Una Puerta

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Luffy sabía muchas cosas a su corta edad de 8 años y una de estas era que cuando comenzaba a hacer frío y a caer nieve y que cuando la aldea ponía decoraciones era porque la Navidad se acercaba y con esta venía Santa. ¡Luffy amaba a Santa! Sabía que era un señor misterioso que le traía regalos a todos los niños que se portaran bien aunque sea un pedazo de pastel o un chocolate. Luffy también sabía que era un buen niño porque Santa siempre le traía un regalo, a veces no era lo que pedía pero siempre cumplía y se disculpaba con trozos de carne por no poder cumplir sus deseos, entonces estaba bien, Luffy lo perdonaría, como cuando no le trajo su robot dinosaurio-samurai-astronauta que sacaba lasers y en cambio le dió muchos trozos de carne y unas galletas.

Esta navidad estaba sólo, Makino tenía mucho trabajo por unos viajeros que mandaron aviso de llegada y Shanks dijo hace unos meses que se iría y aunque Luffy trataba de aparentarlo es que se sentía sólo y triste, extrañaba a Shanks con todo su corazón y sabía que no podía molestar a Makino cuando estaba tan ocupada, así que Luffy decidió escribir su carta y esperar a que su deseo se cumpliera.

Luffy corrió al piso de arriba y cogió sus crayones y hojas de papel dispuesto a hacer la mejor carta de todas con un sólo deseo.

Una puerta.

Luffy pidió una puerta, la escribió con su mejor letra y grande, grande para que pueda verla y cada letra de un color diferente, para que tuviera el color favorito de Santa, también dibujó una gran puerta que abarcaba casi toda la hoja, por si aún no le quedaba claro.

Makino le preguntó, siempre le preguntaba por sus cartas entonces no se sorprendió cuando le cuestionó por su puerta. Luffy, claro no sabía qué era lo complicado de entender sobre su puerta, estaba clarísimo.

-Es para abrirla, ¿para qué otra cosa sería?

-Luffy, aquí hay muchas puertas que también se abren, ¿para qué quieres otra?

-Porque esta es una puerta misteriosa.

Luffy no dió más explicaciones y con una risa salió a jugar.

El día de navidad, claro, no había una puerta debajo del pequeño pino que adornaba el Bar, Luffy no lo notó, abrió cada puerta que estaba en el lugar, con cada una soltando un pequeño suspiro, al final fue a la puerta de la entrada, la última puerta que le faltaba checar. Luffy cerró sus ojos y Makino podía escucharlo murmurar "por favor, por favor, por favor." Tomó la perilla con ambas manos y al abrirla ahí estaba Shanks, llevaba en un brazo un saco con lo que parecían regalos y un gorrito rojo en su cabeza.

-Hola, Luffy.

-¡Shanks! - Luffy ignoró todo y saltó a los brazos del capitán, enredándose varias veces. -Mira Makino, mi deseo se cumplió.-

-¿Y cuál era tu deseo Luffy?- Preguntó el pelirrojo mientras Makino quitaba discretamente una carta de disculpa de debajo del pino.

-Pedí una puerta misteriosa que me llevara con mi papá y mira, ¡te trajo aquí cuando la abrí!

-Dahahahaha, si que lo hizo Luffy, te has de haber portado muy muy bien para recibir tremendo regalo.

-Mhmm Makino dice que no me debo de preocupar, porque soy muy muy muy buen niño y siempre voy a tener un regalo de Santa, siempre siempre.

-No lo dudo.- Dijo Shanks mientras le revolvía el cabello. 

Querido SantaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora