Asco

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Se apresuro a entrar al edificio, con la respiración agitada logró llegar al baño para poder calmarse. Derrepente, una oleada de miedo y sorpresa atrasada lo atravesó. ¿Que demonios había sido eso? Recordaba su mirada, tan intimidante y tan fuerte que le hacía querer hacer lo que le ordenará. Pero no era idiota, sabía en qué dirección iba todo el asunto y no se iba a dejar arrastrar así como así.

Inhaló y exhaló un par de veces, logrando calmarse para después mojarse el rostro, debía comenzar a hacer sus tareas del día pronto, debía concentrarse en algo que no fuese él. Y su mirada, y sus grandes brazos aprisionandolo, o sus besos que le robaban la respiración y la voluntad.

Debía ser cuidadoso con lo que pensaba porque incluso su mente le estaba jugando en contra.

– Gary –Le saludo Quiin en recepción una vez que se había relajado y fue a recojer el correo– Todas estás cartas son de admiradores, estás otras son solicitudes de empleo y estas últimas son para la mesa directiva.

– Dalo por hecho –Respondio sonriente y más entusiasmado de lo normal– Seré el mejor chico del correo que exista en esta empresa.

– Hmm, en realidad ese puesto no existe –Le dijo la morena cruzándose de brazos– El señor Menéndez busco la forma de que te quedarás, solo eso. –Él asintió, poniendo los ojos en blanco una vez que se alejo de ella.

Entonces ahí entraba su momento de culpa, ¿era porque se había puesto caliente antes de ir a trabajar? Ahora mismo se sentía mejor por simplemente odiar a Avocato y culparlo por todo lo malo que le pasará.
Organizo su ruta de trabajo, fácilmente podía terminar en menos de una hora y después ir a cotillear un rato con Shannon, la secretaria de Tribore le caía muy bien por alguna razón.

Primero aparto todas las cartas de los admiradores, esas se las daría a Shannon pues nadie en la empresa podía tener contacto personal con los modelos además de Tribore y ella. También estaban las solicitudes, así que reconsideró llevarle todo eso al final, de cualquier modo ella se hacía cargo de casi todo, y había una carta para Clarence de la junta directiva. El tipo raro de la junta directiva. No podía ser tan difícil, solo sería entrar, dejar la carta y salir.

Y así como lo había organizado, su turno comenzó sin ningún otro percance además del de Avocato. Se apresuro a llegar a las grandes puertas azules y tocó, ni muy fuerte ni muy suave, lo suficiente para ser escuchado.

– Pasé.

Entro y con una sonrisa amigable saludo– El correo! Hay una carta para el señor Clarence. –Dijo lo más amigable posible.

– Oh, pasa, pasa, es para mí.

Asintió y se acercó a dejarle la carta, para poder apresurarse a salir.– Espera. –Se detuvo por instinto y volteo a verlo.

– ¿Pasa algo señor Clarence? –Pregunto forzando una sonrisa lo mejor que pudo, tal vez su don era la actuación en realidad.

– Nada de eso, ven chico, sientate! –Le ánimo de forma amigable.

Se sentó en la silla que estaba hasta el frente mientras el pequeño y desagradable hombrecillo se acercaba a él, no entendía porque ese tipo era el único en la habitación y eso le molestaba.

– Toma un poco de té, recién lo prepare –Le dijo de forma amigable, y asquerosamente coqueta– Es importado.

El rubio miro la taza con desden, para sonreír y beber un poco, como mera formalidad nada más. Demasiado amargo para su gusto. No tenía ganas de charlar con él.

Una sonrisa siniestra le erizo la piel.

– Desde el instante en que te mire me di cuenta que eras especial –Comenzo a elogiarlo y él se removió nervioso en su lugar– Así que pensé que tal vez estarías interesado en una propuesta para ganar un poco más de dinero.

Call me "Daddy" (GaryCato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora