Capítulo 1 <Praesidium>

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5 meses antes

BLAIR

Los rayos del sol chocan con mi cara provocando que poco a poco despierte, froto mis ojos intentando acostumbrarme a la luz de mi habitación mientras los abro lentamente.

Me levanto de mala gana dejando mi cálida cama sentándome en la orilla, reviso la hora en mi celular y son las ocho y media de la mañana. Desperte media hora antes que suene mi alarma, decido levantarme para poder hacer todas las cosas tranquilas antes de irme al instituto, ya que la hora de entrada es a las diez.

Me ducho y visto cómodamente con medias transparentes, botas militares negras, un beatle blanco con cuello y un vestido negro.

La verdad me gusta bastante mi estilo, puedo llegar a ser muy femenina pero a la vez vestirme tambien con ropas anchas de vez en cuando. Dejo mi largo cabello rojizo ondulado caer por mis hombros, mi piel clara y mis pecas las dejo libres sin maquillaje, un poco de rímel resaltando el verde de mis ojos y estoy lista.

Me observo durante unos minutos en el espejo y quedo satisfecha con el resultado, pero decido que es mejor cambiar todo.

- Mutatio - "cambio" recito en latín mientras observo mis rizos cambiar lentamente a un negro azabache y mis ojos a un color miel.

Bastante tengo con los abusos que recibo por ser híbrida de lobo y hechicera, no necesito sumarle más por mi apariencia, no es normal que los lobos sean pelirrojos, pero mi condición híbrida lo permite.

A los pocos años después de que llegue a esa manada, cuando los actuales alphas Scott y Emma Evans me encontraron moribunda en medio del bosque y me acogieron.

He recibido rechazos de todos, me humillan e intentan quebrarme solo con la misión que abandone sus tierras.

Los alphas son las personas más buenas que he conocido, han cuidado de mi desde los cinco años cuando mis padres adoptivos me dejaron a mi voluntad en la oscuridad del bosque cuando se dieron cuenta de que era diferente a ellos, me mantenían oculta del resto de la manada ya que ellos descubrieron de que era híbrida.

Mitad hechicera, mitad loba.

Me ayudaron a conectar con ambas partes de mi ser, nunca me descriminaron, siempre me alentaban para mejorar mis habilidades de hechicera y felicitaban cada vez que algún conjuro me salía bien.

He mejorado bastante con el paso de los años y a pesar de que aún faltan seis meses para mi cumpleaños 18 y encontrarme con mi loba.

Cuando cumplí los diez años ya tenía un buen manejo de mi magia por lo tanto me permitieron salir de la mansión, comence a asistir al instituto, todos eran amigables me consideraban una más.

Hasta que un día el hijo menor de los alphas le conto a sus amigos que yo era híbrida, desde ese momento todo cambio.

La gente comenzó a rechazarme y tratarme mal, obviamente solo lo hacian cuando estaba sola, nunca en presencia de los alphas  y yo tampoco les contaba de lo sucedido, ya habían hecho suficiente por mi al darme un hogar y no queria preocuparlos por esos pequeños detalles.

Cuando cumplí los quince pedí vivir sola, ellos me entendieron cuando les di la excusa de que queria vivir al máximo mi magia y cerca de la manada no podía, por ende, les pedí mi casa que se encuentra cerca de los bordes del territorio, aunque la verdadera razón era poder tener mi propio lugar donde escapar de los malos tratos.

Ellos aún se preocupan mucho por mí, siempre me visitan, envían dinero mensualmente para poder hacer las compras y tener para mí, si bien siempre me sobra mucho dinero, estoy ahorrando para que cuando cumpla la mayoria de edad poder irme de aquñi y buscar un lugar donde si me acepten.

Doy una ultima mirada a mi aspecto, sauspiro y baqjo hacia la cocina para preparar mi desayuno, hotcakes de nutella y un jugo de frutas. Es mi manera preferida de empezar el día, día el cual al momento de poner un pie fuera de mi hogar se volverá un infierno.

Termino de desayunar, limpio lo que utilice y saco del refrigerador un táper con comida que prepare anoche para mi almuerzo, deje de comer en la cafetería del instituto debido a los insultos o la comida que a veces me lanzaban, asñi que ahora llevo mi propia comida y almuerzo a los alrededores.

Agarro mis cosas, mis llaves y salgo de la casa. Tomo mi bicicleta que me ayuda a moverme dentro del territorio debido a la distancia en la que me encuentro y salgo del jardín principal rodeado por una pequeña cerca blanca, cierro la reja y doy una ultima mirada a mi hogar, no es la gran casa es bastante sencilla pintada de color blanco, pero es más que suficiente para mí, no soy una persona de lujos, me gusta lo sencillo.

Doy un último suspiro, preparandome mentalmente para el nuevo día que debo pasar y subo a mi bicicleta.

- Praesidium - "protección" recito mirando a mi casa y emprendo mi camino hacia el instituto. 

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Ya es la última clase del día y la verdad es que ha estado todo relativamente normal, a pesar de los insultos que dicen de vez en cuando al pasar , no ha sucedido gran cosa he intentado pasar lo más desapersibida posible, sin llamar la atención de nadie que pueda hacer de mi día más miserable.

Los alumnos comienzan a entrar en el salón cuando el timbre suena, mantengo la vista fija en la ventana mirando hacia el bosque, siento que todos pasan a mi lado cuando de repente siento una pequeña incomodidad y presencia, volteo mi vista hacia la puerta y ahí estaba él, Christian.

El hijo menor de los alphas, su mirada conecta con la mía, aquellos ojos tan celestes como el cielo, lanzando un pequeño escalofríos por mi cuerpo, me sonríe levemente y yo volteo mi vista rápidamente de vuelta hacia la ventana.

Antes de que se supiera que era híbrida nosotros éramos amigos, me protegía, era como una hermana más pero luego se alejó. Ya no me saludaba, ni siquiera me miraba, cuando sus papás iban a visitarme dejo de ir con ellos y por lo tanto también deje de insistir.

La clase transcurre con normalidad, aburrida como todas las clases una vez suena el timbre espero que todos salgan y así evito futuras molestias. Agarro mis cosas lentamente y salgo cabeza agacha del salón hacia la puerta principal del instituto.

De un segundo a otro me encuentro tirada de boca en el piso, los libros que tenía en las manos salen volando y cuando volteo a ver que sucedió la veo a ella, Elizabeth Pride.

Desde que supo que era híbrida me ha hecho la vida imposible.

- Fíjate por donde caminas fenómeno.

Dice escupiendo la última palabra y cuando ve que comienzo a levantarme manda una patada a mi estómago mandándome de vuelta al suelo, ríe al ver las consecuencias de su golpe y se aleja con su grupo de amigas mientras empiezo a toser intentando recuperar el aire.

Siento como alguien se agacha a mi lado y posiciona una mano en mi hombro, por instinto me encojo en mi lugar alejándome de su tacto.

- Eh, tranquila - reconozco la voz de Christian - ¿Estás bien?

- Si, gracias - respondo mientras me levanto rápidamente recogiendo mis libros sin mirarlo y caminar fuera del instituto.

Avanzo a paso apresurado hacia el incio de la arboleada que rodea al edificio, lugar donde escondo mi bicicleta porque si decidiera dejarla en el lugar reservado para ellas en el estacionamiento me la destrozarían, me monto en ella y salgo en dirección hacia mi hogar, sintiendo aún ese pequeño roce de la mano de Christian en mi hombro.

Acepto Tu RechazoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora