en una de las bancas que había en la cocina, seguramente tomando su té negro.

— ¿Otra vez no puedes dormir?— Le preguntó Levi.

— Vengo de con Hange, prepararé un té de manzanilla para tratar de conciliar el sueño.

— Hay un poco en la tetera.— La azabache, para su sorpresa, comprobó que era de manzanilla y no té negro.

— Gracias.

— ¿Cómo han ido los experimentos?— En realidad estaba enterado de todo, pero Mikasa generaba una gran curiosidad en él y está era una oportunidad de iniciar una conversación.— ¿Esa loca aún no pierde la cabeza?

— Es parte de su esencia... Aún sus experimentos no han dado resultados, pero cree que dentro de poco encontrará algo.

— Estos son sus segundos titanes, al menos ahora sabe cuándo detenerse para no matarlos.

— Estaba muy triste cuando Bob y Jack murieron.

— Solo esa cuatro ojos podría estar triste por algo así. Los titanes no pueden sentir.

— No lo sé... después de aquel titán, ya no estoy segura.

Así fue como comenzó una extraña amistad entre ellos, casi cada noche se reunían en la cocina a tomar té, y poco a poco fueron descubriendo cosas del otro; Mikasa supo que el capitán venía de la ciudad subterránea, le contó su historia de cómo ingresó a la legión y de la fatídica muerte de sus hermanos. Ella conocía ese sentimiento de impotencia y arrepentimiento, el no haber podido salvarlos a alguien a quien amas... era algo que los dos compartían y tal vez fue por eso que compartió con el capitán Levi lo ocurrido el día que su vida había cambiado.

— Mis padres... ellos murieron tratando de protegerme.— Mikasa sujetaba con fuerza su taza, era un recuerdo que trataba de suprimir.— Logre escapar matando a esos hombres, hui y creí que podría ser libre. Creí que ya estaría a salvo, pero fui capturada por unos hombres peores.

— Mikasa...— Levi hubiera deseado que ella no pasará por todas esas cosas, a pesar que no llorara, su lenguaje corporal decía cómo se sentía.— Lo siento mucho. ¿Esos cerdos siguen vivos?

— No quiero hablar de eso.

— Está bien, no tienes que decirme si no quieres.— Se apresuró a contestar, entendía que no quería recordar esa etapa de su vida.— ¿Quieres más té?

Después de aquello, Levi cambió la conversación por una más casual; supo que la estación favorita de Levi era el otoño, su color favorito era el azul, que prefería su té sin azúcar y su cumpleaños era el día de navidad.

Los meses fueron pasando y esa rutina se seguía repitiendo, pero no solo por las noches; ahora Mikasa solía ayudar a Levi con el papeleo, pasaban algunas tardes solamente hablando. A pesar de que el capitán parecía ser indiferente a todo, en realidad era una persona muy empática, que se preocupaba por todos y para ella era fácil hablar con él

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora