01

124 26 2
                                    

4 años antes

El cielo estaba oscuro, Jeongin se encontraba sentado cerca de la ventana de la sala para poder ver las estrellas que pintaban el cielo aquella noche. El departamento estaba en completo silencio y oscuridad, sólo su respiración se escuchaba y así le gustaba. Lo hacía sentir cómodo a pesar de estar mirando cada minuto el reloj en su muñeca.

Se rascó suavemente la nuca y soltó el aire que estaba reteniendo en sus pulmones. No sabía por qué se preocupaba, era consciente de la decisión que había tomado y era algo que podía, pero no quería cambiar. No a esas alturas.

Al fin y al cabo, Jisung se lo había dicho. Aún era un omega joven que cursaba el último año de secundaria, estaba en la mejor etapa de su vida y como todos los demás, debía ir a fiestas, hacer amigos y conseguir un novio.

No mentiría, la idea le causaba escalofríos y se ponía rígido de tan solo pensarlo, principalmente porque desde que era niño había sido una persona amante de la rutina y cualquier cambio mínimo lo alteraba, por muy conformista y aburrido que eso sonase.

La única persona con la que se llevaba bien era Jisung, su mejor amigo, quien luego de tanto insistir logró convencerlo de que no le vendría mal expandir su círculo social.

Fue por eso que aceptó cuando Jisung alegó haberle conseguido el alfa perfecto para una cita.

Debía admitirlo. Tener una cita con un completo extraño en una cafetería no sonaba para nada bien en su cabeza, sin embargo aquel alfa, Hyunjin, era amigo del novio de Jisung, así que no había nada de que preocuparse.

Lo que no sabía era que muy pronto se estaría arrepintiendo de haber aceptado. Habían pasado alrededor de dos horas de la fecha acordada para la cita y el alfa no daba la cara, quitándole las pocas ganas que tenía de conocerlo.

Fue cuestión de segundos para que el castaño sintiera su corazón salirse de su pecho al escuchar el timbre sonar. No cabía duda, se trataba de Hyunjin.

Intentó hacerle caso omiso, estaba decidido a ignorarlo hasta que se cansara y se fuera, pero el timbre era tocado varias veces y no le quedó de otra que ir.

Ya con el pulso a un ritmo más normal, se levantó del sillón, caminó hasta la puerta y la abrió.

Frente suyo había un alfa de estatura promedio, piel ligeramente bronceada, cabello azabache que caía a los lados de su rostro y algunos mechones rebeldes en su frente sumado a unos labios carnosos de color rosa y unos ojos almendrados que lo miraban con curiosidad.

Jeongin no sintió absolutamente nada al ver a Hyunjin por primera vez, pero debía admitir que su olor a eucalipto y café era algo embriagador.

El alfa decidió hablar para romper el silencio.

— Hola, soy Hyunjin — saludó con una sonrisa sin mostrar los dientes.

— Jeongin — dejó un espacio mientras pensaba lo siguiente que diría . — Qué gusto por fin conocerte.

— ¿Llegué tarde?

— Sólo dos horas y unos minutos, pero no te preocupes. Jisung me dijo que lo hacías siempre. — Se alzó de hombros.

— Sí, y Minho me dijo que no te gustaría, tan solo que se me olvidó.

¿De verdad? Genial.

— Bueno... — Se balanceó sobre sus talones — ¿Nos vamos?

— Sí, sí. Tengo ganas de un café... desde hace dos horas — recalcó esto último entre dientes mientras cerraba la puerta de su departamento con llave.

Caminaron por los pasillos del lugar y bajaron por el ascensor, un silencio extremadamente incómodo invadiendo el ambiente a cada momento.

Cuando salieron del viejo edificio rumbo a una cafetería no tan lejos de allí, Hyunjin se aclaró la garganta y habló, intuyendo que Jeongin no era de iniciar conversaciones.

— ¿Así que vives solo? — El omega asintió — ¿Hace cuánto conoces a Jisung?

— Desde que éramos niños.

— ¿Y a Minho?

— Hace poco.

— Conocí a Hansol desde que éramos niños. Ambos estudiamos gastronomía en la universidad de por aquí cerca — comentó el alfa creyendo que así Jeongin entraría en confianza, pero no fue así.

El castaño sólo caminaba en silencio con la mirada al frente, como si no hubiera nadie al lado suyo intentando charlar con él. No era que no tuviera algo que decir o comentar, sino que no quería hacerlo por el simple hecho de que no se sentía en confianza.

— Tengo veintiún años. ¿Qué me dices de ti?

— Tengo dieciocho.

— Entiendo, estás cerca de graduarte. ¿Qué tienes pensado hacer después?

— ¿Eso realmente importa?

Hyunjin suspiró.

— Así no llegaremos a ninguna parte. Tienes que abrirte un poco más.

Jeongin se volteó y vio los y gestos del azabache. Su mandíbula estaba rígida, su ceño medio fruncido y su mirada enfocada en la suya. Parecía como si realmente le importaran las pocas palabras que compartía con él, pero a Jeongin no podía importarle menos.

— Estoy bien así.

— Sabes que de eso se trata, ¿no? — preguntó — Ambos intercambiamos temas de conversación para que el ambiente no sea incómodo.

— La verdad, me parecía bastante cómodo hasta que empezaste a preguntar cosas — frunció los labios.

— De alguna forma hay que conocernos. ¿Qué esperabas?

Hyunjin comenzaba a alterarse y Jeongin lo notó gracias a sus feromonas, por lo que no tardó en sentirse cohibido y Hyunjin al notarlo, detuvo sus pasos e intentó calmarse antes de encararlo.

— No tenemos que hacer esto si no queremos, porque seamos honestos, te desagradé desde el momento en el que me viste — dijo el mayor.

— Eso no es cierto — mintió mirando por un segundo hacia otro lado.

— Lo es. Pero nuestros amigos lo arreglaron, así que les debemos...

— ¿Qué cosa? ¿Pasar horas hablando de trivialidades?

— Tienes razón, sería como si no estuviera hablando con nadie — bufó—. Es noche de sábado, así que iré a mi casa a divertirme y tú puedes hacer... lo que sea que hagas los sábados. Parece que te gusta leer. Quizás alimentar a los gatos que tengas de compañía — dijo esperando que se ofendiera.

— ¿Hablas en serio? Dios, no. — El menor sonrió soltando una risa incrédula — No sé en qué pensaban Minho y Jisung.

— Sí, yo tampoco.

Jeongin y Hyunjin se miraron una última vez con indiferencia y cada uno se dio la vuelta para seguir su camino, dejando atrás los planes que tenían para una cita antes de que esta se convirtiera en un momento más incómodo de lo que ya era para ambos.

Sin duda alguna todo había sido un desastre y Jeongin no podía estar más arrepentido de haber aceptado tener una cita con aquel alfa. Ahora sólo quería irse a dormir y tratar de olvidar lo que había pasado, convencido de que estaba bien y que no necesitaba conocer a otras personas sólo porque Jisung se lo pedía.

— Espero no tener que ver a ese alfa nunca más — murmuró para sí mismo al entrar en su departamento camino a su habitación.

Lástima que el destino tenía otros planes para ambos chicos que habían empezado con el pie izquierdo y una muy mala primera impresión el uno del otro.

De verdad que esta historia me fascina, es demasiado interesante y creo que les va a gustar mucho.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 08, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝗪𝗘'𝗥𝗘 𝗣𝗔𝗥𝗘𝗡𝗧𝗦 | h. hj + y. jgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora