5

373 31 3
                                    

-¡Eren! ¡Rápido ponte algo decente! Tú futuro esposo no puede verte en esas fachas-

-Pero madre ya me ha visto así-

-¿Te ha visto así? ¿Pero en dónde?-

-Una vez en un sueño-

Eren tomaba las manos de su madre ahora sobria para bailar al ritmo de la canción que Levi le había mostrado.

-Eren basta ya de este teatro, suelta y dime ¿Qué es esa tontería de que te vio en un sueño?-

-No es una tontería y no fue un sueño, ya lo he visto-

-¿Al príncipe Levi? ¡Maravilloso! Vamos debemos decirle a Kuchel-

-Yo nunca dije que fuera Levi-

-Eren no nos hagas esto tú dijiste que...-

-Dije que había visto al que iba a ser mi esposo y no sé quién será tal vez un campesino-

-¿Un campesino? Hahaha Eren deja de bromear conmigo-

-No es una broma, madre-

-¿Verdad que es una broma?-

El rubio caballo negaba ante la mirada atónita de la reina que ahora no parecía estar tan sobria después de todo.

Un estruendoso golpe se dejó escuchar y el rostro del galante príncipe empezó a verse de un rojo intenso.

-He dicho que no, no fallarás en esto el príncipe llegará y ustedes se casarán, serán felices en el palacio y tendrán descendientes. No puedes renunciar a todo lo que he hecho por un simple campesino ¡No lo harás!¡Eres un príncipe y te casarás con un príncipe-

-Vives en el siglo pasado, madre estamos en pleno siglo catorce y hoy en día...-

-Hoy en día la reina sigo siendo yo y te ordeno que uses la cabeza y...-

-Me case con la persona que amo ¡Adiós madre!-

Subía hábilmente a su cordel para ir nuevamente hacia el bosque en búsqueda de Rivaille su tan proclamado amor.

-¡EREN! vuelve aquí de inmediato-

La reina Carla volvía al interior del castillo roja de coraje y con los ojos llenos de lágrimas.

-Ese niño siempre metiéndose en líos, ahora ¿cómo se lo diré a Kuchel después de como me porté?-

En otro lugar los tres, de nueva cuenta, hadas escoltan a un triste y cabizbajo príncipe de vuelta a su hogar mientras Hange haciendo un escándalo intentaba subir el ánimo del azabache que se veía aplastado por todo lo que le habían revelado, después de todo no volvería a ver a su príncipe azul y ahora terminaría casado con un alfa que nunca en su vida había visto eso sin mencionar el reencuentro con su verdadera madre.

Entraron en el castillo sin ser vistos justo como salieron hace ya dieciséis años, subieron los escalones de la gigantesca torre que les llevaba directamente a la ahora habitación de Levi.

-Hemos llegado Levi- decía un calmado Erwin que tomaba la mano del príncipe para guiarlo -Cierra con llave Hange, Mike también las cortinas, ahora ven aquí Levi sientate-

Sin levantar la mirada Levi acataba cada una de las palabras de Erwin.

-Éste será nuestro último obsequio para ti nuestro querido niño, el símbolo de tu realeza- el trio movía sus varitas para hacer aparecer una pequeña tiara -una corona que deberás usar con gracia y belleza-

El azabache al mirarse tan diferente a como lo era hace unas horas, ahora con un lujoso traje y una corona en lugar de su sencillo atuendo y sin nada adornando su cabeza, no lo concebía haciendo que tras sus pensamientos sus mejillas empezaran a ser adornadas por las gotas que de sus ojos salían.

El Príncipe DurmienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora