03 - Dolores de parto

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Fue un doce de agosto seis años después del nacimiento de Shoyo, un doce de agosto de 2002, donde comenzaron por segunda vez sus dolores de parto. En la semana prevista, el día no previsto, se abrió la puerta hacia la nueva vida de la pequeña criatura que venía de camino, amenazando con hacer suyo el mundo con su llanto y los gritos de dolor de su madre, siendo apaciguados seguidamente por la conformidad de tener a su hija en brazos.

Su hija, como Shoyo había dicho.

Cuando el sol ya dormía la pequeña decidió despertar asustando a su madre, no con llanto, con pujes, ella quería salir. Alarmando al hombre de la casa, la mujer se levantó con un fuerte grito, no quería gritar, pero era un impulso. Él comprendió inmediatamente. La bebé.

Shoyo, en cambio, dormía tranquilamente abrazado a su tierno león de peluche, cortesía de su padre al cumplir los tres años. No fue cuando escuchó la puerta principal de la casa, cerrarse, cuando se despertó vagamente y el primer impulso que tuvo fue ir hacia la habitación de sus padres a refugiarse por si el sonido lo causó un ladrón, un mapache, o un gato; pero no los encontró allí ¿Se habían robado a sus padres? ¿Tendría que quedarse sólo en casa y luchar tonta y estratégicamente contra ladrones como en la película? Él no quería eso, tan solo era un niño. Tanteó durante unos segundos la cama, dándose cuenta de que estaba mojada, que raro.

Sin saber qué hacer y notando que no había nadie en casa, encendió la luz de la habitación más grande de la casa, la de sus padres, y, al hacer eso, divisó un papel en la esquina de la habitación al lado de la puerta. Una nota.

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"De: Mamá (y Papá).
Para: Nuestro bebé Shoyo.

Shoyo, ¡buenos días! No te alarmes si no estamos en casa contigo, ¡estamos en el hospital con tu hermanita! ¿Recuerdas lo que te conté del nacimiento? Pues ella está haciendo eso ahora; Sé que te preocupa que me haga daño, pero eso es algo normal, así que tranquilo, no me pasará nada. Ten mucho cuidado, estaremos allí lo antes posible. No queremos que te quedes sólo, pero no tenemos a nadie para que cuide de ti mientras no estamos... ¡Pídele a Dios de su ayuda!

¡Como sea! ¡Pronto estaremos en casa con tu hermanita, ya verás que le caerás bien! Pero, no te sorprendas si no es como te esperabas... Los bebés son un tanto extraños durante sus primeros meses de vida...

Si necesitas algo, ya sabes dónde queda el teléfono fijo, llama a papá. ¡Te queremos mucho y el bebé también! ¡No te estreses y cuídate mucho, que sé que puedes!

𝗟𝗮 𝗮𝗹𝗲𝗴𝗿𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘆𝗼 - Haikyū!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora