Prólogo

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Te conocí en nueste primer año de clases, entré al compartimiento del tren en el que estabas

Te pregunté si podía sentarme aquí junto a mis amigos y sin problemas dijiste que si

El silencio reinó entre tu y yo en todo el viaje

Durante la elección de casas no dejaba de verte, tenías una mirada perdida pero aún aún notaba tu nerviosismo, fuimos seleccionados para diferentes casas y te vi feliz convivir con tus nuevos amigos

segundo año

Ambos habíamos crecido más y comenzábamos a tener diferentes facciones y rasgos pero tu mirada no había cambiado

Parecía que siempre estabas en tu mundo, leyendo bajo los árboles, mirando a la nada desde el lago y escribiendo en tu cuaderno en todas las clases siendo tú todo el tiempo

No podía dejar de verte, mi corazón latía con fuerza casi como si quisiera salirse de mi pecho cada vez que te veía haciendo tus cosas

No sabía que sentía con exactitud y muchas veces quería hablarte pero el ser de diferentes casas y un miedo interno no me daban la valentía suficiente para entablar una conversación contigo

tercer año

Me estaba despidiendo de mis padres en la estación cuando te vi pararte junto a mi, tu padre saludó al mío y parecían conocerse

Te sonreí a boca cerrada y me devolviste la sonrisa y mi corazón se aceleró demasiado, habías cambiado tanto

Ambos estábamos más altos que ahora o yo un poco más que tú, conservabas esa mirada perdida durante un momento la seguí y a lo lejos disipé como alguien de tu casa se acercaba a ti a saludarte

Le abrazaste y sonreíste, mi corazón latió con más fuerza cuando te vi sonreír, era la sonrisa más hermosa que había visto en lo que llevaba de vida; mis nervios se volvieron locos y las palmas de mis manos comenzaron a sudar

Con esa voz tan tranquila que podía calmar a cualquiera les avisaste a tus padres que ya ibas a abordar el tren y te despediste de ellos con abrazo

Mi madre comenzó a decir que fuera detrás tuyo para que no perdiera el tren y de manera apresurada me despedí de ellos yendo atrás tuyo en una buena distancia

Tu te fuiste por un lado y yo por otro, al entrar a un compartimiento sin nadie mi cabeza comenzó a imaginar como hubiera sido si te hubiera hablado cuando te paraste junto a mi

Pero sabía que si lo hacía lo iba a estropear, me podría haber puesto a tartamudear de los nervios y mis palmas hubieran parecido fuentes de tanto sudar

Pero como dicen; el hubiera no existe y durante todo el viaje me juré que este año

Me decidiría a hablarte fuera de la manera que fuera me armaría de valor para hablar contigo

Durante la cena en el castillo te vi jugar con el plato de comida, alguien de tu casa sentado a tu lado parecía decirte algo pero como siempre, parecía que estabas en tu mundo

En un abrir y cerrar de ojos te paraste y saliste corriendo del comedor, mi sentido de alerta se activó y me paré de mi asiento tan rápido como pude

Sin embargo no me moví, no hice nada más que quedarme ahí donde algunos de la mesa me miraban con rareza

Sacudí un poco la cabeza y volví a sentarme, por mi mente pasaron millones de pensamientos del por qué habías salido corriendo de esa forma

¿Era acaso que la persona que te habló dijo algo que te molestó?

Donde las miradas reinanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora