Capítulo Dos

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Una vez que Sam se retiró de su habitación, Dean inmediatamente se dirigió a Cas.

-Ok, excepto de que me esté volviendo loco necesito una explicación de lo que está sucediendo, ¿de verdad eres tú?- necesitaba la afirmación de Cas, no sabría que hacer si todo esto resultara ser un sueño.

-Por supuesto, Dean.-

Sintió como sus piernas temblaban como gelatina, y antes de que pudiera caer al suelo la fuerte mano del ángel  rodeó su cintura.

Apoyándolo suavemente en su cama Castiel se paro en frente de él, ambos se miraron fijamente a los ojos, azul y verde bailaban en una hermosa danza.

-Cas...- y antes de que pudiera pensar lo que estaba haciendo, agarró la nuca del serafín y lo besó.

La chaqueta colgaba descuidadamente en su mano, le resultaba un poco incómodo besar así, pero si era la única forma de poder ver a Castiel está dispuesto a acostumbrarse. 

Fue Dean quién finalizó el contacto de sus bocas, aunque no quería hacerlo sabía que tenía que hablar con Cas.
Pero antes de que pudiera decir algo el ángel lo sorprendió besándolo de nuevo.

Tanta fue su sorpresa que soltó la chaqueta.

Inmediatamente sintió como la presión en sus labios desaparecía, jadeó fuertemente antes de agacharse y aferrarse a la prenda.

De nuevo, el ángel estuvo a su vista. Su gabardina estaba toda arrugada, sus labios estaba rojos e hinchados y Dean sintió como sus mejillas se calentaban al saber que él había sido el causante de que Cas se encontrara así.

No quería imaginarse como estaba él.

-Lo siento- dijo en ángel de repente.

-¿Por qué?-

-Por dejarte- Dean sintió como se quedaba sin aliento- Siento haberte herido así. Siento haberte alejado...-

-¡No te disculpes!;No fue tu culpa, fue mía. Fue mi culpa que murieras, fue mi culpa...- las lagrimas volvieron a invadir sus ojos y nunca se había sentido tan débil en toda su vida.

Volvió a sentir la fuerte mano de Cas en su espalda, subiendo y bajando en un intento de darle consuelo.

-Te perdí Cas, más de una vez-dijo mientras más gotas salían.- Todas la veces que te perdí me sentí como un inútil, pero no sé... no sé porqué esta vez se siente peor que las demás, algo dentro de mí dice que tú estás aquí y que no estoy alucinando. Mientras que otra parte dice que le crea a Sam, que simplemente no te puedo superar-

Y dolía, dolía tanto no poder diferenciar entre la verdad y su imaginación, dolía no saber si se estaba muriendo de amor o de locura.
 
...
 
 
Cuando Castiel planeo dejar su huella nunca se imaginó que haría sufrir tanto a Dean.

De tan solo pensar lo que su cazador estaría sintiendo lo destrozó.

Él no se merecía nada de esto, y Castiel quería desesperadamente hacer desaparecer las lágrimas de la cara de Dean.

Levantó al cazador de la cama y lo abrazó, susurrándole más de mil palabras de amor al oído.

Cuando Dean se calmó, se separó y lo miró.

Estaba usando sus jeans degastados, su remera negra y todavía tenía puestas sus botas de caza. En su mano derecha todavía sostenía la chaqueta.

-¿Te sientes mejor- le preguntó.
-Eso creo-
 
Y la habitación se quedó en silencio.
 
 
...
 
 
Luego de salir del cuarto de su hermano, Sam inmediatamente se dirigió a la biblioteca.

Estaba totalmente enfocado en buscar una solución para poder salvar al mundo, de nuevo, pero si Dean estaba en lo cierto no lo importa gastar un par de horas para poder buscar algo para traer a Cas de vuelta.
 
 
Entrando a la sala no se sorprendió al encontrar a Jack sentado leyendo furiosamente un libro, el chico quería encontrar la forma de devolver al mundo a su hogar.
 
 
-Jack-dijo para llamar la atención del niño- deberías descansar un poco, podemos seguir buscando mañana-
 
 
-Pero Sam...-
 
 
-A la cama, ahora-
 
 
Refunfuñando el nefilim se levantó y se fue a su habitación, no sin antes desearle las buenas noches.
 
 
Suspirando se sentó en el sillón donde antes estaba Jack y se dedicó a leer sobre el vacío.
 
 
Tenía esperanzas para recuperar a Cas, no era la primera vez que el ángel quedaba atrapado en ese lugar.
 
 
Suspirando otra vez se dispuso a leer.
 
 
...
 
 
Dean escucho atentamente la explicación de Cas, como antes de morir puso un poco de su gracia para permanecer a su lado.
 
 
-... eso es prácticamente todo, Dean- terminó de contar el ángel.
 
 
Apretó su agarre sobre la huella, sin poder procesar la explicación que acababa de recibir.
 
 
No quería levantar la cabeza, sabía que Cas estaba esperando su respuesta, pero ,para ser sincero, no sabia que decir.
 
 
Su mente era una jungla, todos sus pensamientos estaban mesclados y todos giraban alrededor de una sola persona, Castiel.
 
 
-No sé que decir Cas- dijo con sinceridad si lo que hiciste fue una buena elección- escuchó un jadeo lastimoso del ángel, pero para ser honesto, no le importó- Tenerte aquí sabiendo que estás muerto... hombre, es horrible. Es horrible pensar que la única forma de verte es a través de una puta chaqueta-
 
 
Y está vez levanto la cabeza, no entendía como era posible pero el ángel parecía tan pequeño ahí, parado en el centro de la habitación con una mirada de melancolía.
 
 
-Esa... esa no era mi intención, Dean. Lo juro, jamás querría hacerte daño, por favor tienes que creerme, por favor Dean.- explicó rápidamente Castiel.
 
 
Cas se acercó a grandes pasos hacía él, se agachó para que pudieran quedar cara a cara y se miraron el uno al otro.
 
 
Las manos de serafín tocaron suavemente sus mejillas, las marcas de las lagrimas todavía manchaban su cara. Cas acercó lentamente sus labios hacia los de Dean.
 
 
-Te amo- dijo y lo besó de nuevo.
 
 
No duro tanto como el primero, pero tenía el mismo sentimiento.
 
 
Una vez finalizado el beso, Dean le respondió.
 
 
-Yo también te amo, Cas-
 
 
Y antes de que pudiera ver la cara del ángel soltó la prenda.
 
 
El cazador quedó acompañado solamente con el calor en sus labios que Cas le proporcionó.

Huellas de Gracia/DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora