El gran rey, Ohm Thitiwat....rey del gran imperio de Tailandia.Su corona hecha a base de diamantes, oro y perlas, adornaban su cabeza, y sobre su cuerpo, finos vestidos de las más caras y costosas telas.
Sentado sobre su trono, el rey atendía a un mercader de oro...
Estaba todo normal, hasta que llegó su sirviente, junto con otros más a la mesa y colocaron sobre ésta los más exquisitos postres.
Los ojos café oscuro del castaño se cruzaron un par de segundos ante los ojos profundos del rey.
Después de hacer una reverencia, el sirviente salió por la puerta y sus ayudantes tras el.
Algo....no sabía bien que era, dudando un poco baja la mirada abajo.
La charla con el mercader había terminado, así que lo despidió y se fue.
Algo andaba mal, ¡muy mal! ¿como su miembro podía ponerse duro sólo con ver a un chico dulce como fluke? Más aún cuando aquel no era de la realeza sino un simple y jodido sirviente!
Los guardias en la habitación del rey miraban disimuladamente al hombre que tenía un bulto entre sus piernas.
-señor, pido permiso para hablar, si es de su agrado puedo traer a una doncell...
-no! No quiero una mujer...!! Fuera de aquí, todos, largo!!
Los guardias salieron de la habitación al momento. Con miedo a ser ejecutados, pues aquél hombre tenía la fama de ser un maldito tirano que no se apiadaba de nadie.
-tiene que venir, vendrá! Si o sí!! -mientras se daba de vueltas en su habitación y se recostaba en su cama.
Unos toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos....
-señor, traigo su bebida...
La voz dulce de fluke detrás de la puerta.
-pasa- contestó desde adentro.
Fluke abrió la puerta y pasó, traía con el a tres personas más, sirvientes al igual que él.
-adelante fluke, ustedes tres -señalando a los demás- váyanse.
Los tres se miraron asustados, pero salieron tan pronto como escucharon.
La mirada de fluke se volvió más oscura, sabía que tan mal podía poner a ese tonto rey.
-fluke...
-Ohm, Ohm... Ohm, un rey tan bello como tú....malo y tirano - sonreía mientras sobre la mesa ponía unas copas finas de vino.
Los ojos de Ohm no eran en ese momento los del típico hombre rudo y dominante que solía aparentar....si no los de un adolescente exitado y temeroso...
Natouch tenía el control sobre todo justo ahí, avanzó hacia Ohm y lo empujó sobre la cama y se puso sobre sus piernas.
Sus ojos estaban mirándolo a él, sin parpadear durante unos segundos, hasta que el sirviente tomó la cabeza de Ohm y besó sus labios con una desesperación que lo exitó cien veces más.
El hombre tonto que tenía una corona sobre su cabeza, lanzó el objeto de valor al suelo, y puso a su sirviente debajo de él, porque en ese instante era lo más sublime que sus sucias manos podían tocar.
-en este momento....- mordiendo los labios de Ohm mientras se besaban - das pena....
-solo quiero tomarte...!
-hazlo!! Tan fuerte para recordarte mañana cuando camine!!
entre beso y beso, el castaño quitaba lento la ropa de Ohm, hasta que lo dejó sin las prendas que tan caras y de valor eran, tal y como un chico pequeño y necesitado.