Llego a casa después de estar toda la tarde realizando el taller dictado por el maestro. Me encuentro en la sala a mamá en una sesión del tarot, está leyendo las cartas a una señora. Ella practica brujería, no es un trabajo muy agradable a la vista de algunos, pero para nosotros es nuestro sustento... A veces ni le pagan.
Prefiero no molestarla y esperar a que termine.
A la sala entra Clérida, me mira de arriba a abajo inspeccionando con una mueca en su rostro. Intento no ponerle demasiada atención
— ¿Cómo te fue en la tarea? — pregunta de repente interesada
— Bien — Es lo único que respondo intentado por dar zanjada el inicio de conversación
— Te ves triste, ¿Qué ocurrió?—. Vaya, ahora está atenta a mi estado emocional
— Nada.
— ¿Segura?, Charlie me ha comentado lo que pasó en el colegio—. dirijo mi atención a ella. ¿En serio Charlie le ha dicho? — eres una pequeña zorra...— susurra, pero todos los presentes alcanzamos a oírla.
— Yo...no, ¿por qué lo dices?—. No entendía el porqué de sus palabras, no había hecho nada malo.
— Disculpe, ¿será que podemos seguir con esto después?— le pregunta mamá a su cliente y está asiente para luego salir. — ¿Que ocurre contigo Clérida? ¿Por qué le das ese trato?
—Lo que sucede es que has criado una pequeña perra. Eso es lo que pasa cuándo te encargas de hijos que no son tuyos.
Las lágrimas empiezan a caer por mis lágrimas. ¿No se supone que es mi madre?
— ¿Por qué me dices así?, ¡yo no he hecho nada malo!.
— ¡Es la verdad!, es lo que eres—. Es su única respuesta
— Me explican por favor —. Se quejaba mamá Isa, cansada de que no se le explicará nada. Pero ni yo sabía que era lo que pasaba.
—Si ya, hablen de una vez, no entiendo de que hablan.
—¡Tu no te metas! — . Me dirijo a quien sea que haya llegado. —¿Y tú desde hace cuanto estás ahí?—. Pregunto a Charlie que de un momento a otro se entrometio en nuestra conversación. Siempre llega de la nada y se mete en donde no lo llaman.
Me sonríe como angelito. —¿ Por que siempre que llego están discutiendo? — me evade con otra pregunta —. Vengo a . . .
— Charlie me informo que está de resbalosa insinunadose a sus amigos—. Da a entender.
Mamá me mira y luego niega decepcionada. Le ha creído a ella.
— No tendrás más permisos, de la casa al colegio, y del colegio a la casa. — Decreta—. Si sales, lo harás con Charlie—. Dicho esto, las dos mujeres se alejan.
— Le vas a creer a ella, cuatro palabras contra mi y me hunde—. Bufo y me recuesto sobre mi brazo aburrida.
Quisiera gritarle muchas cosas a Clérida, pero no puedo. Intente defenderme. Pero me es imposible y prefiero guardar silencio aque diga algo más y empeore todo.
— Bueenoo, yo venia a invitarte a jugar escondidas hoy en la noche. Pero creo creo no se va poder —. Como siempre, Charlie tan relajado y burlón en momentos de alta tensión.
— No, espera, si iré, no me aguanto más tiempo aquí —. Me paro de un salto y salgo a la calle con Charlie.
***
—¡ Siguiente ronda!.
— No, es hora del escondite.
Llevábamos toda la tarde jugando fútbol, esperando a que oscurecerá para jugar al escondite. Todo estábamos de acuerdo a que era mucho mejor a esa hora. Mamá no estaba de acuerdo, según ella era peligroso o podíamos llegar a ver cosas que nunca nos imaginamos. Ella era una especie de bruja no tan bruja, y había que creerle.
Aun así, teníamos el plan de jugar en la noche.
Éramos 10 chicos; 6 niñas y 4 niños, teníamos que estar bien contados, y vernos bien la cara para reconocernos en la oscuridad.
— Empieza Oscar. Tu llevaras la cuenta primero.
Este asiente y nos da la espalda apoyando su frente en el antebrazo y sostenido en la pared. Mientras todos salíamos a correr a escondernos en cualquier lugar.
Me alejo un poco, y corro hacia un jardín, no veo muy bien, así que me escondo detrás de un árbol. Voy mirando a mi alrededor, esta todo oscuro y no logro escuchar el conteo de Oscar.
Noto como alguien corre hacia una parte muy cerca a donde estoy. Es un niño; intento aclarar mi vista y este se esconde detrás de un barril de metal. Luego me mira solo alcanzo a ver sus ojos, son de color verde.
<<es lulo>>. Pienso
— uno, dos, por tres, encontré a Anyel —. Oscar al gritar muy cerca de mi, me hace sobresaltar asustandome.
Salgo de mi escondite rendida, eso me pasaba por no prestar atención.
Al llegar, noto 7 niños. Faltan 3. Al pasar unos cuantos minutos, ya solo falta mi hermano y Lulo. No es posible que me hubiera visto a mi y a el no. Me provocaba abrir la boca y decir en donde se encontraba.
Escucho como todos empiezan a gritar como de alegría y hacer barras, mi hermano esta corriendo y cada vez más se acerca para salvar patria y que Oscar vuelva a contar.
Finalmente lo hace.— Espero y te sepas los números hasta mil porque tendrás que volver a hacer el conteo.
— Siguiente ronda.
— No, esperen falta Lulo —. Los interrumpo, y ellos se miran, luego empiezan a reírse como si lo que les acabará de decir fuera gracioso.
— Anyel, Lulo hace rato lo encontré.
— Si, acá estoy — el niño de ojos verdes y cabello rubio rizado aparece frente a mi. Y lo miro confundida
— Si Lulo esta acá, entonces quien es el niño que esta ahí frente a nosotros. — señaló frente a todos nosotros.
Hay un niño igual a lulo, parado mirándonos con expresión inhumana. Y divisadolo realmente, este estaba desnudo.
Todos retrocedemos asustados, no decimos palabra alguna, siento cosquillas en mi mandíbula y la lengua pesada. Luego de unos minutos de silencio y sin movimiento, sólo de respiraciones agitadas, el niño se marcha corriendo con una risa burlona haciendo que todos soltemos el aire por la boca, para respirar mejor.
—¿Eso.. eso acaso seria un demonio? — pregunto nerviosa y temblando.
— Creo que nos privó —. Es la respuesta que recibo
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Bay🦕
Yency 🦋
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TeamRowell[C- EBW]
Teen FictionNovela juvenil participativa en un concurso de historias- editorial blue whrite La única salida, es seguir avanzando. "Empezaré contado mi historia desde mis 11 años, hasta... la fecha que sea posible, no podré decidir por un futuro; este es incie...